Lágrimas dulces, que ocultas estaban, sin poder liberarme del tirano opresor. El dictador, eclipsaba la luz de mis días; ustedes llegaron para sanarme y mejorar mi horizonte.

Lágrimas dulces, que evocan una gran belleza, afortunado todo aquel que recibe su visita; porque renuevan el espíritu y le otorgan emancipación al esclavo de la oscuridad.

Lágrimas dulces, parecidas a gotas de rocío; refrescan el alma, agudizan los sentidos, despejan la mente de las oscuras tinieblas que impiden ver la belleza de la vida.

Lágrimas dulces, cuán difícil resulta vivir sin ustedes. No se vuelvan a tardar en llegar. Me asfixiaba de dolor, necesitaba que me liberaran; cuál tesoro escondido estaban ocultas dentro de mí, sin poder salir.

Lágrimas dulces, evocaron un llanto apoteósico. Me dejaron sin aliento y con un cansancio extenuante, pero libre de la agonía que me abrumaba con ahínco y sin compasión.

Lágrimas dulces, cómo no quererlas; ustedes son el bálsamo que anula, un gran tormento destructor.