^{Imagen creada en Wombo.art - Libre de uso comercial bajo atribución. - Imagen editada mediante PowerPoint}

En un viaje por unas carreteras que no suelen transitar, un grupo de amigos se lamenta por desviarse de la ruta usual. Surge el hambre. Luego de un par de horas de acalorada discusión, aparece en el camino un extraño restaurant. No había más opción. Las vacaciones de fin de semana de este grupo de veinteañeros, casi treinta, han empezado de una manera poco convencional.

Cena inesperada en un extraño recinto

Todos ordenan pollo frito, el plato predominante del menú. El único plato, en realidad, con diferentes presentaciones. La chica más reservada del grupo, una bióloga apasionada por la naturaleza, nota algo raro en la comida. Ya de por sí el aroma del ambiente se notaba un poco diferente al que suele expedir el pollo en las freidoras. Pero el hambre era ya más fuerte que cualquier pensamiento lógico.

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Todos comían frenéticamente, pero nuestra bióloga no podía parar de mirar su comida y pensar: "estas piezas de pollo tienen formas un poco extrañas, distintas a las de un pollo normal, con huesos que no deberían estar allí o vertebras diferentes...". Ella decide comunicarlo a sus amigos, pero estos no les dan mucha importancia a sus palabras. Tras un par de minutos pensativa, decide darles la razón. "Quizás no sea nada y solo se trata de una manera distinta de prepararlo y cocinarlo", pensó ella. Pero ella se ha sentido algo incomoda durante todo el rato, como un presentimiento de algo por suceder.

Buscando un poco de soledad y respiro, nuestra protagonista se dirige al baño del restaurant. Es un espacio un poco tétrico, extraño y gris. Al mirarse al espejo nota que algo se mueve en la pared de atrás, quizás tratándose de un gecko o insecto. Nada raro, por ahora, pero por accidente descubre un pequeño orificio en la pared por el cual ella asoma su vista. Logra visualizar un cuarto semi-oscuro, con cosas moviéndose dentro, animales del tamaño de un perro, de los cuales ella no logra determinar su forma con exactitud. Se apoya en la pared tratando de vislumbrar que criaturas se encuentran allí, moviéndose aparentemente en círculos, en torno al centro del recinto donde se encuentran.

Repentinamente, la pared cede ante el apoyo en ella tras varios minutos de observación. Era una pared antigua, debilitada por el paso del tiempo y la humedad. Se ha resquebrajado y nuestra bióloga cae hacia adelante junto a los escombros, al mismo tiempo que, desde el suelo, levanta su mirada para ver como poco a poco la luz del baño empieza a aclarar la forma de estas extrañas criaturas. No eran perros. Ella no había visto nada similar antes, eran de un color muy oscuro, tenían extremidades de ave y rasgos de otros animales, pero si algo notó nuestra bióloga es que andaban en cuatro patas, al menos en ese momento.

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Las criaturas miraron con cierta sorpresa lo que acababa de ocurrir con la pared del recinto. Estaban allí siendo almacenadas para servir de alimento al restaurant. Había una puerta cerrada con candados, clara señal de que nadie debía enterarse de aquello. Ella, aún en el suelo, y aún sorprendida por la situación, miró el suelo de aquel cuarto oscuro, y notó huesos de pollo por todo el lugar. Estas criaturas estaban siendo alimentadas con pollos. Y también notó sus ojos pequeños y grandes pupilas, señal de que prefieren lugares oscuros, tal como los murciélagos, y por alguna razón pasan el tiempo corriendo en círculos.

Al comprender la totalidad de la situación, y con las criaturas entrando en nervios por los acontecimientos recientes y la repentina luz que entró al sitio, nuestra bióloga intentó ponerse de pie y correr con todas sus fuerzas hacia la puerta del baño.

Sus amigos empezaron a notar su ausencia, por lo que, preocupados, fueron todos a buscarla al pequeño pasillo donde se encuentran los baños de hombres y mujeres. Notaron que el baño de mujeres estaba cerrado con candado y llave, y había un cartel que decía "Dañado. En mantenimiento". La dueña del lugar los convenció de que ella se había ido por la puerta de atrás del restaurant, aparentemente angustiada y triste. Ellos pensaron que, tras su comportamiento en la mesa, quizás se sentía enferma y se dirigió al auto, por lo que fueron allí a buscarla.

Hasta el día de hoy no se sabe que sucedió con ella, pero es probable que las criaturas no hayan comido pollo aquel día.

Inspirado en hechos reales. Perdón, inspirado en un día cualquiera comiendo pollo frito, viendo con curiosidad la forma extraña de una de las piezas de pollo, la cual no reconocía. A veces las ideas vienen de algo muy simple...

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On a trip along roads they don't usually travel, a group of friends regrets deviating from the usual route. Hunger sets in. After a couple of hours of heated discussion, a strange restaurant appears on the road. There was no other choice. The weekend vacation of this group of twenty-somethings, almost thirty, has started in an unconventional way.

Unexpected dinner in a strange place

Everyone orders fried chicken, the predominant dish on the menu. The only dish, in fact, with different presentations. The most quiet girl in the group, a biologist with a passion for nature, notices something strange about the food. Already the aroma of the atmosphere was a little different from that of the chicken in the fryers. But hunger was already stronger than any logical thought.

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Everyone ate frenetically, but our biologist couldn't stop looking at her food and thinking: "these chicken pieces have strange shapes, different from those of a normal chicken, with bones that shouldn't be there or different vertebrae". She decides to tell her friends, but they don't think much of her words. After a couple of thoughtful minutes, she decides to agree with them. "Maybe it's nothing and it's just a different way of preparing and cooking it", she thought. But she has been feeling a little uncomfortable all along, like a premonition of something about to happen.

Looking for a bit of solitude and respite, our protagonist goes to the restaurant's bathroom. It is a somewhat gloomy, strange and gray space. As she looks in the mirror, she notices something moving on the back wall, perhaps a gecko or insect. Nothing unusual, for now, but by accident she discovers a small hole in the wall through which she peers. She manages to visualize a semi-dark room, with things moving inside, animals the size of dogs, whose shape she cannot determine exactly. She leans against the wall trying to glimpse what creatures are there, apparently moving in circles around the center of the room where they are.

Suddenly, the wall collapses as she leans against it after several minutes of observation. It was an old wall, weakened by the passage of time and humidity. It has cracked and our biologist falls forward next to the rubble, at the same time that, from the ground, she raises her gaze to see how little by little the light from the bathroom begins to clarify the shape of these strange creatures. They were not dogs. She had not seen anything similar before, they were of a very dark color, had bird limbs and features of other animals, but if anything our biologist noticed is that they walked on four legs, at least at that moment.

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The creatures looked with some surprise at what had just happened to the wall of the enclosure. They were there being stored to serve as food for the restaurant. There was a padlocked door, a clear sign that no one was to know about it. She, still on the floor, and still surprised by the situation, looked at the floor of that dark room, and noticed chicken bones all over the place. These creatures were being fed with chickens. And she also noticed their small eyes and large pupils, a sign that they prefer dark places, just like bats, and for some reason spend their time running in circles.

Understanding the totality of the situation, and with the creatures becoming nervous about the recent events and the sudden light that entered the site, our biologist tried to stand up and run with all her forces to the bathroom door.

Her friends began to notice her absence, so, concerned, they all went looking for her in the small hallway where the men's and women's restrooms are located. They noticed that the women's bathroom was locked with a padlock, and there was a sign that reads "Damaged. Under maintenance." The owner of the place convinced them that she had left through the back door of the restaurant, apparently distressed and sad. They thought that, after her behavior at the table, perhaps she was feeling ill and headed for the car, so they went there to look for her.

To this day it is not known what happened to her, but it is likely that the creatures did not eat chicken that day.

Inspired by real events. Sorry, inspired by an ordinary day eating fried chicken, seeing with curiosity the strange shape of one of the chicken pieces, which I didn't recognize. Sometimes ideas come from something very simple...

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_{Translated to English language with the help of DeepL.com}

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