Cuando me reuno con la pequeña Cristina

Recuerdo cuando era una niña, yo anhelaba primero ser una joven de 15 años y luego al crecer un poquito más, lo que quería era ser adulta, de hecho parte de mis juegos era simular que tenía una oficina, y muchas cosas pendientes por hacer, ahora que lo pienso me da risa, todo era maravilloso desde mi percepción infantil, ser adulto no es malo, pero creo que la niñez es la mejor etapa de la vida y tontamente al no ser maduros y desconocer toda la responsabilidad y demás accesorios que vienen con la edad adulta anhelamos llegar rápidamente a ella.

Ahora bien, en cuanto a mi conexión con mi niña interna o si tengo una niña interna, sí, la tengo y me conecto con ella de manera muy natural, a diario y lo disfruto, viene de manera espontánea a momentos y lo gozo, por ejemplo me gusta de vez en cuando dar bailes locos y reírme de ellos y no me da pena hacerlo delante de mi esposo o hijo quienes optan por reírse de mis locuras o bromear acerca de las mismas o se unen a mis locuras.

De la misma manera, agradezco que este par sea así conmigo, ya que tuve una experiencia desagradable con alguien con quien salía y fue uno de los detonantes para alejarme de esa persona, por el hecho de que sentí que no me aceptaba tal cual soy, yo suelo de vez en cuando hablar de manera infantil para dirigirme a ciertas personas o a mis gatos, sobre todo si son personajes de mi agrado.

Resultó ser que este señor me trato de manera muy fea o mejor dicho, se convertía en un patán cada vez que yo le hablaba así, me decía que parecía una tonta y demás, así que simplemente me aleje.

Para mí, conectarse con nuestro niño interior es reír a carcajadas por todo o por cosas simples, sencillas que tienes delante de ti o que traes a tu memoria, además de que afortunadamente cuento con un hijo y una pareja que me permiten y se permiten disfrutar y dejar fluir a su niño interior muchas, pero muchas veces, los tres nos permitimos reír y jugar como niños en familia, eso me hace sentir bien y feliz, porque todos nos amamos y nos aceptamos tal cual somos, sin burlas sin humillaciones, pero sobre todo con amor.

Por otro lado, desde que tengo uso de razón me he destacado por ser no digamos que inocente más bien ingenua, al creer mucho en quienes me rodean lo que muchas veces me ha hecho o mejor dicho convertido en la víctima de algunos más vivos que yo, ahora trato de ser más prudente, no desconfiada, pero sí prudente, pero me gusta dejar que mi inocencia todavía me permita sorprenderme con las cosas simples, como el ver las flores en su proceso de ir abriendo poco a poco o ver los pájaros, los insectos que me rodean o a mis gatos con sus locuras que raras veces terminan.

Terminando, creo firmemente es que es completamente sano y hasta necesario, no perder ese niño interior, y disfrutar de él sin importar el que dirán, obviamente todo tiene su momento, lugar y hasta la persona o personas correctas para darle rienda suelta, pero si es sano, normal y hasta necesario darle rienda suelta y nutrir ese niño interno, es algo que nos brinda de muchas maneras bienestar, pues nos permite reír y revivir momentos gratos. Así culmina mi participación en la iniciativa Ser como niños