[ESP-ENG] El ultimo alarde // The last boast

El último alarde

_{Ascendiendo hacia la eternidad.}

He escalado muchas montañas a lo largo de mi vida, creo que desde los doce años, pero aparentemente esta es la última. La más alta, la más difícil, la más hermosa de todas. La que me ha llevado al límite de mis fuerzas, de mi voluntad, de mi esperanza.

En el fondo sé que no descenderé de aquí. Sé que este es el final de mi viaje. Que mi cuerpo no resistirá mucho más. ¡Que la maldita enfermedad que arrastro me ha vencido! Pero no me importa. He venido a despedirme de las maravillas del mundo, a contemplar de nuevo su belleza, a sentir de nuevo su grandeza y experimentar que soy libre.

Mientras asciendo por la garganta de este cañón, repaso mi vida en mi cabeza. Recuerdo todos los momentos felices, también los tristes, los éxitos, fracasos, los amores y el despecho.

Recuerdo a cada una de las personas que me han acompañado, que me han enseñado, que me han querido. Recuerdo mis sueños, mis pasiones, mis ilusiones.

No me arrepiento de nada. A mis cincuenta y cinco años, he vivido intensamente, he aprovechado cada oportunidad que la vida me ha ofrecido, he dado lo mejor de mí. He cometido errores, he sufrido decepciones, he causado daño. Pero he aprendido, he perdonado y he pedido perdón.

Ahora, puedo mirar al cielo y dar gracias por lo que me ha dado, por todo lo que me ha quitado, por todo lo que me ha enseñado. Agradecer a la naturaleza, su belleza, su sabiduría, su generosidad. Agradecer a Dios, al destino, al azar, por permitirme existir, por darme un propósito, por guiarme hasta aquí.

Sé que mi esposa, mi hijo y mi familia pensarán que al final fui un egoísta de mierda por negarme a quedarme en casa con ellos, esperando como hace un deshauciado en una cama rodeado de gente con caras largas y con los ojos hinchados. Pero un hombre siempre decide cómo quiere terminar su camino, y yo no quería acabar así, porque odiaría que eso hubiera pasado, odiaría ver sus caras de pena y angustia por no poder ayudarme. Así que organicé todo mi patrimonio, y aunque piensen que soy egoísta, si pasé tiempo con cada uno, ahora me toca despedirme de este mundo a mi manera.

He llegado a la cima de esta montaña rocosa. Y siento que me ahogo, mis miembros están medio dormidos, mi pecho parece arder y mis sienes parecen querer explotar. Pero noto cómo el sol se pone, tiñendo el cielo de rojo, naranja y violeta. Estoy muy cansado, es irónico, siempre trabajé para tener músculos, un cuerpo tonificado, resistente y es inútil en este momento.

No puedo más, no puedo evitar caer de rodillas.

El viento me acaricia la cara, me susurra al oído, me abraza el alma. El silencio me envuelve, me calma, me llena. Cierro los ojos, respiro profundamente. Siento algo indescriptible, una alegría inmensa, una plenitud absoluta. Sé que ha llegado el momento. Que la historia que estoy contando está por culminar.

Abro los ojos, miro al horizonte, sonrío, veo tanta belleza junta, el mar, el cielo, kilómetros de hectáreas verdes, pájaros volando sobre mí. Me despido con la mano, con la voz, con el corazón. Y me dejo caer. Me dejo llevar. Me dejo ser. Hay silencio, oscuridad, ya no siento dolor, tengo paz.

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