[ESP-ENG] ¿Quién es Alaia? // Who is Alaia?

—Sr. Anderson, ¿conoce usted a esta persona de la foto?

Qué puedo decir que no me involucre más de lo que ya parece comandante, supongo que en mi caso no tenía otras opciones. Apuesto a que pocos conocen la sensación de no pertenecer a ningún lado y por más que batallamos para cambiarlo, no congeniamos con la familia o los amigos, literalmente nos sentimos inútiles, invisibles, a mí me pasaba todo el tiempo. Ahora ya no, aunque mi situación actual es jodida.

Antes de todo este desastre, había días que simplemente no me resultaba apetecible levantarme de la cama, pero tenía en el pecho la presión de hacerlo e ir a trabajar para costear los estudios y la manutención de mi hermana, además mi abuela necesitaba sus medicinas. Sí, somos huérfanos gracias a mi padre que no pudo soportar la muerte de mi madre y la única solución que encontró fue subir ese mismo día al noveno piso del hospital y saltar sin pensar en nosotros.

Desde entonces mi existencia se transformó en algo inusual, era como vagar, dejarse empujar por el viento sin tener miedo de a dónde podía encaminarme. De hecho, había días en los que salía de casa muy temprano y me sentaba en las escaleras de la plaza esperando a que abriera el banco donde trabajo, bueno, trabajaba hasta hoy. Mientras, escuchaba música y permanecía en mi propio universo, a la expectativa no de un milagro, sino de que ocurriera algo diferente que lo pusiera todo patas arriba.

¿Y qué crees que pasó? Sí, alguien apareció cuando estaba inmerso en la melodía de una música que me encanta, de repente tocaron mi hombro y me vi obligado a abrir los ojos bruscamente, vi unos bonitos labios moviéndose, pero no entendí, segundos después recordé que tenía que quitarme los auriculares de los oídos.

—Hola, lo siento, tenía la música muy alta, no pude escuchar lo que decías.
—Dije Hola, ¿podría ayudarme con una dirección?
—Oh, sí, por supuesto.

No sé qué demonios me pasó, pero sentí que flotaba con oír aquella voz tranquila y hermosa. Me volví torpe, caí rendido ante su sonrisa; sin embargo, disimule, y por azares del destino, la dirección que buscaba terminó siendo el banco donde yo trabajaba. Incluso ese día fui yo quien le atendió y abrió su nueva cuenta bancaria, luego volvió con la excusa de regalarme un dulce e intercambiamos números telefónicos y comenzamos a chatear. En mi caso usaba el correo electrónico en horario de trabajo para que no me llamaran la atención.

Ella se volvió importante, nos hicimos buenos amigos y nació un motivo más para sonreír y levantarme de la cama con la mejor actitud, fue sorprendente estar tan vivo que empecé a hacer cosas que nunca imaginé, el trabajo se volvió liviano, mi rostro cambió, ser social volvió a ser fácil, entendí que la depresión, la ansiedad se esfumaron y volví a ser el niño cariñoso que abrazaba a sus seres queridos que sonreía y disfrutaba caminar con la gente.

Todo lo que dije arriba comandante es lo único que importa, es la respuesta a tu tonta pregunta, estoy solo en esto, nadie me obligó a perpetrar el delito, ni a formar parte de ningún plan, lo que hice fue aprovecharme de que conozco perfectamente las instalaciones y cada uno de los mecanismos de seguridad. Además, yo tenía la tarjeta de acceso a las cajas.

Me di cuenta de que ser feliz no es suficiente cuando se tienen necesidades económicas, no vi mal llevarme una parte del préstamo que me negaron durante tantos años, aunque conseguir dinero de forma rápida y fácil no era la solución, consideré justo cambiar la vida de toda mi gente, esa es la razón de mis actos y me parece injusto una orden de busca y captura contra ella cuando me tienen aquí confesando que fui yo.

Señor Anderson, usted se desvió bastante de la pregunta que le hice. Le informo que esta persona de la foto tiene un jugoso prontuario en delitos como extorsión, robo, entre otras cosas. En cambio, el suyo está limpio, podríamos llegar a un acuerdo si, nos ayuda a encontrar a los verdaderos culpables porque sabe qué, creo que usted no es más que una víctima que otras mentes utilizaron para que les hiciera el trabajo sucio. Contésteme algo, señor Anderson.

—¿De verdad sabes quién es Alaia?
—Es la chica que me gusta.