La desesperanza llega a mi vida. Los ataques de ansiedad alimentan mi depresión. El ser humano es complejo lo mires por donde lo mires. Todas las etapas de la vida pueden ser difíciles, pero siempre hay una en la que podemos quedar atrapados, sin salida aparente.

No estoy haciendo afirmaciones, ni me dirijo a ti, sino a mí mismo. La vida me sigue dando lecciones y de cada una de ellas sigo aprendiendo. Ha llegado mi momento, el momento de aceptar esta nueva transformación, pero aceptar es aprender a soltar.

Aprender a soltar tanto sentimentalismo, tantas angustias, tanta nostalgia y añoranza, es necesario en esta nueva etapa. Debo aprender a vivir sin tantos reproches y negativas, aprender a decir que mi felicidad no está con los demás sino en mí mismo.

La vejez no viene sola, eso lo decimos todos. Viene con dolores, penas, aflicciones, desesperaciones... viene con pensamientos intensos. Los años de la vejez no perdonan. No perdonan los errores, los fracasos, ni las acciones que para uno mismo han supuesto un sacrificio pero no para los demás.

Sentirse viejo es sentir el alma apagada. Cuando el alma se apaga, no es que muera la vida, sino que muere el deseo de vivir. En los años de la vejez, sentirse incomprendido es preguntarse, por ejemplo, ¿qué hago aquí si soy invisible a los ojos del mundo?

El mundo es ese lugar que has construido junto a otros. La familia, los hijos, los nietos, los amigos. No quieres que ese mundo sólido se rompa, sino que se mantenga firme, fuerte, fortificado en los buenos y en los malos momentos.

Ese supuesto mundo perfecto es simplemente una idea, una intención de mantener vivo todo sentimiento positivo. Ese mundo se diseña a menudo con la falsa idea de creer: que éste será el paso a la felicidad eterna.

De alguna manera, me encuentro deseando asegurar mi vejez manteniendo en llamas la ilusión de estar rodeado de personas con sus ojos puestos en mí, cuidando una pequeña parte de mi vida, algunas de mis necesidades y sobre todo, con la intención de cuidarme y no herir mis emociones.

Pero, debo decirme que cuando este mundo se derrumba no es porque haya construido sobre cimientos débiles, sino sobre ideas erróneas de una falsa felicidad que dejé en manos de otros cuando siempre la he tenido en las mías.

Estas son las afirmaciones en mi vida que hoy me permiten vivir con libertad.

ENGLISH

Old Age Affirmations

Hopelessness comes into my life. Anxiety attacks fuel my depression. The human being is complex wherever you want to look at it. Every stage of life can be difficult but there is always one of them where we can be trapped, with no apparent way out.

I am not making claims, nor am I talking to you, but to myself. Life keeps giving me lessons and from each of them I continue to learn. My time has come, the time to accept this new transformation, but to accept is to learn to let go.

Learning to let go of so much sentimentality, so many anxieties, so much nostalgia and longing, is necessary in this new stage. I must learn to live without so many reproaches and negatives, learn to say that my happiness is not with others but in myself.

Old age does not come alone, so we all say. It comes with pains, sorrows, afflictions, despairs... it comes with intense thoughts. The years of old age do not forgive. They do not forgive mistakes, failures, or actions that have been a sacrifice for oneself but not for others.

To feel old is to feel the soul extinguished. When the soul is extinguished, it is not that life dies, but the desire to live dies. In the years of old age, to feel misunderstood is to ask, for example, what am I doing here if I am invisible in the eyes of the world?

The world is that place that you built together with others. Family, children, grandchildren, friends. You do not want this solid world to be broken, but to remain firm, strong, fortified in good times and bad.

That supposed perfect world is simply an idea, an intention to keep alive every positive feeling. That world is often designed with the false idea of believing: this one will be the pass to eternal happiness.

Somehow, I find myself wishing to secure my old age by keeping in burning flames the illusion of being surrounded by people with their eyes on me, looking after a small part of my life, some of my needs and above all, with the intention of taking care of me and not hurting my emotions.

But, I must tell myself that when this world collapses it is not because I built on weak foundations, but on erroneous ideas of a false happiness that I left in the hands of others when I have always had it in my own.

These are the affirmations in my life that today allow me to live with freedom.