Cuando la adversidad salvó sus vidas

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El viento golpeaba su rostro con tanta violencia que sentía como si imperceptibles partículas de hielo le cortaran la piel. Miró a Sebastián solo porque sí, y lo vio luchando contra la fría ráfaga al igual que ella.

No estaban muy arriba, de hecho no habían llegado ni a la mitad de altura que se habían propuesto, pero el tiempo estaba jugándoles una pésima pasada.

Hacía diez horas que caminaban sin parar y dos horas que estaban atravesando aquella furia de la naturaleza. Sabían que muy cerca había un refugio, pero el entorno estaba blanco y no podían ver a más de pocos metros de distancia de donde estaban ellos.

Lorena empezó a entrar en pánico, y con desesperación se acercó a Sebastián para encontrar consuelo. Cuando el chico giró su rostro hacia ella, Lorena vio que sus labios lucían violeta tras la fina capa de hielo que se había formado en su boca. Y entonces, así como quien mira un espejo, la chica intentó mover sus labios, sospechando que lucían tan congelados como los de él, pero no tuvo éxito.

No pudo sentir las lágrimas en su rostro, pero supo inmediatamente que estaba llorando porque sintió ese cosquilleo en los ojos que indican que el alma va a manifestar sus dolores. Estaban muriendo, estaban congelándose, estaban a punto de caer.

Lorena sintió cómo sus rodillas se doblaban involuntariamente y se dejó caer al piso. Llevó su cabeza hacia la nieve como si ignorara por completo lo congelada que estaba y quedó allí, como un religioso que se inclina para hacer el más grande de los pedidos a su Dios.

Sebastián la miró y pudo ver cómo su cuerpo se estremecía en pequeños espasmos, por lo que supo que Lorena estaba llorando desconsoladamente. Se agachó para alcanzarla y levantarla del piso, pero tenía las manos tan congeladas que no pudo.

Por un momento, sintió deseos de hacer lo mismo que ella, simplemente tirarse allí a orar o quizás a entregarse a la suerte de que la naturaleza pusiera una pausa a su furia. Pero de alguna manera sabía que eso no ocurriría, y que darle una chance a la naturaleza resultaría más probablemente en su muerte que en un cese del viento.

Una fuerza interna lo impulsó a levantar a Lorena, y con un tono de voz totalmente decidido, le dijo: VAMOS.

Sebastián siempre había sido el laxo, el fácil de manejar, el que no tomaba las decisiones no porque estuviese controlado, sino porque no le interesaba elegir cuál sería el próximo paso, el solo vivía por inercia.

En cambio Lorena siempre decidía, ella siempre quería hacer esto o aquello, no existían en su vida los momentos carentes de intención, sino que todo lo que hacía tenía un objetivo o deseo muy concreto de fondo. Por eso Sebastián no podía creer ver a su novia tirada allí, como tampoco pudo saber de dónde salió aquella fuerza para tomar la decisión incuestionable de seguir adelante.

Lorena, al escucharlo, reaccionó. Pues ella tampoco podía creer que fuese él quien estuviera levantándola. Elevó su rostro y sus ojos se cruzaron en una mirada que llevaba consigo una palabra: VIVIREMOS.

Lorena se levantó y con tanta fuerza de voluntad como pudieron, dieron un paso y otro, y luego otro. Y así caminaron no saben cuánto tiempo más. Lo cierto es que ambos, sin comunicárselo mutuamente, habían decidido olvidarse del viento, de la temperatura y del tramo que atravesaban. Obviaron cualquier obstáculo que pudiera existir, y enfocaron su atención en una sola cosa: LA VIDA.

El refugio se encontraba a doscientos metros de donde estaban ellos. Y ni bien llegaron allí, otros andinistas los recibieron cálidamente. Había una amable fogata encendida, y una gran olla de sopa los esperaba para cenar.

Los labios congelados de Lorena y Sebastián recuperaron sus sonrisas, y en cuanto sus cuerpos se tornaron cálidos nuevamente, se abrazaron tan fuerte como nunca, pues no solo habían encontrado el refugio, sino que habían aprendido una de las más bellas enseñanzas de sus vidas.

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MORALEJA:

Este cuento tiene dos enseñanzas muy concretas:

• A veces nos damos por vencidos cuando estamos muy cerca de la meta. Al recorrer caminos difíciles en la vida, empezamos a cansarnos y llegan momentos en los que sentimos miedos, entonces creemos que es mejor bajar los brazos. ¿Cuántas veces lo habremos hecho, no? Sin embargo, la mayoría de las veces, justo cuando nos sentimos más cansados o inseguros para seguir, es cuando más fuerza tenemos que tener, ya que posiblemente la meta se encuentre MUY cerca.

Como Lorena y Sebastián, ellos no daban más. Por el frío, por el viento, por el cansancio de haber estado caminando por tantas horas, pero si se dejaban caer (en su caso morir) justo ahí, hubiesen estado literalmente a 200 metros de vivir.

• La energía va hacia donde uno pone la atención. Es fácil poner la atención en lo que nos genera dolor, inseguridad, temor, porque es justamente lo que nos está haciendo reaccionar. Pero si en lugar de enfocarnos en eso miramos únicamente hacia donde queremos llegar, entonces los etímulos negativos pierden fuerza, porque aunque existan, vos mismo estás eligiendo no tomarlos, y en cambio aferrarte a eso que SÍ querés.

Como Lorena y Sebastián cuando deciden VIVIR. Ya no importaban las condiciones climáticas, ellos habían decidido vivir, y toda su energía fluía hacia ese objetivo.

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Espero que les haya gustado este escrito amigos! Es un placer compartir con ustedes en la comunidad de Writing Club, en la plataforma de Hive!

Muchas gracias por estar aquí!!

Que tengan un hermoso día!

Con cariño,

@belug

_{Banners diseñados por mi en Canva.}

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English

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When adversity saved their lives

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The wind hit her face so violently that she felt as if imperceptible particles of ice were cutting her skin. She looked at Sebastian just for the sake of it, and saw him struggling against the cold gust just as she was.

They were not very high up, in fact they had not even reached half the altitude they had set out to reach, but the weather was playing a terrible trick on them.

It had been ten hours that they had been walking without stopping and two hours that they had been crossing that fury of nature. They knew that there was a shelter nearby, but the surroundings were white and they could not see more than a few meters away from where they were.

Lorena began to panic, and in desperation she approached Sebastian to find comfort. When the boy turned his face towards her, Lorena saw that his lips looked violet behind the thin layer of ice that had formed on his mouth. And then, just like someone looking into a mirror, the girl tried to move her lips, suspecting that they looked as frozen as his, but she was unsuccessful.

She could not feel the tears on her face, but she knew immediately that she was crying because she felt that tingling in her eyes that indicates that the soul is about to manifest its pains. They were dying, they were freezing, they were about to fall.

Lorena felt her knees buckle involuntarily and she dropped to the ground. She brought her head down to the snow as if completely unaware of how frozen she was and lay there, like a religious man bending down to make the greatest of requests to his God.

Sebastian looked at her and could see her body shuddering in small spasms, so he knew Lorena was crying inconsolably. He bent down to reach down and lift her off the floor, but his hands were so frozen that he could not.

For a moment, he felt like doing the same thing she was doing, just lying there praying or perhaps surrendering to the fate of nature putting a pause to her fury. But somehow he knew that would not happen, and that giving nature a chance would more likely result in his death than a cessation of the wind.

An internal force compelled him to lift Lorena up, and in an utterly determined tone of voice, he said, LET'S GO.

Sebastian had always been the lax one, the easy to handle, the one who did not make decisions not because he was controlled, but because he was not interested in choosing what the next step would be, he just lived by inertia.

On the other hand, Lorena always decided, she always wanted to do this or that, there were no moments in her life without intention, but everything she did had a very concrete objective or desire in the background. That is why Sebastian could not believe seeing his girlfriend lying there, just as he could not know where that strength came from to make the unquestionable decision to go ahead.

Lorena, hearing him, reacted. For she too could not believe that he was the one who was lifting her up. He raised his face and their eyes met in a gaze that carried with it one word: WE WILL LIVE.

Lorena stood up and with as much willpower as they could muster, they took a step and another, and then another. And so they walked for they don't know how much longer. The truth is that both of them, without telling each other, had decided to forget about the wind, the temperature and the stretch they were crossing. They ignored any obstacle that might exist, and focused their attention on one thing: LIFE.

The refuge was located two hundred meters from where they were. And as soon as they arrived there, other climbers welcomed them warmly. There was a kindly fire burning, and a big pot of soup was waiting for dinner.

Lorena and Sebastian's frozen lips regained their smiles, and as soon as their bodies became warm again, they hugged each other as tightly as ever, for not only had they found shelter, but they had learned one of the most beautiful lessons of their lives.

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MORALE:

This story has two very specific lessons:

• Sometimes we give up when we are very close to the goal. As we travel difficult roads in life, we start to get tired and there come moments when we feel fear, so we think it is better to give up. How many times have we done it, right? However, most of the times, just when we feel more tired or insecure to continue, is when we have to have more strength, because possibly the goal is VERY close.

Like Lorena and Sebastian, they could not give more. Because of the cold, because of the wind, because of the tiredness of having been walking for so many hours, but if they let themselves fall (in their case die) right there, they would have been literally 200 meters away from living.

• Energy goes where you put your attention. It is easy to put the attention on what generates pain, insecurity, fear, because that is exactly what is making us react. But if instead of focusing on that, we look only to where we want to be, we look only to where we want to be.

Like Lorena and Sebastian when they decide to LIVE. No matter the weather conditions, they had decided to live, and all their energy was flowing towards that goal.

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I hope you liked this writing friends! It's a pleasure to share with you in the Writing Club community on the Hive platform!

Thank you so much for being here!

Have a great day!

With love,

@belug

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_{Banners designes on Canva by me.
Translated on DeepL.}