Divagaciones 087: "Silencios incómodos", por bonzopoe

La escritura creativa es algo orgánico, algo que no obedece a reglas, solo finge que les hace caso, y al final hace lo que quiere. Y eso es parte de lo maravilloso del hecho de escribir: el misterio, la incertidumbre y la sorpresa. De repente ya no sabes como continuar un texto que estaba fluyendo bien, y así como pasa con las personas, se establece un silencio incómodo, una pausa no deseada que te obliga a esperar.

Así como de repente una expresión o entonación inadecuada pueden de repente estropear una conversación, una palabra, frase o idea fuera de lugar en el desarrollo de un texto puede bloquear momentáneamente su desarrollo.

Esos silencios a veces resultan eternos, y por más que intentamos retomar el texto después, las cosas simplemente no fluyen. Pero la mayoría de las veces, con una buena dosis de paciencia y un sano desapego a lo escrito, los textos pueden recular lo que sea necesario, e incluso cambiar un poco su adn, en pos de una conclusión.

Aquí, no forzar las cosas es imperativo. Darle su tiempo al tiempo, como decía mi abuela, es clave, y sobre todo saber escuchar, tener la humildad de no aferrarte a lo ya hecho, y estar atento a lo que te dice el texto, saber interpretar que rumbo quiere tomar, y ayudarle a conseguirlo.

Al final las historias se escriben casi solas si las dejamos. A veces hay que dejar reposar las letras para que estas mejoren su sabor o las ideas se sedimenten. Por eso es sano saber cuando presionar y cuando detenerse al escribir. Porque a veces no escribir es tan importante como hacerlo.

Las pausas, a veces más que desafortunadas, son deseables, y puede convertir una uva insulsa en un vino exquisito. Pero para ello hay que saber esperar, hay que saber no escribir, y no forzar las palabras cuando no hay nada que decir, o no es el momento para ello.

Para escribir bien hay que saber manejar los silencios, las pausas. Tanto las cómodas como las incómodas. Tanto las inoportunas como las deseadas. Tanto las eternas como aquellas que apenan dan solo dos respiros de vida.

Los silencios incómodos pueden ser nuestros aliados si los dejamos, si les permitimos ser y los aceptamos como lo que son: pausas inevitables y hasta necesarias. Y hay que aprender a vivir con la incomodidad de su presencia, una nacida más de nuestra impaciencia que de su naturaleza. Lograrlo nos puede hacer mejores escritores, e incluso mejores personas.

El tiempo es relativo, aunque el acelerado mundo en que vivimos nos quiera hacer creer lo contrario, y hay cosa que hay que cocer a fuego lento para que adquieran su mejor sabor, y eso aplica también a mucho textos que se benefician del tiempo para transmitir mejor su mensaje.

Aprendamos a darle su tiempo a lo que escribimos, aceptemos las pausas y silencios que se nos presenten durante su concepción y démosles el valor que merecen, ya verán que eso les hará escribir mejor. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.