Divagaciones 110: "Las pelotas negras. La escritura como revelación", por bonzopoe

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Leo 'La casa del padre' del escritor español Karmele Jaio, que trata, al menos al principio (que es lo que llevo leído), sobre su bloqueo escritor, y en el plantea una idea que se me ha impregnado como la humedad, el teme que su bloqueo se deba a alguna cuestión neurológica o de salud en general, pero los estudios que le hacen no arrojan nada, y le piden que regrese en seis meses para un nuevo chequeo.

Es aquí, donde entre quejas sobre los doctores, plantea que en seis meses podría ya estar muerto, o que la canica o posible tumor que crece en su cerebro ya sería una pelota de ping pong, o peor aún, una pelota negra como las que lanza la policía y a las que tanto miedo ha tenido siempre por el pasado activista de su hermana mayor.

Llama la atención la fijación que tiene, y que fundamenta aferradamente basándose en cuestiones familiares, de que su falta de creatividad se debe a factores ajenos a su control, no asumiendo así la responsabilidad por su situación, y evitando ser parte activa de su solución, victimizándose de paso en el proceso.

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Esto me hizo pensar en las pelotas negras de mi vida pasada, que ahora puedo reconocer fácilmente, pero me hizo sobre todo preguntarme si habrá pelotas negras en mi presente de las que no soy plenamente consciente. Y es muy probable que si, porque somos humanos, y siempre es más fácil echarle la culpa de nuestros problemas a todo, menos a nosotros mismos.

Pocas cosas más difíciles que la honestidad cruda con uno mismo, y reconocer la parte de culpa que nos toca, y que no suele ser menor, en las cosas que nos aquejan o que nos frenan más de lo que quisiéramos. Pareciera que a la par que tenemos cada vez más cosas a nuestro alcance, gracias principalmente a la tecnología, más nos alejamos de lo más importante: nosotros mismos.

Hoy se habla mucho de que ir a terapia es parte de la canasta básica, lo que me da gusto por aquellos que realmente le sacan provecho. Pero no puedo evitar pensar que así como es un indicativo de que la vida hoy día, es más difícil que antes, lo que considero un hecho irrefutable, también nos habla de una creciente incapacidad de nuestra parte para enfrentarla.

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Esto, como todo, es algo multicausal, y nos ha convertido en una generación que batalla mucho para seguirle el ritmo a lo que nos demanda la vida en general, y es que hoy, como nunca antes, las cosas cambian más rápido de lo que podemos adaptarnos a ellas, y no hemos tenido tiempo todavía de analizar como nos impacta cierta tecnología, cuando otra, todavía más avanzada, la sustituye.

En lo que son peras o manzanas, tenemos que seguir jalando para adelante adaptándonos a ella, y es aquí donde todo lo que pueda sumar para lograrlo ayuda, incluido ir a terapia. En este contexto descubrir nuestras pelotas negras puede ser difícil, pero es necesario, porque si bien vivimos un tiempo muy complejo, no podemos achacarle a el toda la culpa de nuestros problemas.

Descubrir nuestras pelotas negras es el primer paso para poder superar lo que significan, ya sea que lo hagamos solos, o con el apoyo de amigos, familia, y/o terapia. Y escribir es una manera de hacerlo, de acercarnos a ellas, rodearlas sin que se den cuentas, y después de cercarlas con mucha paciencia, lanzarse sobre ellas y no dejarlas escapar.

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Cuando uno escribe todo sale, ya sea conscientemente o no, siempre hay un porque que sale aunque uno no quiera, como ese gemido que tratamos de atrapar hacia adentro con los labios, cuando en la intimidad decimos no a algo que nunca hemos hecho antes porque nos da miedo a la vez que nos atrae, y luego nos negamos a reconocer que lo disfrutamos para no sentirnos sucios y/o culpables.

Por eso escribir es peligroso, porque mucha veces es como quitarle piedritas a una presa, sin estar conscientes de todo lo que contiene, y lo que puede provocar si se desborda. Pero a veces eso es también justo lo que necesitamos, desbordarnos, auto-purificándonos en el proceso. Dejar que el agua se lleve todo, para entonces poder comenzar de nuevo.

Dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, así que empecemos por, con toda humildad, mirarnos al espejo para reconocer nuestra limitaciones, o nunca seremos capaces de construir mejores versiones de nosotros. Puede que duela. Puede que no sea sencillo. Pero es necesario. Y la literatura puede ser de gran ayuda para ello.

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Es cierto que puede revelar cosas de nosotros mismos que desconocíamos, pero no todas estas son malas, también están ahí ocultas dentro nuestro muchas fortalezas de las que no somos conscientes, y que a vece se hacen presentes en los momento más inesperados. Escribir, crear, dejar volar nuestra imaginación puede ayudar a revelarlas, y hacerlas nuestras aliadas en la mejora permanente de nuestro ser.

Para lograrlo solo hay perder el miedo y atreverse a dejarse llevar por lo que tecleen nuestros dedos, algo que con el tiempo se va haciendo cada vez más fácil y disfrutable. Si nunca lo has heho, vale la pena intentarlo, puedes toparte con tus pelotas negras, eso es cierto, pero también con muchas otras cosas que habitan tu interior. Cómo decía Sócrates: "Nadie puede cambiar lo que no conoce", así que conócete mejor a ti mismo. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.




©bonzopoe, 2024.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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