Todo mundo insiste en que te fuiste, ahora si para siempre. Que tengo que aceptarlo y seguir con mi vida. Que has muerto, que es ley de vida y no hay vuelta atrás.

Yo les escucho y asiento con la cabeza en silencio. Al final les agradezco sus palabras, me levanto de mi asiento, los acompaño a la puerta y les doy un abrazo sincero pero un tanto exagerado para no contrariarlos.

No es la primera vez que "te vas" de mi vida. Aun recuerdo como si hubiera sido ayer nuestra primera ruptura siendo prácticamente unos niños. Hoy te has ido ahora si para siempre según ellos. Pero tan solo estás tres sueños bajo tierra, que yo desciendo todas las noches para estar contigo, como siempre lo estuve cuando vivías a ras de suelo.

De día te llevo flores, y de noche dormimos entre ellas como te prometí que lo haríamos siempre. De día te hablo en silencio con la mirada para no contradecirlos, para no incomodarlos evidenciando su ignorancia. De noche me abrazas mientras duermo y nos despedimos al tender la cama.

Las cosas son un poco distintas, pero estamos juntos, como siempre lo estuvimos, incluso antes de toparse por primer vez nuestras miradas. Estamos como cuando viajaba mucho, ¿te recuerdas?

Bueno pues en las mismas maletas que me acompañaran tanto en ese entonces, estoy guardando mis últimos recuerdos, mis últimos abrazos a aquellos que me dicen que te fuiste.

Me despido de ellos sin que lo sepan, para no contrariarlos, porque sé que una de estas noches me quedaré contigo, ahí a tres sueños bajo tierra. En esa cama de flores en que no existe el tiempo. En esa cama de flores en que yace la felicidad entre tus brazos.

Este es un texto que tomó rumbo propio a partir de varias ideas que se fueron embonando con el tiempo. Desde el principio quise que fuera sobre la pérdida, sobre la ausencia física del ser amado. Y mientras lo fui escribiendo se fue perfilando hasta convertirse en lo que acaban de leer.

El nombre se me ocurrió días después de empezar a escribirlo, pero no para este cuento, sino para un poema que pensaba escribir más adelante. Pero la frase se quedó en mi subconsciente, y al retomar este texto, salió de manera natural y encontró su hogar en este cuento, suavizando, y hasta cierto punto, reinterpretando la frase "tres metros bajo tierra", y convirtiéndose en el título de esta pequeña historia.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.