El ajo como aliado en la lucha contra ciertas enfermedades.

Primero comentaré brevemente sobre algunas generalidades en componentes químicos del ajo y luego sobre roles fisiológicos en la prevención y el mantenimiento de la salud.

Un bulbo de ajo (Allium sativum L.) puede presentar, por ejemplo, acorde a una publicación de Hacıseferoğulları et al. (2005), contenidos de proteína de 9,26 % (17 aminoácidos entre sus constituyentes); aceite 0,34 %, fibra 2,17 % y minerales 2,30 %. El contenido proteico puede ser mayor al de concentraciones en otros vegetales como frijoles y guisantes, pero el contenido de aceite será considerablemente menor. Los principales minerales en el ajo son el potasio con un valor de 21.378,84 mg/kg o ppm, seguido del fósforo (6.009,37 ppm), magnesio (1.056,15 ppm), sodio (532,78 ppm), calcio (363,61ppm) y hierro (52,91 ppm). Otros minerales presentes en menores cantidades son el aluminio, boro, litio, bario, bismuto, manganeso, cadmio, níquel, cobalto, cromo, plomo, cobre, estroncio, cinc, galio y selenio.

El ajo contiene una concentración de compuestos de azufre mayor que cualquier otra especie de Allium. Estos compuestos azufrados son los responsables tanto del olor penetrante del ajo como de muchos de sus efectos medicinales. El ajo seco en polvo contiene aproximadamente 1 % de aliina (sulfóxido de S-alil-cisteína), y uno de los compuestos biológicamente más activos, la alicina (tiosulfinato de dialilo o disulfuro de dialilo), no existe en el ajo sino hasta que se tritura o corta. La lesión del bulbo de ajo activa la enzima alinasa, que metaboliza la aliina en alicina, y la alicina se metaboliza a vinilditiinas; esto ocurre en pocas horas a temperatura ambiental y en minutos durante la cocción.

El aceite de ajo, el ajo envejecido y el ajo destilado al vapor no contienen cantidades significativas de aliina o alicina, sino varios productos de transformación de alicina. Ninguno parece tener tanta actividad fisiológica como el ajo fresco o el ajo en polvo.

Como dejé entrever, el ajo posee componentes bioactivos que son los principales responsables de las propiedades curativas. A continuación describo información de investigaciones científicas y ensayos clínicos relacionados con dichos compuestos y algunas enfermedades; lo que permite dar a conocer efectos sobre ellas por consumir ajo.

Diabetes mellitus

Muchos estudios indican que el ajo puede reducir el nivel de glucosa en sangre en animales diabéticos. El ajo ha sido efectivo para reducir la glucosa en sangre en la diabetes mellitus inducida por estreptozotocina e inducida por aloxano en ratas y ratones.

La S-alil-cisteína aislada del bulbo de ajo tiene actividad antioxidante y su administración a ratas diabéticas ha disminuido los niveles plasmáticos de componentes de glucoproteína. Esto podría deberse a la disminución del estado hiperglucémico con mayores niveles de insulina en plasma en ratas diabéticas.

Un beneficio a corto plazo del ajo se ha encontrado contra la dislipidemia (niveles de lípidos muy elevados en la sangre) en pacientes diabéticos. El ajo ha reducido significativamente el colesterol sérico total y el colesterol LDL (colesterol malo), además de aumentar moderadamente el colesterol HDL (colesterol bueno) en comparación con un placebo.

El efecto beneficioso del ajo sobre la diabetes mellitus se atribuye principalmente a la presencia de compuestos de azufre volátiles, como la aliina, alicina, disulfuro de dialilo, trisulfuro de dialilo, sulfuro de dialilo, S-alil-cisteína, ajoeno y mercaptano de alilo; y en tal sentido, se ha informado que los extractos de ajo podrían ser efectivos para reducir la resistencia a la insulina. Entre los compuestos químicos mencionados, el trisulfuro de dialilo y la S-alil-cisteína son los componentes funcionales que revisten más importancia en el efecto hipoglucémico del ajo.

Aterosclerosis e Hiperlipidemia

Los efectos protectores del ajo sobre la aterosclerosis se han atribuido a su capacidad para reducir el contenido de lípidos en la pared arterial. El ajo causa efectos antiaterogénicos directos (preventivos) y antiateroscleróticos (que causan regresión) a nivel de la pared de la arteria.

El ajo deprime las actividades hepáticas de las enzimas lipogénicas y colesterogénicas, como la enzima málica, la ácido graso sintasa, la glucosa-6 fosfato deshidrogenasa y la 3-hidroxi-3-metilglutaril-coenzima A reductasa. El ajo también aumenta la excreción de colesterol, manifestándose mediante una mayor excreción de esteroides ácidos y neutros después de una alimentación con ajo.

El colesterol malo aislado de sujetos humanos que han recibido extracto de ajo envejecido y extracto de ajo acuoso ha resultado ser significativamente más resistente a la oxidación. Dicha información ha indicado que la oxidación del colesterol malo suprimida puede ser uno de los mecanismos que explican los beneficios del ajo en la aterosclerosis. La alicina ha sido identificada inicialmente como el compuesto activo responsable del efecto antiaterosclerótico. Sin embargo, en estudios in vitro se ha revelado que los compuestos organosulfurados solubles en agua, especialmente la S-alil cisteína, presente en extracto de ajo envejecido, y disulfuro de dialilo, presente en aceite de ajo, también son potentes inhibidores de la síntesis de colesterol.

Acorde a estudios en humanos, el principio activo del ajo para la hiperlipidemia es el aceite esencial que contiene una combinación de compuestos que contienen azufre, principalmente disulfuro de alilpropilo y disulfuro de dialilo. Los efectos reductores de lípidos del ajo pueden ocurrir a través de la inhibición de la 3-hidroxi-3-metilglutaril-coenzima A reductasa u otras enzimas, posiblemente por componentes de disulfuro y trisulfuro de dialilo del ajo. Otros mecanismos sugeridos incluyen una mayor pérdida de sales biliares en las heces y la movilización de los lípidos tisulares hacia la circulación, ya que el ajo tiene un profundo efecto sobre la hiperlipidemia posprandial.

Hipertensión

Las propiedades reductoras de la presión arterial del ajo se han relacionado con su producción de sulfuro de hidrógeno y contenido de alicina (liberada de la aliina y la enzima alinasa, como comenté al inicio), la cual tiene efectos inhibidores y vasodilatadores de la angiotensina II, como ha sido mostrado en estudios con células humanas y de otros animales.

En un estudio in vitro, se demostró que el sulfuro de alilo-metilo y el sulfuro de dialilo inhiben la progresión del ciclo celular estimulado por la angiotensina II de células musculares aórticas en células de músculo liso aórtico cultivadas que se aislaron de ratas espontáneamente hipertensas. Esto sugirió que los compuestos orgánicos de azufre podrían usarse como un agente eficaz para estimular el proceso de remodelación arterial en la hipertensión.

Investigadores han encontrado que el mecanismo de la actividad antihipertensiva del ajo está relacionado con sus efectos similares a la prostaglandina, que resultan en una disminución de la resistencia vascular periférica, y otros han informado que el efecto hipotensor exhibido por el ajo se debe principalmente a su efecto inhibitorio sobre la síntesis de óxido nítrico que induce hipertensión.

En un metaanálisis en el que se evaluaron 11 ensayos se concluyó que la suplementación con ajo ejercía un efecto hipotensor en comparación con individuos con placebo que tenían presión arterial alta; en los ensayos se utilizó ajo en polvo crudo en dosis de 600 a 900 mg/día que proporcionaba de 3,6 a 5,4 mg de alicina.

Propiedades antitumorales

Muchos estudios in vitro e in vivo han sugerido posibles efectos preventivos del cáncer, de los productos de ajo y sus respectivos compuestos. Es claro que el ajo posee una gran cantidad de compuestos bioactivos potentes con propiedades anticancerígenas y muchos derivados de sulfuro de alilo. Se han informado diferentes compuestos en el ajo que se encuentran involucrados en una serie de mecanismos moleculares en la carcinogénesis, como la formación de aductos de ADN, mutagénesis, eliminación de radicales libres, proliferación y diferenciación celular, así como la angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos.

Hace años, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos informó sobre el “Designer Food Program” para determinar qué alimentos desempeñaban un papel importante en la inhibición del desarrollo de tumores químicamente inducidos en el hígado, próstata, vejiga, glándulas mamarias, pulmones, piel y estómago, tanto en estudios en roedores como en humanos, y se encontró que el ajo y sus componentes.

En un estudio sobre salud en mujeres se ha informado de un 35 % de menor riesgo de desarrollar cáncer de colon en las que consumían ajo regularmente. También en ensayos clínicos se evaluó el efecto de la ingesta de ajo en el riesgo de cáncer gástrico y los resultados mostraron una reducción del 33 % en el riesgo de cáncer de estómago, sin embargo otro ensayo, no mostró un resultado positivo sobre la prevalencia de lesiones gástricas precancerosas o la reducción de la incidencia de cáncer gástrico.

Los beneficios potenciales del ajo como agente anticancerígeno se atribuyen principalmente a su capacidad para acumular selenio, que es un mineral que combate el cáncer. Este mineral también es esencial para la producción de la glutatión peroxidasa, que es una enzima antioxidante. Los efectos protectores del ajo pueden deberse a su capacidad para bloquear la activación y la formación de sustancias que causan cáncer, mejorar la reparación del ADN, reducir la proliferación celular o inducir la muerte celular cancerosa y atenuar las células inmunes contra las células cancerosas. Los sulfuros de alilo que se encuentran en el ajo ayudan a modular la actividad de las enzimas metabolizadoras de fármacos y a aumentar las actividades de las enzimas antioxidantes.

Los posibles mecanismos anticancerígenos del ajo y sus componentes pueden comprender la inhibición de la activación del carcinógeno, la mejora de la desintoxicación y la excreción, y la protección del ADN de los carcinógenos activados.

Actividad anticoagulante y fibrinolítica

Existen varios informes sobre su propiedad anticoagulante. La coagulación de 1 mL de sangre pude inhibirse completamente con ½ mg de ajo. El jugo de ajo crudo en dosis 250 mg/día ha mostrado un efecto significativo en el aumento de la actividad fibrinolítica en conejos que recibieron una dieta rica en colesterol durante un 13 semanas; la actividad fibrinolítica en el plasma aumentó cuando la misma dieta se complementó con ajo.

En estudios realizados en humanos se ha demostrado que la ingesta de aceite de ajo y ajo crudo aumenta la actividad fibrinolítica. La administración de aceite de ajo (de 3 semanas a 3 meses) mostró un aumento significativo en la actividad fibrinolítica que varió del 36 a 130 % en pacientes sanos y con infarto agudo de miocardio. La ingesta de extracto de acetato de etilo de ajo machacado durante un período de 3 meses también ha ayudado a mejorar la actividad fibrinolítica.

Acción hepatoprotectora

Las enzimas hepáticas como la alanina aminotransferasa (ALT, ‘alanin aminotransferase’), aspartato aminotransferasa (AST, ‘aspartate aminotransferase’) y fosfatasa alcalina (ALP, ‘alkaline phosphatase’) son enzimas marcadoras de la función hepática. El nivel de estas enzimas generalmente aumenta en la hepatotoxicidad aguda y el tratamiento de la hepatotoxicidad y la lesión hepática con ajo ha mostrado reducción significativa en las actividades de estas enzimas.

En estudios realizados en ratones, ratas y pollos se ha informado que un suplemento oral de aceite de ajo ofrece protección significativa contra la toxicidad de las hepatotoxinas; incluidos los metales pesados.

En otro estudio, donde se indujo fibrosis hepática en ratas mediante la ligadura de los conductos biliares, se informó que dicha afección podría tratarse con extracto acuoso de ajo; esto fue debido a que el extracto acuoso de ajo, que es un potente antioxidante y tiene propiedades antifibróticas, protege al hígado de lesiones oxidativas y, por lo tanto, protege contra la fibrosis hepática.

La S-alil mercaptocisteína, otro compuesto azufrado soluble en agua presente en el extracto de ajo envejecido, se puede usar de manera efectiva para tratar enfermedades del hígado graso no alcohólico; esto ha sido demostrado en estudios en los que se utilizaron ratas.

Finalmente, el ajo también presenta propiedades antifúngicas, antibacterianas, antiprotozoales, y cumple una función esencial en el mantenimiento de la funcionalidad del sistema inmune previniendo infecciones y enfermedades al evitar células extrañas; en lo que se conoce como inmunonutrición. Aquí debo extenderme expresando que el término inmunonutrición se refiere a la ingesta de ciertos nutrientes que juegan un papel importante en el mantenimiento del sistema inmune humano, la dieta juega un papel vital en el mantenimiento de la salud y el consumo de alimentos ricos en fitoquímicos ayuda a mejorar el sistema inmunológico.

Esta publicación se puede ver en video.

Ajami, M. & Vazirijavid, R. 2019. Garlic (Allium sativum L.). In: Nonvitamin and nonmineral nutritional supplements (pp. 227-234). London-Oxford (United Kingdom) / San Diego-Cambridge (United States): Academic Press.

Hacıseferoğulları, H.; Özcan, M.; Demir, F. & Çalışır, S. 2005. Some nutritional and technological properties of garlic (Allium sativum L.). Journal of Food Engineering 68 (4): 463-469.

Jangam, G. B. & Badole, S. L. 2014. Garlic (Allium sativum): role in metabolic disorder. In: Polyphenols in human health and disease (pp. 611-614). London (United Kingdom) / Waltham-San Diego (United States): Academic Press.

Santhosha, S. G.; Jamuna, P. & Prabhavathi, S. N. 2013. Bioactive components of garlic and their physiological role in health maintenance: a review. Food Bioscience. 3: 59-74.

Visite las etiquetas (#), perfiles de usuario (imágenes) y únase a los canales en Discord de las siguientes comunidades; pulsando clic.