La mujer llegó ese día al río. Se acercó lentamente a la orilla. Sus pies descalzos podían sentir la arena fría y suave que se empapa con el agua, sus pies se hundían levemente hasta sentir las pequeñas piedras que se incrustaban en sus talones.

Se quedó parada cuando el agua acarició sus tobillos y la corriente jugaba con las hojas de los árboles, que secas bailaban en ella. Miró sus pies sumergidos en el agua cristalina y sonrió mientras extendía ambos brazos, levantaba su cara para sentir los rayos del sol en sus mejillas y miraba el inmenso cielo azul.

Se sentía extasiada en ese instante. Su piel estaba erizada por la fría brisa y el viento que traía aroma a tierra, a árbol, a naturaleza.

Para esta mujer la vida había cambiado totalmente. Hace unos días viajaba en una pequeña embarcación, cruzaba el río para dejar atrás su país y toda la desgracia que oscurecía sus días.

Cuando cayó al río después del accidente se dejó envolver por la corriente y arrastrar por el agua como una rama seca, sin rumbo río abajo.

El agua llenó sus pulmones. El río vio la oportunidad de tomar esta alma y cumplir su sueño de llegar al cielo. Unos segundos después quedó el cuerpo de la mujer flotandosinvida sobre el agua.

El alma pura de aquella joven mujer se elevó al cielo. El río se sentía vencedor, consiguió lo que quería gracias a que esa mujer sentía que no tenía motivos para vivir, pues el amor de su vida fue asesinado y ya no tenía ninguna ilusión, ningún sueño y simplemente se dejó vencer por el agua del río.

Después de un viaje astral por el universo, el alma de la mujer y el río llegaron al infinito cielo que los recibió con preocupación.

El cielo envolvió el alma de la mujer entre sus brazos esponjosos de nube y luego de un momento reconfortante la envío de regreso a la tierra.

El río se negó a regresar, quería ser parte del infinito. Quería contemplar el universo desde la mejor vista.

forcejearon el río y el cielo. El alama de la mujer parecía un pequeño trapo estrujado.

Finalmente, el cielo empujó fuertemente a la pobre alma y la mujer tomó una gran bocanada de aire y respiró.

En ese momento el río lo supo. La mujer llevaba en su vientre una vida en gestación. Probablemente no lo sabía.

Se dio cuenta el río que en medio del egoísmo por conseguir su sueño olvidó lo importante que es cada vida sobre la tierra y esta mujer y su hijo, el mismo cauce del río, son tan importantes que merecen seguir cada cual en su camino.

La mujer tosió y expulsó toda el agua que tenía sus pulmones, mientras que la corriente la empujaba hasta la orilla.

Era esa la conexión. Eso era lo que hacía que la mujer se sintiera unida al río y al cielo azul.

La mujer estaba jugando con el sol y con el agua cuando vio una flor de mango que venía volando hacia ella por el viento que surcaba entre la montaña. La mujer siguió con la mirada la flor hasta que cayó en el agua.

Al mirar se encontrócon su reflejo dentro del río, puso sus manos en su vientre y sintió unas palpitaciones. Cerró los ojos un instante y al abrirlos sonrió. Se dio cuenta de que el cielo, el río, su hijo y ella eran uno mismo y estarían juntos para siempre.

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The comforting embrace of life

The woman arrived that day at the river. She slowly approached the shore. Her bare feet could feel the cool, soft sand soaking into the water, her feet sinking slightly until she felt the small stones embedding themselves in her heels.

She stood still as the water caressed her ankles and the current played with the leaves of the trees, dry ones dancing in it. She looked down at her feet submerged in the crystal clear water and smiled as she stretched out both arms, lifted her face to feel the sun's rays on her cheeks and looked up at the vast blue sky.

She felt ecstatic in that instant. Her skin was ruffled by the cold breeze and the wind that brought the scent of earth, of trees, of nature.

For this woman, life had totally changed. A few days ago she was traveling in a small boat, crossing the river to leave behind her country and all the misfortune that darkened her days.

When she fell into the river after the accident she allowed herself to be engulfed by the current and dragged through the water like a dry branch, aimlessly downstream.

The water filled his lungs. The river saw the opportunity to take this soul and fulfill her dream of reaching heaven. A few seconds later, the woman's body floated alive on the water.

The pure soul of that young woman rose to heaven. The river felt victorious, it got what it wanted because that woman felt that she had no reason to live, because the love of her life was killed and she no longer had any illusion, no dream and simply let herself be overcome by the water of the river.

After an astral journey through the universe, the woman's soul and the river reached the infinite sky that received them with concern.

Heaven wrapped the woman's soul in its fluffy cloud arms and after a comforting moment sent her back to earth.

The river refused to return, it wanted to be part of the infinite. It wanted to contemplate the universe from the best view.

The river and the sky struggled. The woman's wing looked like a small wrung-out rag.

Finally, the sky pushed the poor soul hard and the woman took a big breath of air and breathed.

At that moment the river knew. The woman was carrying a life in gestation in her womb. She probably did not know it.

The river realized that in its selfishness to achieve its dream it forgot how important every life on earth is and this woman and her child, the river itself, are so important that they deserve to continue on their own way.

The woman coughed and expelled all the water in her lungs as the current pushed her to the shore.

That was the connection. That was what made the woman feel connected to the river and the blue sky.

The woman was playing with the sun and the water when she saw a mango blossom flying towards her on the wind that was blowing through the mountain. The woman followed the flower with her eyes until it fell into the water.

As she looked she found her reflection in the river, put her hands on her belly and felt a palpitation. She closed her eyes for a moment and when she opened them she smiled. She realized that the sky, the river, her son and herself were one and the same and would be together forever.