Inspiración en lo cotidiano, mi comadre Carmen/ Cuento

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Una batea es un recipiente ancho y con cierta profundidad que se utiliza para lavar la ropa. En las áreas rurales del llano, las mujeres cuando lavan, "macetean la ropa", la maceta es una tabla de madera acondicionada para ese fin: maceta y batea forman un binomio importante para el oficio.

Supe que lo primero que hizo la comadre Carmen, cuando se mudó a vivir con la hija en la ciudad, en su primer parto, fue partirle la batea cuando quiso ayudarle con los oficios. La fragilidad de los materiales es una constante en la vida de la ciudad, un contraste con la fuerza y aguante que tiene la mujer de campo.

Mi comadre no va a perder su tradición así no más, si no se macetea la ropa, esta queda sucia. Esa tarea, además, es el mejor ejercicio para drenar la rabia contenida, se lava también el corazón, el propio y el ajeno, que recibe sus tantos golpes hasta que suelta la verdad. «Si, mujer, estuve con tu comadre Nicasia, pero fue una sola vez».

¡Ah, sinvergüenza! Mi comadre Carmen se afinca en el pantalón hediondo a kerosen, porque así también suelta mejor el sucio, el barro seco y el fresco que lleva en el pecho. Le cae a palos con toda su fuerza, una y otra vez, mientras la totuma va y viene derramando el agua y dejando correr las sospechas por el pequeño desagüe. No es la primera vez que a ella se le pone una idea y da en lo cierto. Cuántas lágrimas lavaron también la ropa de ella y la ajena.

Mi comadre Carmen no sabe cómo abordar el asunto, nadie conoce como ella, la fuerza de inspiración que da una batea, ha planteado en su mente distintas formas de conversación, pero todas se decantan en gritos y rabietas, esta vez no quiere quedar como una loca desenfrenada que se deja llevar por un chisme.

La fuerza se equilibra al cansancio, ¿qué importancia tiene una nueva? En su sino no está escrito que tenga que ser por siempre; lo limpio trae también las ideas, sin furia macetea el alma y la espuma se va disolviendo sin esfuerzo. Un gavilán pasa rasante con su robo mañanero y ella suelta sus penas para que también se las lleve.

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Mi contenido es original

@charjaim



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2 comments
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Estimada amiga este cuento me recuerda que en una oportunidad mi madre fue a lavar a orillas del río, en una piedra, porque la represa que estaba cerca de nuestra casa se seco; es sorprendente como trabajaban anteriormente las personas, de una forma muy rudimentaria e ingeniosa. Disfrute mucho la lectura y me traslade, gracias por compartir este grandioso cuento.

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Muchas gracias. Recientemente visité un río en Rosario de Paya y vi una joven señora haciendo eso mismo, me llamó la atención. Lo de la señora que partió la batea es cierto, todo lo demás, ficción.
Gracias por tu amable comentario.

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