Estar casado, me refiero a haber firmado una sentencia escrita, es una decisión, una tradición, un experimento, un deber y hasta una necesidad, todo depende de la circunstancia.

Los padres solían tener la premisa de que sus hijas debían salir de su casa «de velo y corona», y así les fueron inculcando esa creencia: muchas lo hicieron para satisfacer ese deseo, materno sobre todo; otras por formar parte de un circulo religioso y otras se quedaron vestidas esperando a un novio que a última hora decidió correr, por supuesto, a muchas parejas les fue bien.

La vida me fue arropando con un rechazo a los rituales por lo que, en mi caso, siempre puse mi objeción, me parecía algo ridículo, pero sí estampé mi firma en aquel cuaderno, frente a la representante de la prefectura como se estilaba en aquellos tiempos, en ese entonces yo creía en el «para toda la vida», pero esta se redujo a veinte años de compromiso y el resto del tiempo de solidaridad obligatoria mediada por cuatro hijos. «Tú por aquí yo por allá y así llevamos la fiesta en paz».

El divorcio es una tabla de salvación cuando los compromisos de fidelidad no están presentes. Es todo un engorroso proceso que revive las úlceras estomacales, pero que da carta blanca para que siga la vida.

Yo soy una fanática de la vida en pareja, de ese vínculo que se establece por responsabilidad, amor propio y respeto mutuo. De esa relación que permite que el otro sea dueño de sus ideas, de sus decisiones y respire en paz, porque esto último, a la larga, es lo más importante.

Nuestra sociedad castradora enjuicia a quienes se salen de sus cánones y lo hará siempre cualquiera sea la situación, tanto si la pareja cumple bodas de oro o diamante, porque la esposa prefirió callar maltratos e infidelidades; como con la que se separa e intenta hacer su vida sola, o la que tiene cuatro o más intentos de relación, para cada quien habrá siempre la dosis de críticas, por lo tanto, lo que los demás piensen es de su propio consumo.

La decisión de convivir con otra persona es una relación de casados aunque no exista un documento escrito. La comunicación, los acuerdos mutuos, la complicidad, la confianza, pueden estar presentes en un matrimonio o en una relación sin firmas, porque no es el papel lo que establece la diferencia sino la decisión de la pareja de estar juntos y respetarse.

El cazado o cazada puede estar también en una relación de no casados; uno u otro se siente dueño de la vida de la pareja, le impone sus creencias, atosiga, cuestiona, pelea por todo, algunos se dan cuenta a tiempo y salen de ese yugo, porque no se puede vivir así, pero otros se mantienen, repito: por el «qué dirán» o sus propias limitaciones. Nadie es dueño de nadie.

Tener una vida donde ambos se sientan satisfechos, compartan sus aficiones, se den tiempo de calidad, risas y grata convivencia se presenta estén o no casados, no existe una diferencia tangible. Alguien querría casarse conmigo solo en un arrebato de romanticismo que nos lleve a ambos a querer dejar un papel firmado, no tenemos, afortunadamente, necesidades legales para hacerlo, como si lo tienen quienes están en países que requieren este documento, por ahora, estamos bien así, disfrutando poder ser, sin exigencias, sin reclamos, sin narcisismos, pero juntos para tomar decisiones del día a día.

Estas son mis reflexiones luego de leer el divertido post de @rosahidalgo. Gracias comunidad Holos & Lotus por propiciar este tipo de espacio.

ENGLISH

Being married, by which I mean having signed a written sentence, is a decision, a tradition, an experiment, a duty and even a necessity, it all depends on the circumstance.

Parents used to have the premise that their daughters should leave home "veiled and crowned", and so they instilled that belief in them: many did it to satisfy that desire, especially maternal; others to be part of a religious circle and others stayed dressed waiting for a boyfriend who at the last minute decided to run, of course, many couples did well.

Life has been enveloping me with a rejection of rituals so, in my case, I always objected, it seemed ridiculous to me, but I did sign my signature in that notebook, in front of the representative of the prefecture as was the style in those days, at that time I believed in "for life", but this was reduced to twenty years of commitment and the rest of the time of obligatory solidarity mediated by four children.

Divorce is a lifeline when fidelity commitments are not present. It is a cumbersome process that revives stomach ulcers, but gives carte blanche for life to go on.

I am a fan of life as a couple, of that bond that is established out of responsibility, self-love and mutual respect. Of that relationship that allows the other to be the owner of their ideas, their decisions and to breathe in peace, because the latter, in the long run, is the most important thing.

Our emasculating society judges those who step outside its canons and will always do so whatever the situation, whether the couple is celebrating their golden or diamond wedding anniversary, because the wife preferred to keep silent about abuse and infidelity, or the one who separates and tries to live alone, or the one who has had four or more attempts at a relationship, for each person there will always be a dose of criticism, therefore, what others think is for their own consumption.

The decision to live together with another person is a married relationship even if there is no written document. Communication, mutual agreements, complicity, trust, can be present in a marriage or in a relationship without signatures, because it is not the paper that makes the difference but the couple's decision to be together and to respect each other.

The hunted can also be in an unmarried relationship; one or the other feels that he or she owns the life of the partner, imposes his or her beliefs, harasses, questions, fights for everything, some realise in time and get out of this yoke, because it is not possible to live like that, but others remain, I repeat: because of "what people will say" or their own limitations. Nobody owns anybody.

Having a life where you both feel satisfied, share your hobbies, give each other quality time, laughter and pleasant coexistence is present whether you are married or not, there is no tangible difference. Someone would want to marry me just in a fit of romanticism that leads us both to want to leave a signed paper, we do not have, fortunately, legal needs to do so, as if they have those who are in countries that require this document, for now, we are fine like this, enjoying being able to be, without demands, without claims, without narcissism, but together to make day to day decisions.

These are my reflections after reading @rosahidalgo's funny post. Thank you Holos & Lotus community for providing this kind of space.