Las mentiras//El daño que causan//@Cristanza42

Como bien dice el refrán, se agarra primero a una persona mentirosa que a un ladrón.

Las mentiras tienen patas largas, en algún momento de nuestras vidas hemos dicho mentiras, y las hemos llamados mentiras piadosas.

Lo verdadero de todo esto es que una mentira te lleva a la otra y así vamos armando una tela de araña.

Y cuando queremos terminar con todo, ya no podemos estamos enredados en nuestra propia trampa.

Esto como muchos sabemos, es una enfermedad. Denominada mitómano, y consiste en que nos creemos nuestras propias mentiras, y lo decimos tan seguros que los que no nos conocen terminan creyendo todo lo que decimos.

En algunos casos para calmar nuestra conciencia le damos un término, el cual no existe la mentira es mentira y no son piadosas ni tampoco tienen color.

Y en la mayoría de los casos no nos damos cuenta, el daño que ocasionamos cuando decimos mentiras, a las personas que se encuentran a nuestro alrededor.

Esas actitudes que no traen nada bueno todo lo que traen es negativo en el entorno que sea.

Y como bien escrito está en Marcos 4:22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.

Al final de todo, siempre nos damos cuentas de las mentiras en las que estamos envueltos, ya que todo cae por su propio peso.

Ya que bien lo dice Dios, el aborrece la boca mentirosa, que levanta calumnias en contra de las demás personas.

En primera de Pedro 3:10-11. Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.

Y en Proverbios 12-22. Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento.

Lo que sembramos es lo que en un momento de nuestras vidas vamos a cosechar, por eso hay que tratar de hacer una buena siembra.

Ya que recogemos nuestras cosechas cuando menos los esperamos. Nada dura para siempre, y tanto cae el agua al cántaro hasta que se reboza.

El sabio con sus acciones edifica, el necio con su actitud e insensatez destruye.