La chica danesa: la condena de ser diferente

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(Edited)

La novela fue adaptada al cine en 2015

Normalmente me gusta leer el libro primero y luego ver la película, pero para el momento en que vi este film hace siete años no sabía que estaba basado en una novela de David Ebershoff. De hecho me enteré en el mismísimo instante en que esa referencia apareció en la pantalla (en los créditos de la película), pero hace un par de meses tuve la oportunidad de tomar un ejemplar prestado de la Biblioteca de Santiago y pude leer la versión escrita.

La chica danesa es una novela dramática basada en la historia real de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. Los personajes existieron, sí, y David Ebershoff realizó una investigación para escribir la novela, pero obviamente hay una buena cuota de ficción en los diálogos y las situaciones que se cuentan. La novela inicia en Copenhague en 1925 una tarde en que Gerda (norteamericana) le pide ayuda a su esposo Einar (danés) para terminar un cuadro. El favor, que consiste en que Einar pose un momento con un vestido para que ella pueda pintar la parte final de la obra, parece una nimiedad, pero termina siendo un detonante para lo que va a ser el resto de la novela porque a raíz de allí Einar comienza a revaluar toda su persona, su pasado, presente y lo que será su futuro. Me encantó la frase con la que inicia la novela: “Su mujer fue la primera en saberlo”, ¿qué fue lo que supo? Que Einar era homosexual. O al menos eso es lo que parece ser en principio, pero el tema es mucho más profundo porque Einar, quien ha crecido como un hombre, se siente dividido en su interior en donde habita también una mujer llamada Lili.

El autor describe la situación de Einar de una forma muy clara al decir que “…su cráneo parecía contener dos cerebros, estaba hendido como una nuez: una mitad era de Einar, y la otra, de Lili”. De hecho, al principio, durante los primeros años, Einar siente que su cuerpo es habitado por dos personas diferentes como si se turnasen, como si Einar se desconectara y Lili tomara el mando y viceversa.

Con el tiempo, Gerda comienza a desarrollar rencor hacia Einar por la presencia de Lili cada vez más frecuente y prolongada, ¿cómo tratarle? Pero a pesar de ello comienza a pintarla y sus cuadros, aquellos en donde pinta a Lili, comienzan a ser reconocidos y cotizados. Aunque al inicio Gerda también temía que la aparición de Lili hubiera sido culpa suya y en parte por eso la lleva a diferentes consultas médicas y la acompaña a París, a Dresde, y de vuelta a Dinamarca, buscando respuestas y alternativas más que una cura lo cierto es que luego lo entiende, lo acepta y a pesar de ser su esposa - o precisamente por eso - Gerda ama a Einar como es, incluida Lili. Gerda lo apoya, le presta ropa, acepta que comiencen a vivir separados para que Lili siga su vida y cuando Einar “comprendió que Lili iba a quedarse definitivamente y él tendría que desaparecer muy pronto”, Gerda sigue apoyándolo porque al contrario de lo que creen algunos de los médicos que lo atendieron, ella sabe que Lili es real. No es una enfermedad, ni producto de una desviación conductual o psicológica. Einar no está loco, lo que pasa es que es diferente y Lili existe. Lili y Einar son uno solo.

Como siempre la experiencia de leer la novela es mucho más completa que la de ver la película. En el libro, David Ebershoff nos muestra mucho de la infancia y el pasado tanto de Einar como de Gerda, sus primeros amores, las razones que los llevaron a conocerse y los aspectos destacados de la psicología de cada uno. Por ejemplo, me llamó mucho la atención la forma en que menciona cómo Einar piensa en Lili como si fuera otra persona y viceversa; y cuando habla de la interminable lucha de Gerda, “Una perpetua necesidad de sentirse libre y a solas, pero siempre querida y enamorada”.

Tras saber que biológicamente Einar era tanto hombre como mujer e identificándose definitivamente como esto último, Einar quiso ser Lili, aunque ello implicase matar a Einar. Pasó a la historia por ser la primera persona conocida en someterse a una cirugía de cambio de sexo. De hecho fueron tres operaciones y a pesar de sentirse más débil después de cada intervención, Lili sentía que tenía que terminar las operaciones, “Para demostrar al mundo – bueno, no, no al mundo, a sí misma – que era una mujer sin el menor género de dudas, y que su vida anterior, pasada como el hombrecillo conocido como Einar, no había sido otra cosa que un tremendo error de la naturaleza, corregido ahora de una vez para siempre”.
La historia de Einar/Lili tiene pasajes tristes, mucha confusión, frustración, extravíos, pero también valor, determinación, aceptación y un amor increíble, el que Gerda siente por Einar. No lo juzga, no lo condena, no lo abandona. El mundo le da la espalda, pero no ella que consigue un médico que los pueda entender y atender y va a visitarla al hospital tras cada cirugía. Esa entrega (con una gran cuota de resignación) es una parte importante de la historia de La chica danesa.

Hay que considerar que la novela fue publicada originalmente en 2001 y hace veinte años aún no se podía hablar tan abiertamente de este tema como ahora (bueno, aún es tabú en algunas sociedades), por eso hay que aplaudir también la valentía del autor y la utilidad de que haya voces que a través de la Literatura hablen de lo prohibido y en especial de lo necesario. Muchos de ustedes habrán visto la película, pero ¿alguno ha leído el libro? Los leo en los comentarios.


Reseñado por @cristiancaicedo


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