El género de novela policial llevado al cine me resulta más que entretenido, emocionante, una trama que encierra misterio, un poco de suspenso y esa actividad mental a millón para pronosticar quién será el culpable antes de que se devele toda la verdad.

Entre Navajas y Secretos (2019) dirigida por Rian Johnson, no se quedó corta en cada uno de estos elementos y al más puro estilo de Agatha Christie, con su Poirot incluido, nos va llevando por una enrevesada trama donde cada personaje tiene una razón, ¿valedera?, para cometer un crimen.

La trama

La película comienza con una música de misterio, dos perros corriendo hacia ti en actitud de ataque y al fondo una casa de estilo antiguo donde una naciente y espesa neblina comienza a cubrirla, todo indica que va a ocurrir algo, pero ya ha ocurrido, el anciano esta muerto y sus familiares, hijos y nietos, están en la casa porque, esa noche estuvieron celebrando el cumpleaños del señor.

Harlan Thrombey (Christopher Plummer) es el abuelo asesinado. Un exitoso escritor de novelas de misterio y empresario editorial que ha construido su imperio a lo largo de su vida. Aprovechando que están reunidos en su casa, va conversando a lo largo del día con algunos de los presentes y les deja saber que no continuará solventando sus gastos, es hora de asumir sus propias vidas y cada quien vea como se mantiene. Estos hechos proporcionan, a varios de los presentes, motivos para estar molestos lo que los convierten en principales sospechosos.

Para la policía, de entrada es un suicidio, sin embargo, alguien, anónimamente, ha contratado a un afamado detective privado, Benoit Blanc (Daniel Craig), a quien le queda muy bien el papel y que pronto lo veremos en otro caso ya que, Entre Navajas y Secretos, se vislumbra como una zaga policial. Así que Benoit hace que la policía vuelva a reunir a los familiares presentes en la noche del cumpleaños y a las dos mujeres que atienden a Harlan en su día a día. Una de ellas es el ama de llaves y la segunda es la joven enfermera, Marta Cabrera (Ana de Armas), quien además se ha convertido en amiga y confidente de Harlan.

En la primera ronda de interrogatorios, Benoit Blanc, enigmático y desde una posición alejada solo escucha, observa y le va indicando, con un sonido, al detective encargado de la investigación el cambio de preguntas, de esta manera y por medio de flashbacks nos vamos enterando de los pasos que dio cada uno en la noche en que ocurrió el hecho y donde, aparentemente, ninguno de los presentes tuvo la oportunidad ni motivos para asesinar.

Sin embargo, en la segunda ronda ya Benoit, tiene elementos para ir sacando las relaciones de conflicto que tenían los familiares con Harlan, en esta nueva confrontación logra desestabilizarlos pero no consigue ver quien tuvo la oportunidad de acercarse a la habitación del anciano para cometer el crimen. Adicional a ello, la evidencia aportada por el detective indica que fue un suicidio pero Benoit insiste en qué por algo fue contratado, así que persiste en la investigación.

Mientras esto sucede llega el momento de la lectura del testamento, con incredulidad los familiares se enteran que Harlan los ha sacado a todos del testamento y que hay una sola heredera de su fortuna, Marta Cabrera, la enfermera. Esto genera la furia de todos y comienzan a presionarla y chantajearla para que devuelva la fortuna.

A partir de allí se desatan una serie de hechos que conducen a Benoit a resolver el caso, con un final algo predecible pero lleno de pequeños detalles que solo un experimentado y “racional” detective como Benoit es capaz de armar el rompecabezas.

Comentario intencionado

La película cumple plenamente su cometido, envolvernos en una trama detectivesca donde no hay espacio para la distracción porque te puedes perder algún pequeño acontecimiento que marcan la ruptura del pensamiento continúo y que te llevan a ver las cosas desde otra perspectiva y eso es algo que me parece fascinante de este género.

Con actores de larga trayectoria, el elenco es de primera, cada uno imprimiendo su huella, entre ellos destacan las actuaciones de Daniel Craig, Christopher Plummer, Jamie Lee Curtis, Don Johnson y Michael Shannon, la verdad es que me fue muy grato verlos allí, corroborando esa idea de que el cine es como la vida misma, hay espacio para todos y con el papel adecuado, las estrellas no pierden su luz.

Por otra parte es notable la visibilidad que, desde hace unos años, el cine estadounidense le está dando a los actores de origen latino, en esta ocasión le correspondió a Ana de Armas la actriz cubano-española a quien vemos en un constante ascenso en su carrera artística. En ésta película su actuación es destacada, llena de profesionalismo y con un dominio perfecto para expresar cada emoción, sencillamente, un trabajo loable. Paralelo a la actuación va el mensaje social-personal de problemas como la inmigración ilegal. En su conjunto estamos hablando de un cine que nos habla de inclusión, igualdad de oportunidades y que paulatinamente se aleja de la discriminación.

Entre los aspectos técnicos de la producción hay que destacar la iluminación que es perfecta para crear la atmósfera de misterio, una baja luminosidad que también le da un aire de época más antigua a la que en realidad están ocurriendo los hechos, es decir observo cierta contradicción entre los ambientes cerrados y las tomas de exteriores en los espacios distintos donde ocurren los hechos. ¿Es un descuadre intencional? Tal vez, lo cierto es que produce la sensación general de que “algo no cuadra”.

La película también nos hace un paseo por esos caminos que engloban lo que llamamos la “naturaleza humana”. La ambición unida a la no aceptación de nuevas realidades son capaces de llevar a una persona a límites insospechados; el cambio de las reglas del juego, pasado el primer impacto, se transforma en ira, indignación, sentimiento de injusticia, rencor, brincando de la bondad a la ferocidad. Para otros, tales cambios hacen aflorar sus fortalezas, llevándolos al “empoderamiento” en esa nueva realidad.

Una paleta de emociones digna de observarse, desde fuera, para ayudarnos a comprender que todos tenemos, en alguna medida, la posibilidad de despertar a emociones en magnitudes desconocidas.

Si no has visto Entre Navajas y Secretos y te gusta el género, anímate, no te decepcionará.