Al ver las fotos que me envía, solo puedo agradecer. Agradecer a Dios, a los médicos, a toda la gente que aportó para su operación, a sus padres por su amor infinito hacia sus niñas y a Victoria, que como le escribí “Toda tú eres Victoria”, que al verle su sonrisa, su buen ánimo y su fuerza inquebrantable ante lo vivido, me llena de una sensación de agradecimiento inconmensurable por lo que el agradecer es el mejor ritual que conozco para estar en bienestar.

Ahora bien, esto sucede a los pocos días de iniciar mi viaje de reencuentro con mis hijos y nietas, un viaje tanto tiempo ansiado. No veía a mi hijo hacía siete años, a mi hija, hace casi cinco y no conocía a mi nieta menor de cinco años. Cuando comenzó la emergencia familiar, toda la incertidumbre de lo que podía tener la niña, cada examen negativo abría una posibilidad peor, solo la respiración consciente lograba calmar la ansiedad y el estrés.

Me sentaba a respirar, pasaba largo rato inhalado, reteniendo, exhalando, contando los tiempos de cada momento hasta que mi pensamiento se tranquilizaba y me era posible sentir sosiego, aquietarme, descansar y llegar a ese momento de conexión con el universo donde aceptamos y comprendemos que somos esencia libre en un cuerpo, con todo lo que ello pueda implicar.

Cada día agradezco el haber aprendido a respirar, sentir paz solo respirando es un ritual invaluable, pues no requiere sino de tu intención consciente y sus resultados son extraordinarios.

Estos son procesos internos, ese salvavidas que te lanzas a ti mismo para que el impacto de lo que sucede no te tumbe emocionalmente y si se puede, ser ayuda para otros que en ese momento te necesitan, al tiempo que tú también recibes ayuda y apoyo de los demás, este ritual de sostén no es otro que el compartir lo que estamos sintiendo y nadie mejor para ello que la familia, los amigos y la pareja.

En la experiencia que les relato, el hecho de no haber estado cerca de mis hermanas, unidas con fuerza ante las situaciones adversas, me entristecía profundamente, alentarlas y apoyarlas desde la distancia no era el ideal, pero era lo que era y sirvió. Mis hijos me apoyaban, respetaban mi tristeza, al mismo tiempo buscaban hacerme sentir que estaba aquí con ellos, logrando despegarme de esa desagradable sensación de culpa por no estar allá con los otros “míos”.

Por otro lado, hablar con mis amigas “presenciales”, mi pareja y mis amigas virtuales @charjaim y @miriannalis, escuchar sus palabras de solidaridad, aliento y acompañamiento me hicieron mucho bien. Gracias y abrazos para cada uno.

Este ritual lo pudiera llamar el “destape”, soltar todo aquello que te ahoga, llorar, quejarte, rasgarte las vestiduras para vaciar tanto sentimiento y poder levantar vuelo.

Los rituales son repeticiones de acciones que tienen significado, que somos conscientes de los beneficios que nos traen, practicarlos constantemente es conocerlos en profundidad para que en el momento que realmente lo necesitemos sean una estrategia que nos ayude a salir de un estado de mal-estar para llegar a otro de bien-estar. No esperemos estar mal para buscar estrategias de bienestar, hagamos un verdadero ritual con aquello que sabemos, nos hace bien y nos mantiene bien.

Esta es mi entrada, superatrasada, a la iniciativa número catorce de la amiga @charjaim, la cual agradezco un montón, pues aparte de servirme de catarsis siempre me alegra compartir lo que me hace estar mejor.

🌞⭐️🌞⭐️🌞⭐️🌞⭐️

English

Everything is so changeable that even those beliefs and rituals that have accompanied us for a long time, at a given moment, for various reasons, we decide to change them and replace them with the conviction that "I feel better with this than with what I have been doing".

As an example, I can tell you that during a long period of my life, from childhood to adulthood, every night before going to sleep I prayed to God for the world, for my family and for me. One fine day I realized that I did not need, I did not need to ask God for anything because with what he gave me voluntarily I felt satisfied and blessed, from then on I decided not to ask him but to thank him constantly for his goodness and love, in this way thanking became part of a new ritual that immediately synchronized me with my inner wellbeing.

However, I cannot say that I will not drink from this water, recently, in my family there was an event that destabilized us, that moved us as only situations that cause pain and despair can move us and that spontaneously comes out that cry for help to that source of invisible energy that we call God and for long hours I was lost in an infinite prayer asking for the health of the daughter of my niece, after a long operation of twelve hours where they removed half a lung, step by step the girl has been out of danger, and today she is still hospitalized recovering.