Esta es mi entrada al concurso hispaliterario promovido por @hispapro @celf.magazine @es-literatos y Writing Club

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_{Alexa en Pixabay}

ESPAÑOL

Pelotin una Amiga Inesperada

Hoy quiero contarles una de las historias más impresionantes que he vivido en mi vida, es especialmente resaltante porque involucra a muchos de mis amigos actuales, los cuales crecieron junto conmigo en la escuela al punto de ser hoy en día casi familia. Todo ocurrió en esa época de la infancia mágica en la que los niños fácilmente se impresionan con cualquier cosa, pero también por nuestra corta edad se muestran con mayor sinceridad los sentimientos y el material del que estamos hechos.

Era una mañana como cualquier otra en el colegio, los alumnos del cuarto grado tuvimos varias horas libre porque el profesor de deporte no pudo llegar a tiempo a la clase por una complicación en el transporte, así que nos vimos obligados a quedarnos por un largo tiempo en la cancha de futbol que está en la parte posterior del edificio principal, esta instalación no es gran cosa, es simplemente un gran terreno plano lleno de tierra en donde los niños solemos correr y jugar.

Esa mañana uno de mis amigos trajo una pelota de goma para jugar béisbol, ya saben de esas pelotas muy baratas que fácilmente se pueden esconder en un bolsillo para evadir las normas del colegio, ya que está prohibido jugar con este tipo de pelotas en las instalaciones porque no forma parte de la materia como tal en la que solo te enseñan futbol o básquet. Sin embargo, ante la ausencia del profesor, los traviesos varones nos dispusimos a organizar lo que llamamos popularmente como una caimanera, es decir, un juego de béisbol sin ningún tipo de instrumentos donde nuestro brazo es el bate y las manos el guante, aquí solo importa batear duro y correr aún más duro, sin importar mucho las reglas propias de este juego.

En cierto momento el partido estaba en su mayor emoción, nuestro equipo tenía un corredor en tercera base a la espera solo de un gran batazo para anotar, entonces fue el turno de uno de los más fuertes del salón, todos confiábamos en el para que lanzara la pelota lo más lejos posible y comenzamos a gritar una canción para apoyarlo y darle el impulso emocional necesario coreando su nombre.

Finalmente, la emoción corrió por sus venas y dio el resultado esperado, un fuerte golpe a la pelota la elevó por los aires con una velocidad impresionante que la situó muy alto antes de chocar directamente contra un árbol cercano, logrando un jonrón que no solo hizo que anotara el corredor que estaba en la tercera base, sino que además nos trajo una carrera adicional que consolidó nuestra victoria en aquel juego improvisado.

_{jonas mohamadi}

Corriendo de emoción me dirigí al árbol donde cayó la pelota para recogerla, entonces en ese momento descubrí algo realmente terrible que cortó de inmediato mi alegría al ver que la pelota golpeo a una pequeña ardilla que tenía su casa entre las ramas, el choque fue tan fuerte que el pobre animalito se precipitó desde las alturas quedando inconsciente. Las lágrimas brotaron de mis ojos al ver lo que habíamos hecho, aunque sin querer por supuesto igualmente lastimamos a un ser indefenso de la naturaleza. Tal vez por instinto la recogí del suelo temblando de miedo, en principio pensé que estaba muerta, pero luego pude sentir el latido de su minúsculo corazón entre mis manos y una respiración débil que me anunció que aún estaba con vida.

De inmediato grité a mis amigos por ayuda, ellos corrieron desesperados a donde yo me encontraba pensando que algo me había atacado en el árbol, pero al llegar todos quedaron con la boca abierta cuando vieron a la ardillita herida. Luego de minutos de charla intentando pensar en un plan para salvarle la vida al animalito, llegamos a la conclusión de que no podíamos dejarla allí, así que entre le construimos una casa improvisada con palitos, hojas y pedazos de tela que le arrancamos a un viejo muñeco de las decoraciones navideñas que lamentablemente se atravesó en nuestro camino. Por cierto, creo que la maestra todavía se pregunta quien fue el responsable de robarle la ropa al muñeco.

Otro de los muchachos compró algo de nueces en la cantina para darle alimento, yo me dediqué a cuidarla mientras alguien le daba un poco de agua, finalmente pudimos ver que reacciono muy bien a nuestros cariños y cuidados, pero el golpe en la pierna todavía evitaba que la ardilla pudiera moverse bien. Sin más que hacer por el momento, la dejamos en un sitio seguro donde le construimos un refugio y cada día la visitábamos en la cancha para ver como mejoraba poco a poco con nuestra alimentación, cariño y atenciones.

Tal vez puede que sea un hecho fortuito, o quizás fue algo mágico que el destino puso en nuestro camino, pero gracias a ese incidente nuestra amistad se consolidó al punto de ser familia. Ya estamos en bachillerato, han pasado años desde aquel evento y aún lo recordamos con alegría, especialmente cada vez que visitamos y le llevamos comida a pelotin nuestra querida ardilla mascota que nos espera cada día con mucha alegría para jugar con nosotros.

_{ROBSON ZUCCOLOTTO en Pixabay}

ENGLISH

Pelotin an Unexpected Friend

Today I want to tell you one of the most impressive stories I have ever experienced in my life, it is especially remarkable because it involves many of my current friends, who grew up together with me at school to the point of being almost family today. It all happened in that magical childhood time when children are easily impressed by anything, but also because of our young age we show more sincerely the feelings and the material we are made of.

It was a morning like any other at school, we fourth graders had several hours off because the sports teacher couldn't make it to class on time due to a transportation complication, so we were forced to stay for a long time on the soccer field that is at the back of the main building, this facility is not much, it is just a big flat ground full of dirt where we kids usually run and play.

That morning one of my friends brought a rubber ball to play baseball, you know those very cheap balls that you can easily hide in a pocket to evade the school rules, since it is forbidden to play with this kind of balls in the facilities because it is not part of the subject as such in which they only teach you soccer or basketball. However, in the absence of the teacher, we naughty boys set out to organize what we popularly call a caimanera, that is, a baseball game without any kind of instruments where our arm is the bat and our hands the glove, here it only matters to hit hard and run even harder, regardless of the rules of this game.

At one point the game was at its most exciting, our team had a runner on third base just waiting for a big hit to score, then it was the turn of one of the strongest in the room, we all trusted him to throw the ball as far as possible, and we started to shout a song to support him and give him the necessary emotional boost by chanting his name.

Finally, the emotion ran through his veins and gave the expected result, a strong hit to the ball lifted it through the air with an impressive speed that placed it very high before hitting directly into a nearby tree, achieving a home run that not only made the runner who was on third base score, but also brought us an additional run that consolidated our victory in that improvised game.

Running with excitement I went to the tree where the ball fell to pick it up, then at that moment I discovered something really terrible that immediately cut my joy when I saw that the ball hit a small squirrel that had its home among the branches, the shock was so strong that the poor animal fell from the heights and became unconscious. Tears welled up in my eyes when I saw what we had done, although unintentionally of course, we still hurt a defenseless being of nature. Perhaps instinctively I picked her up from the ground trembling with fear, at first I thought she was dead, but then I could feel her tiny heart beating in my hands and a faint breathing that announced she was still alive.

I immediately shouted to my friends for help, they ran desperately to where I was thinking that something had attacked me in the tree, but when they arrived they were all left with their mouths open when they saw the wounded squirrel. After a few minutes of chatting and trying to think of a plan to save the animal's life, we came to the conclusion that we couldn't leave it there, so we built it a makeshift house with sticks, leaves, and pieces of cloth that we tore off an old doll from the Christmas decorations that unfortunately got in our way. By the way, I think the teacher is still wondering who was responsible for stealing the doll's clothes.

Another of the boys bought some nuts at the canteen to feed it, I took care of it while someone gave it some water, finally we could see that it reacted very well to our love and care, but the blow on the leg still prevented the squirrel from moving well. With nothing more to do for the moment, we left her in a safe place where we built her a shelter and every day we visited her in the field to see how she was improving little by little with our feeding, love and attention.

Maybe it was a fortuitous event, or maybe it was something magical that destiny put in our way, but thanks to that incident our friendship was consolidated to the point of being a family. We are now in high school, years have passed since that event, and we still remember it with joy, especially every time we visit and take food to pelotin our beloved pet squirrel who waits for us every day with great joy to play with us.