Cuenta cuentos: Lo que se siembra, se cosecha. (Relato para reforzar los valores)

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Nuestra sociedad, cada vez más está siendo afectada por la falta de valores, es importante fomentar los mismos, no solo a la población infantil, sino a los adolescentes y personas mayores. Este relato puede verse reflejado en la vida real, la pérdida de valores en nuestros hogares, se exterioriza a las escuelas, el trabajo y todo nuestro entorno social. Por más difícil que se vea una persona para que comprenda lo importante que es el respeto, la tolerancia, el amor, la compasión, la humildad, siempre hay que insistir en reforzar. Pues no solo ocasiona un daño a sí mismo, sino a la sociedad.

Manuel tenía una gran hacienda, la había heredado de sus padres quienes la hicieron productiva y hermosa gracias a su trabajo diario, el amor y el tiempo que le dedicaban.

Manuel fue creciendo admirando más la abundancia de dinero y alimento que producía la hacienda de sus padres, en vez de valorar el trabajo que ellos hacían, así mismo su compañía, tanta abundancia lo hizo pensar que todo en la vida era fácil.

Los padres de Manuel le trataban con amor y respeto, le inculcaron valores, pero él hacía caso omiso de ellos, pues fue creciendo alimentando su ego, el deseo y fue permitiendo que la avaricia contaminara su corazón.



Cuando Manuel llegó a la adolescencia, cierto día su padre, algo avanzado ya de edad, le pidió que le ayudara a sembrar los hijos de unos árboles que daban frutos. Manuel era medio holgazán, se excusó con su papá diciendo que no podía ayudarlo porque se sentía mal. Se acostó debajo del árbol de cerezas a comer de sus frutas frescas.

Los padres de Manuel vieron con preocupación la actitud que estaba desarrollando y buscaron el momento oportuno para hablar con él.

Le explicaron que cosechar requería previo trabajo, para que la tierra diera frutos, hay que trabajarla, ponerle amor a cada planta y animal. Manuel se enfureció. Le respondió que ellos eran los que tenían la responsabilidad de mantenerlo y que él no tenía por qué matarse trabajando bajo el sol, pues observaba que todos los árboles daban fruto igual.

Ellos volvieron a explicar que eso requería de trabajo, había que regarlas y cuidarlas a diario, volver a sembrar para poder cosechar. Manuel les contestó a sus padres de forma altanera que solo trabajará cuando ellos le den su herencia y solo así lo considerará.

Años después, cuando Manuel estaba por cumplir veintitrés, sus padres viajaron a la ciudad para comprar abono y semillas para sembrar.

En el camino de regreso, el papá, quien iba conduciendo, perdió el control del vehículo al evitar arrollar a un conejo que se atravesó en el camino de tierra, lo que ocasionó que el mismo cayera por la ladera, donde ambos perdieron la vida.

La noticia llegó rápidamente a Manuel, los vecinos estaban llenos de tristeza, pues sus padres eran muy queridos en el pueblo por ser buenas personas, ya que siempre ayudaban a sus vecinos regalando un poco de su cosecha a los más necesitados. Todos veían a Manuel algo consternados pues él tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Después del entierro, Manuel regresó a su casa y exclamó: — ¡Al fin todo esto me pertenece.—

Semanas después, los vecinos tocaron su puerta por un poco de papas, Manuel los corrió a todos. Mientras tanto, él jamás volvió a sembrar, ni cuidar de los animales, ni de las plantas, mucho menos regarlas. Toda la cosecha se perdió y muchos animales murieron. La tierra se volvió improductiva y ya casi no tenía para comer.

Recordó a sus padres y lloró amargamente porque ya no están. La árida tierra le hacía ver la carencia de sus sentimientos, la avaricia se reflejaba en la delgadez extrema que tenía su última vaca.


No importa cuanto Manuel recordara la bonanza pasada, no importa cuanto quisiera haber cambiado su actitud, pues existe algo que jamás podrá recuperar, las vidas de sus padres, así como el tiempo que desperdició sin disfrutar de sus conocimientos y compañia.

Debemos siempre sembrar cosas buenas, buenos sentimientos y ser constantes, para que todo ello nos proporcione buen fruto.

En abundancia dar a quien necesita,
trabajar a diario mientras el sol brilla
y no permitir que nuestros corazones
se llenen de envidia,
ni avaricia.



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Relato y dibujos de mi autoría.


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11 comments
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No es fácil educar con valores y ello se debe hacer desde temprana edad cuando el niño es aún una esponja permeable, con los años algunas se ponen duras y no tienen capacidad de absorber nada. Gracias y felicidad siempre

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Gracias a ti <3. Hay que promover los valores siempre.

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Muy bien @equipodelta! Siempre enalteciendo los valores a través de la literatura infantil y para todo público. "Nunca debemos olvidar a la generación de relevo", buen trabajo y buena reflexión. El gráfico te ha quedado genial, como siempre, Saludos, amiga!

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Una generación de relevo carente de valores :( Gracias querido Nacho.

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En Facebook: No trabajo, mis padres me mantienen.
¿Te suena? Haha gran post amiga mía. <3

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Y según para ellos es un chiste y un orgullo.

Gracias por tu apoyo querido amigo.

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Excelente historia, la contaré a los niños de la iglesia, ya que en estos tiempos muchos están creciendo como Manuel.

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Que triste pero es una realidad. Hay que insistir.

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