Jueves de recuerdos, y me viene como anillo al dedo, pues mi musa está desaparecida, así que tal vez recordando viejos momentos regrese. Hace un par de semanas les contaba de cuando una semana de trabajo se convirtió en seis meses de aventuras espectaculares, por cierto, ¡Hola a todos, espero estén teniendo una semana interesante! Ahora sí, continuo, de esos 6 meses, termine enojada nuevamente con Carlos (mi jefe), por un malentendido, del que me entere 2 años más tarde, ya que por malcriada no le quise atender nuevamente el teléfono, fue el periodo más largo que estuve sin hablar con Carlos, pues además de ser mi jefe, ha sido hasta la fecha uno de mis mejores amigos, aunque no, el mejor de los jefes jajaja.




Para mediados del 2012, en el cumpleaños de Diego, me encontré nuevamente con Carlos, quien estaba despechado por n-esima vez, por lo que nos reunimos un par de veces para tomarnos algo y conversar, en una de esas salidas, me pidió que le colaborara en un proyecto que había que levantar en Caracas, específicamente se trataba de un hospital materno infantil que estaban por construir en una localidad de la ciudad capital, si bien mi carrera es ingeniería industrial, cuando comencé a trabajar con Carlos, años atrás, él me enseñó todo lo que implicaba el levantamiento de un proyecto de construcción, desde cero, y la verdad es que amaba hacer eso, ese trabajo me llevo poco más de dos semanas en las que se trabajó día y noche para cumplir con las fechas establecidas para la licitación de la obra. Mientras trabajaba en el proyecto, escuchaba como conversaban en la oficina sobre un proyecto en la Isla de Margarita.




Al terminar el proyecto de Caracas, Carlos me llamo a su oficina, paso lo que llevaba toda la semana deseando, me invito a formar parte de su equipo de trabajo en la isla de Margarita, trabajaría con el maestro de obra con el que ya había trabajado en Cunaviche, alguien que se convirtió en mi hermano, un excelente compañero de trabajo, y esta vez no iría Diego, sino uno de sus hermanos, esto no era algo que me agradara, ya que, trabajar con los hermanos del jefe, era algo tedioso, pues con bastante frecuencia, no les gustaba seguir órdenes, sin embargo, Gabriel, quien es abogado de profesión, así que no sabía nada de construcción, termino siendo un buen compañero de equipo. En esta oportunidad, otra nueva decepción amorosa y financiera, me impulsaba a poner tierra y ahora mar, de por medio, es decir, me cayó como anillo al dedo, además, no conocía la isla, así que esta sería la oportunidad perfecta, o por lo menos eso pensaba yo.




Carlos me dijo ese día, recuerdo que fue un miércoles, nos vamos mañana a las 2:00 pm, así que, yo debía regresar a mi pueblo para hacer mis maletas y estar puntual en la oficina ese día, en el camino a casa recordaba que tenía toda la ropa sucia, después de todo llevaba dos semanas trabajando en el proyecto, y me había gastado toda la ropa limpia, no tenía más que un traje de baño, me hacía falta comprar unas cosas de higiene personal, algunas prendas frescas para el calor de la isla, en fin, iba cargada de ilusiones y con aquellas ganas de maravillarme con lo que podía encontrar en la isla. Cuando llegue al siguiente día a la oficina, Carlos me comento que nos iríamos por carretera hasta Puerto la Cruz y de ahí tomaríamos el ferry a La Isla, yo la verdad, ame la idea, pues viajaría cómoda y me gusta viajar por carretera, todo iba bien, hasta que cuando íbamos a mitad de camino perdí mi teléfono celular, recuerdo que era un BlackBerry Bold, quería cambiarlo, pero aún debía trabajar para cambiarlo, así que, ese no era el momento.




Les cuento que odie el viaje en ferry, el calor era infernal, aquel banco inmenso iba tan lento que parecía que no se movía, porque además de ir lento, era de noche, ir en la parte de adentro del ferry era la manera de viajar algo más cómodo, pero el calor era algo insoportable, pues no había aire, las ventanas eran fijas, así que no había entrada de aire, recuerdo que nos acomodamos como pudimos sobre un viejo cajón que había en cubierta para pasar la noche, en total fueron 8 horas torturantes. Ya que llegamos el aire con ese olor a mar, las empanadas del embarcadero y esa brisa típica del mar, simplemente te cambian la perspectiva, y es que, ahí es cuando te das cuenta de que tan cierto es ese viejo dicho que reza ¡En el mar, la vida es más sabrosa!




Llegamos directo a una de las plantas eléctricas que suministran energía a la isla, le haríamos mantenimiento a 4 de estas plantas, comenzaríamos con la planta que suministra energía en Boca de río, luego seguía la planta de Los Millanes, para continuar con Las Hernández y por último la Planta Luisa Cáceres de Arismendi, se suponía que este trabajo se debía hacer en 4 meses, pero terminamos quedándonos 6, bueno, yo me quede solo 6 meses, el trabajo se alargó por dos meses más, yo al llegar diciembre, nuevamente discutí con Carlos, pues él quería que pasáramos navidad en la isla, así que me regrese a mi casa el 14 de diciembre de ese año, la verdad es que, a los dos meses me quería regresar, me dio una fuerte depresión, siendo sinceros, aunque La Isla de Margarita, tiene sus cosas hermosas, no es lo mismo ir como turista, que ir en plan de trabajo, lo menos que te queda es tiempo para distracciones, los días libres terminas tomándolos para hacer las labores del hogar, hacer mercado y dormir todo lo que puedas jajaja.




Creo que si alcance a ir unas 10 veces a la playa en esos 6 meses que estuve en la Isla, fue mucho, me quedaron muchas playas por conocer, parques, lugares turísticos emblemáticos, discotecas, incluso centros comerciales, y si algo debo decir de este viaje, es que gracias a este viaje, hoy tengo a mi Mathias conmigo, pues en ese viaje de trabajo, en el que, por primera vez no iba pensando en irme de rumba en rumba, sino que, iba enfocada en trabajar, conocí al que se convertiría en el donante, para que hoy por hoy pudiera tener a mi pequeño terremoto en casa, pero, esa es otra historia, que probablemente algún día contaré.

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas de mis archivos.}

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta publicación, si tiene alguna pregunta, crítica o sugerencia, le agradecería dejármela en la caja de comentarios, y recuerda, ¡Tú también puedes hacer magia en la cocina y a dondequiera que vayas!

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