Desde hace unos cuantos años deje de seguir las leyes de Murphy, y pensar de manera positiva, pero hoy debo citarla, pues cuánta razón tenía Murphy al crear sus leyes, la que hoy encaja a la perfección para mí es, Si algo puede salir mal, saldrá mal, y Cuando piensas que todo va mal, prepárate, pues van a empeorar, justo así estoy en este momento, y es que como decía mi abuela en tiempos de crisis, cuando no estoy presa me están buscando jajaja, esta ha sido una semana de locos y apenas es miércoles. El lunes mi Mathias no pudo asistir a clases, pues tenía algo de tos, la libramos con sus medicamentos y pudo asistir ayer martes al colegio sin novedad, sin embargo, en lugar de Mathias asistir al colegio el lunes, yo fui a conversar con la maestra y explicar la situación, a la vez de copiar la clase para que él la hiciera en casa y así no perdiera el hilo de lo que habían visto, pues en esa salida no sé por dónde pase que al llegar a casa tenía una fuerte alergia, que al día de ayer se había convertido en gripe.



En vista de mi malestar, me tomé un antialérgico y le dije a mi madre que me acostaría un ratito, pues la verdad no me sentía bien, creo que ya mi cuerpo me estaba pasando factura, por tanto, estrés y poco descanso, mientras descansaba mi madre se dispuso a cortar unas telas para hacer unas franelas, y sin que mi papá se diera cuenta monto a cocinar unas lentejas, en la olla de presión, para ayudarme a preparar el almuerzo, algo que ella no debe hacer, pues aún continua con su reposo postoperatorio, cuando me despierto me doy cuenta de que estaban en la cocina, le agradecí y me dispuse a revisar mi blog, para hacer algunas curaciones, en ese momento comenzó a sonar la olla de presión como si algo malo estuviera pasando, de inmediato fui y apague la hornilla, seguramente alguna concha de lenteja había tapado la válvula de presión, y le dije a mi mamá que esperara que se enfriara para abrir la olla y yo verificar como estaban las lentejas, acto seguido me vine de nuevo a la PC.



Pasados un par de minutos se escuchó un silencio incómodo en casa, de esos que sientes cuando tienes niños pequeños en casa, con la salvedad de que Mathias estaba en el colegio, de repente escucho a mi papá preguntándole ¿Te quemaste? Y no había respuesta alguna de parte de mi madre, cuando salí a ver qué había pasado encontré la cocina bañada de lentejas de techo a piso, y mi madre estaba en el jardín buscando una sábila para colocarse en el brazo, pues el agua a presión le había caído en el brazo y parte del pecho, yo la verdad no sabía si llorar, reír, zarandearla como a un niño que hace una travesura o salir corriendo, solo unos minutos antes le había dicho que dejara la olla enfriar que yo me encargaba de eso, algo que ella desde que tengo uso de razón me ha dicho cada vez que uso la olla a presión, lo hizo ella, la verdad no sé ni que pasaría por su mente en ese momento. Esto ocurrió minutos antes de salir a buscar a Mathias al colegio, por lo que por un instante me quede petrificada sin saber qué hacer, siempre trato de mantener la calma, pero en ese instante mi cerebro no procesaba.



Rápidamente, tome una cebolla, la licue con la sábila y se la coloque sobre el brazo, salí a buscar a Mathias y en el trayecto llame a mi hermano para pedirle que me comprara un tubo de Sulfadiazina de plata, recordé que cuando trabajaba como encargada del servicio médico de una empresa y la médico que estaba para ese entonces me decía que eso era lo mejor para las quemaduras, mientras, iba pidiéndole a Dios que no fuera una quemadura grave, al regresar a casa me encontré a mi madre limpiando el desastre de la cocina, en ese justo momento, les juro que quería amarrarla, ella no puede hacer eso por su reposo, la mande a su cama cuál chiquilla regañada. Rato después la vi llorando, pidiéndome disculpas porque ella, por querer ayudar, empeoro las cosas, tanto para ella como para mí, no puedo negar que quise llorar, pero respire profundo y le dije que no se preocupara que todo iba a estar bien.



Hoy vino la esposa de mi primo a revisar la quemada, ella es enfermera y tiene experiencia con esto, además es a la que acudimos siempre que tenemos un problema de este tipo, tuvo que desbridar toda la quemada, pues se habían hecho unas grandes ampollas durante la noche, debo decir que le tome un par de fotografías, pero no soy capaz de compartirlas con ustedes, eso sin contar el fuerte dolor que mi madre sentía mientras le hacían las curas, debo decir que este es por mucho uno de los dolores más horribles que pueden existir. Quemadura de segundo grado - expreso, Marina (la esposa de mi primo) - suspire y me voltee para no seguir mirando, y así no llorar, porque era lo que me provocaba, luego me fui al lavandero, a continuar lavando y ya si una lágrima salía podría decir que era el sudor, mientras tanto recordaba esa frase de mi abuela, una y otra vez, ¡Es que, si no estoy presa, me andan buscando! En este punto me pregunto, ¿Dónde está el lado positivo de todo esto?

Salir corriendo es de lo que tengo ganas, no hacer nada, y es que aquí donde estoy la alergia se convirtió en gripe, y aunada a la tos por estrés, de la que ya me encontraba mejor y que desde ayer nuevamente revivió, me siento de la patada, solo deseo tener hoy un buen descanso para mañana regresar renovada.

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas con la cámara de mi Xiaomi Redmi Note 9S sin edición.}

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta publicación, si tiene alguna pregunta, crítica o sugerencia, la agradecería que la pusiera en la caja de comentarios, y recuerda, ¡Tú también puedes hacer magia en la cocina ya dondequiera que vayas!

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