Miss Shaughnessy [ENG/ESP]

avatar

LGBTQIA.png

ENG.png

I got out of the back seat of Sheriff Brown's car, with more cunning than I expected. I prowled around the perimeter of the police station, contemplating the town that until recently seemed so alien to me, even though I was a native of that land, but when I was told that something had happened to my dear friend Thomas, I didn't hesitate for a moment to leave on the first train out of London that cold winter morning.

The last time I had heard him, he was afflicted with a constant paranoia that not even his wife understood. He babbled his terror through the smoke of his pipe; even behind the telephone receiver he could feel her hoarse voice and sense her intense fear. Yet Margareth was as devoted to her husband as she had once promised she would be: in sickness and in health, until death do them part. And although we all knew of Thomas' constant panic attacks, no one in his circle was prepared for what would happen next.

Two months later, he would suspiciously end his life. He was not a coward, I don't mean that ending one's own life is something only someone without guts can do, but Thomas was not a man who ran away from his problems. He always faced whatever was going on with his life, that made me doubt a lot more. But, the police found no traces that led them to suspect murder.

But, even if Margareth believed her husband had committed suicide, I was going to find the truth no matter what it took. That's why I ended up contacting my friend, Sheriff Brown, an old acquaintance of ours. We both knew that Thomas would not have poisoned himself and if he had, he would not have chosen to do it in such an unconventional way as to end up taking a few drops of cyanide.

No one in their right mind would want to suffer such a horrible death and we all knew he was a godly and God-fearing man. Another thing that caught our attention was to discover that Margareth had called 911 long after 10:00 a.m. It was suspicious considering that they slept together. How could she not have noticed her husband's agony?

He didn't want to mistrust her. She knew how much she loved him, she had sacrificed much of her time to stay at home to take care of him, but she didn't want to miss any possible clues. If Margareth had anything to do with my friend's death, then I was going to make her pay a heavy price myself; I sat down on a thin bench that was right next to the door of the Sheriff's office. My head turned the instant I saw Mr. Wilson, a man of breeding whom we all knew in town.

He was oblivious to my presence, but I thought it was a very strange sight to see him in these parts. I had left Georgetown some years before; I was too libertine for a town like that, full of conservative people. I married, divorced and never had children, but driven by my urge to experience new adventures, I agreed to work as a guest columnist on the Mirror's crime page.

There, dressed in a perfect tracksuit and wonderful patent leather boots, I was introduced to the world of criminal investigation. Although the police would never take me seriously, because I was a woman and looked more like an amateur investigator, I never let that affect me, on the contrary, that rejection made me want to be even better and little by little I gained access to much more information. However, in none of the cases in which I had participated, I had become as personally involved as I would with the Thomas case.

Thomas was my best friend, his death dealt a severe blow to my already difficult existence. As I was pulling some mud from my boots, I noticed the presence of a stubby woman who was insistently scrutinizing me with her gaze. Embarrassed, I couldn't hold that woman's gaze and decided to look towards the south end of the building. Then, I noticed something even stranger: Mr. Wilson was carrying a very young girl in his car.

Mr. Wilson was an unconfessed homosexual, but we all presumed his inclinations. Seeing him with that damsel made me suspicious, but it made me more suspicious to learn that on his visit he had tried to find out more about Thomas' death. Why would a rich man of the town care about the death of a mortal, but I couldn't be so extreme either, I thought.

Soon, I again acceded to the kindness of Sheriff Brown, who took me to my hotel as soon as he could. If all went well on my visit to my homeland, I would soon discover the truth about Thomas' death, whatever it was. Even knowing that everything would probably point to an imminent suicide, nothing and no one would make me give up my own intuition.

To be continued...

ESP.png

Me bajé del asiento trasero del carro del Sheriff Brown, con más astucia de la que esperaba. Merodeé todo el perímetro de la comisaría, contemplando el pueblo que hasta hace poco me parecía tan ajeno a mí, a pesar de que era oriunda de aquellas tierras, pero cuando me dijeron que algo le había ocurrido a mi querido amigo Thomas, no dudé ni un instante en salir en el primer tren que salía desde Londres, aquella fría mañana de invierno.

La última vez que le había escuchado, él se sentía aquejado por una constante paranoia que ni siquiera su esposa comprendía. Balbuceaba su terror con el humo que expelía su pipa; incluso detrás del auricular del teléfono podía sentir su voz ronca e intuir su intenso miedo. Sin embargo, Margareth se desvivía por su marido tanto como había prometido alguna vez lo iba a hacer: en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separará. Y aunque todos sabíamos de los constantes ataques de pánico que sufría Thomas, nadie de su círculo estaba preparado para lo que ocurriría después.

Dos meses después, acabaría con su vida de manera sospechosa. Él no era un cobarde, no quiero decir que acabar con la vida propia sea algo que solo alguien sin agallas pueda hacer, pero Thomas no era un hombre que huyera de sus problemas. Siempre enfrentaba lo que fuera que estuviera pasando con su vida, eso me hizo dudar muchísimo más. Pero, la policía no halló rastros que los condujera a sospechar que hubiera sido un asesinato.

Pero, aunque Margareth creyera que su esposo se había suicidado, yo iba a dar con la verdad costara cuánto costara. Es por eso que me terminé comunicando con mi amigo, el Sheriff Brown, un viejo conocido de ambos. Los dos sabíamos que Thomas no se hubiera envenenado y de hacerlo no hubiera elegido hacerlo de una manera tan poco convencional como terminar tomando unas cuantas gotas de cianuro.

Nadie en su sano juicio querría sufrir una muerte tan horrible y todos sabíamos que él era un hombre piadoso y temeroso de Dios. Otra cosa que llamo nuestra atención, fue descubrir que Margareth había llamado a emergencias mucho después de las 10 de la mañana, aquello era sospechoso teniendo en cuenta que ellos dormían juntos. ¿Cómo no se dio cuenta de la agonía de su esposo?

No quería desconfiar de ella. Sabía cuánto lo quería, había sacrificado gran parte de su tiempo para quedarse en casa a cuidar de él, pero no quería obviar ninguna posible pista. Si Margareth tenía algo que ver con la muerte de mi amigo, entonces yo misma iba a encargarme de hacerle pagar un alto precio; me senté en un banco fino que estaba justo al lado de la puerta de la oficina del Sheriff. Mi cabeza volteó al instante que vi al Señor Wilson, un hombre de alcurnia al que todos conocíamos en el pueblo.

Él ignoró mi presencia, pero me pareció un hecho muy extraño verlo por esos lares. Me había marchado hacía algunos años atrás de Georgetown; era demasiado libertina para un pueblo como aquel, lleno de gente conservadora. Me casé, me divorcié y nunca tuve hijos, pero guiada por mi ímpetu de experimentar nuevas aventuras, accedí a trabajar como columnista invitada en la página de sucesos del diario The Mirror.

Allí, ataviada con un perfecto chándal y unas maravillosas botas de charol, me inicié en el mundo de la investigación criminal. Aunque la policía no me tomará en serio nunca, porque era mujer y parecía más una investigadora amateur, nunca deje que eso me afectara, al contrario, aquel rechazo me hizo querer ser aún mejor y poco a poco fui a accediendo a mucha más información. Sin embargo, en ninguno de los casos en los cuales había participado, me había involucrado tan personalmente como lo haría con el caso de Thomas.

Thomas era mi mejor amigo, su muerte asestó un duro golpe a mí ya difícil existencia. Mientras me sacaba un poco de fango de mis botas, noté la presencia de una mujer rechoncha quien insistentemente me escrutaba con su mirada. Avergonzada no pude mantener la mirada de aquella mujer y decidí mirar hacia el extremo sur del edificio. Entonces, noté algo mucho más extraño aun: el señor Wilson llevaba a una muchacha muy joven dentro de su auto.

El señor Wilson, era un homosexual no confeso, pero todos presumíamos sus inclinaciones. Verlo con aquella damisela, me hizo sospechar, pero más me hizo sospechar saber que en su visita había tratado de averiguar más acerca de la muerte de Thomas. ¿Por qué le importaría a un hombre rico del pueblo la muerte de un mortal?, pero tampoco podía ser tan extremista, pensé.

Pronto, otra vez accedí a la amabilidad del Sheriff Brown, quién me llevo a mi hotel en cuanto pudo. Si todo salía bien en mi visita a mi tierra natal, pronto descubriría la verdad acerca de la muerte de Thomas, fuera cual fuera. Incluso sabiendo que probablemente todo apuntaría a un inminente suicidio, nada ni nadie me haría desistir de mi propia intuición.

Continuará...


LGBTQIA.png


Another posts that may interest you | Otras de mis publicaciones que quizás te interesen:


Decisiones
La vida sin Gerald
Injusticia en El Bósforo

Source of the image on the cover - Fuente de la Imagen en la portada

Translated by me & also using Deepl

LGBTQIA.png



0
0
0.000
6 comments
avatar

Buena confección de elementos criminales; la sospechosa muerte, las pistas del asesinato. Pudiera creer yo que fue la esposa, y sin embargo, conservo mis dudas. Ahora, queda esperar el descenlace de la historia para conocer qué fue lo que pasó. Genial 👍. Mantienes el misterio de principio a fin ⭐

0
0
0.000
avatar

Que manera de hacer que nuestra imaginación permita asociar los eventos y personajes de la historia. Cada vez que profundizaba en la lectura, me daba curiosidad por descubrir al asesino o que tal vez si se suicidó. Habrá que descubrirlo en el próximo post. Disfrutó leerte. Saludos.

0
0
0.000