Sketchbook: Boceto Final [ENG/ESP]

Marionne llegó a nuestra altura y de inmediato hice el esfuerzo de zafarme de aquella situación. Ella era engreída y batía su estúpida melena como si de una cola de caballo se tratara. Steve, que hasta ahora se había mantenido en silencio, puso sus ojos en blanco y justo antes de que ella se acercará me había dicho que "le guardara el secreto". Yo no le hice caso y seguí el camino hacia mi casa como si nada hubiera pasado.

Recuerdo haber llamado a casa de Claudia, para contarte aquello que me había acontecido, pero me puse a pensar en cuál era aquel secreto que Steve quería mantuviera en silencio. ¿Acaso era gay?, porque si era así, seguramente yo hubiera sido muy feliz, pero aquello era improbable y en un destello de cordura de mi parte, acordé que el secreto al que hacía referencia era que dibujaba.

Pero, ¿qué tenía aquello de malo?, es que acaso si eras popular, ¿no podías tener algún talento? Comencé a reflexionar en aquello todo el día y parte del otro, tratando de descifrar el por qué tenía que guardar silencio acerca de aquello. No iba a tener que esperar mucho para descubrirlo; al día siguiente llegué más temprano que nunca al instituto, quería encontrarme con Claudia, pero en lugar de mi mejor amiga terminé por encontrarme de nuevo con Steve, que me hizo señas para entrar a la biblioteca.

La biblioteca era el segundo lugar más solo de la secundaria, solo por detrás de los últimos salones. Nadie se preocupaba en leer y los que iban a ese sitio, era porque tenían que cumplir algún tipo de castigo. Steve actuaba sospechosamente, como si quisiera que nadie nos viera hablando y mucho menos a solas. Aquello me pareció una completa estupidez, que acabó por cabrearme.

—¿Pero a ti que mierda te pasa? —dije enfadado —si no quieres que te vean hablando conmigo, entonces no lo hagas.

—¡No es por eso!, ¿ahora quién se siente el centro del universo? —profirió Steve, haciéndome sentir mal al instante —si te he citado aquí, es porque quiero que sepas que sí que también dibujo, pero que a mi papá no le gusta que lo haga.

—Pero, ¿por qué?, ¡eres muy bueno! —dije consternado, pero, algo dentro de mí se temía que fuera por el motivo que estaba elucubrando.

—No sé cómo explicártelo, pero aquí voy. Mi papá piensa que hacer dibujos es para "maricones", lo he estado haciendo en secreto para que no se degustará conmigo y la verdad es que eso frustra. Ni siquiera Marionne lo sabe, no me he atrevido a compartir mis bocetos con nadie y no sé por qué lo hice contigo.

—Bueno, la verdad es que no sé qué decirte. Eres guapo, sabes dibujar y usas la puta patineta como los dioses del Olimpo; me pongo a reflexionar y uno nunca creería que estuvieras viviendo un completo infierno gracias a tu papá. ¡La verdad es que eso apesta!, —aquel ataque de sinceridad, me había dejado anonadado, porque prácticamente acaba de admitir que era gay y que por ende también dibujaba — pero bueno, no pasa nada, puedes contar conmigo.

Steve me dio un abrazo tan tierno que pude entender, por todo lo que estaba pasando. Él no era gay, solo tenía miedo. Su papá era tan homofóbico como la mayoría de los padres del instituto, aquellos eran otros años. Pero, yo seguía sintiéndome como una chica de Wattpad, que vivía su fantasía con su crush inalcanzable. Hasta ese punto había evitado llorar, pero cuando hube comenzado, no tuve forma de detenerme. Steve se dio cuenta y me acercó su pañuelo.

—Gracias, Camilo. Si bien es cierto que no somos cercanos, eres el único que, a pesar de ser tímido, no finges ser perfecto. Es por eso que creo que tú eres la persona perfecta para resguardar mis bocetos. Será por poco tiempo. Prometo que apenas me vaya a la universidad, los buscaré y los llevaré conmigo a donde sea que vaya. Y a ti, te estaré eternamente agradecido.

—No te preocupes, conmigo van a estar en buenas manos, —dije mientras recibía los bocetos y me impresionó mucho que Steve cargará con ellos a cualquier parte a donde iba, por miedo a ser descubierto —sabes algo Steve, yo soy gay. Te lo digo, porque nunca se lo he dicho a nadie y se siente liberador. No lo he dicho por no estar seguro, por miedo al qué dirán, porque ser gay parece ser una maldita penitencia.

—No tiene nada de malo ser gay, Camilo. De hecho, quiero que sepas que cuentas con un amigo en mí y que no me importa para nada.

Nos fundimos de nuevo en un abrazo y yo esperé a controlarme para salir de la biblioteca. Dibujar era algo que yo hacía para distraerme, nadie lo sabía a excepción de Claudia. Pero, dolía saber que alguien tuviera que ocultarlo por las inseguridades de otra persona. Aquella situación me enseñó que no importa que tan perfecta se vea una persona, todos llevamos una carga encima.

El año terminó, comenzaron las graduaciones. Se acababan aquellos años, venían las preocupaciones, la universidad, decidir que profesión íbamos a ejercer en el futuro. Para mí estaba claro, quería ser arquitecto. Para Steve, habían encontrado un cupo para estudiar Derecho, eso fue lo último que supe. Sus dibujos siguen conmigo, nunca los buscó, nunca más lo vi. Todavía pienso que quizás él sentía que yo era especial y por eso yo sería el indicado para salvaguardar sus bocetos. Él dejó que su papá decidiera por él, por aquella vida perfecta. ¿Y yo?, yo soy ahora un imperfecto pero feliz, arquitecto.