Camuflado en la sonrisa simulaba bienestar
se reía a carcajadas fingiendo felicidad
maquillaba su dolor, ocultaba su verdad
se mofaba en silencio de su triste realidad.

La ansiedad le invadía en horas de soledad
¡estoy bien! se repetía sollozando sin cesar
y lloraba, y reía, sin poderlo controlar
lo que fuerte parecía solo era un antifaz.

Para quienes le veían él era un chico normal
simpático, alegre, bondadoso, servicial
cualquiera apostaría por su paz espiritual
suponer algo distinto sería absurdo e irreal.

Lo que él aparentaba distaba de la verdad
era luz para otras vidas, para él oscuridad
batallaba con demonios que no podía matar
claudicaba cada noche en su intento de escapar.

Celebraba día a día la vida de los demás
mientras que en su interior con la de él quería acabar
los motivos de rendirse cada vez se hacían más
sus fantasmas le gritaban: ¡nunca lo vas a lograr!

La depresión que sufría nadie la imaginaría jamás
pensamientos suicidas le empezaron a acechar
se apoderaron de su mente sin poderlos evitar
terminó por convencerse que eso curaría su mal.

Una enfermedad del alma por demás emocional
que llega sin previo aviso, que invade tu intimidad
la que pocos reconocen y que muchos deciden ignorar
un trastorno que quienes lo padecen se esfuerzan por ocultar.

En la actualidad, cada vez son más las personas diagnosticadas con trastornos emocionales asociados a la depresión, muchos logran superarlo gracias a la ayuda especializada oportuna, otros en cambio la padecen en silencio haciéndose en ocasiones imperceptible para quienes le rodean. Lamentablemente, no todos los casos tienen un final feliz. Luchar por superar la depresión puede resultar cuesta arriba para muchos pacientes, la familia y los amigos son importantes para sobrellevar este proceso, pero la ayuda profesional es imperativa.

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