The country we don't look at - El país que no miramos

Con ese título se conoció un programa de televisión, en realidad un micro programa ya que su duración era de escasos minutos que se colocaba como comodín o relleno entre otros programas y trasmisiones. En los primeros tiempos era cuestión de suerte poder verlo, luego con el creciente interés del público por la gran calidad de sus presentaciones, ocupó un lugar más destacado, como lo merecía.

El programa fue una genial creación de un actor de cine y teatro, director y luego librero llamado Iván Grondona. Luego de pasar por varios papeles incluyendo el de galán en telenovelas y películas románticas, participó en varias películas y obras de teatro de renombre, pero su gran oportunidad llegó en el año 1983 cuando produjo y condujo ese corto programa de televisión donde mostraba lugares desconocidos o al menos ignorados por la mayoría de la población de mi país. Llegó a realizar 1200 programas y recibió varios premios, inclusive algunos internacionales.

De ese programa aprendí muchas cosas útiles como por ejemplo la de saber que en cualquier parte de la Argentina podemos encontrar cosas insólitas, hermosas o llenas de historia y tradición. Aprendí que, caminando por las calles de Buenos Aires, esta ciudad inmensa y llena de enormes edificios de cemento se pueden encontrar tesoros y curiosidades de enorme valor, también aprendí a buscar en los libros sobre esas mismas cosas y conocer un poco más de como se construyó este lugar que me ha tocado en suerte para vivir.

Un par de días atrás, realizando mi caminata de cada mediodía para ejercitarme un poco y escapar por un rato de la rutina del trabajo y la incómoda postura de la computadora, su pantalla y su teclado, encontré algo que no había visto nunca y está ubicada solo a 200 metros de mi casa. Increíble, por cierto, inmediatamente recordé el programa de Grondona y sus recomendaciones de mirar hacia arriba y prestar atención a los detalles.

Es una iglesia evangélica de nombre Iglesia de la Paz y en realidad si la había visto muchas veces, su fachada exterior es simple y sobria, no atrae particularmente por ningún detalle específico, sin embargo, jamás había reparado en su construcción trasera, oculta por el follaje de los árboles y por la altura de su fachada exterior; es una especie de estructura de cúpulas superpuestas de considerable altura.

Inmediatamente me puse a buscar fotografías de su interior porque se me ocurría hermoso. No me equivoqué y aunque solo encontré escasas referencias, tomé un par de fotos del interior que se encuentran en GoogleMaps, no pude encontrar otras que tuvieran el nivel de detalles que quería mostrar.

Iván Grondona falleció hace varios años, pero me dejó esa enseñanza de mirar con atención y no solo transitar rutinariamente, esta vez esa iglesia me tomó por sorpresa, como muchas veces en sus programas, además acabo de recibir otra sorpresa, nació el mismo día que yo, aunque mucho tiempo antes.

A propósito de su profesión adicional de librero, vivía en el casco histórico del barrio de San Telmo y allí abrió una librería que también se convirtió en salón de lectura, tertulias, teatro y poesía. Siempre estuvo rodeado de la cultura y fue un maestro para trasmitirla.