Visita al Museo Molino Andes en Trevelin (SPA-ENG)

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Este verano, como varios otros, decidimos ir con mi esposa a la Patagonia, el destino final era el pequeño y bucólico pueblo de Trevelin aunque también tuvimos tiempo para trasladarnos unos días a Esquel, la ciudad cordillerana más importante de la provincia de Chubut, lugar de residencia de mi amigo de toda la vida desde hace más de 20 años.

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Por esas casualidades de la vida, desde hace poco más de un año, mi hijo, su esposa y su pequeño hijo de dos años decidieron vivir en ese paraíso distante 2000 km. de la ciudad de Buenos Aires y los extrañamos demasiado como para no aprovechar los días de vacaciones para pasarlo con ellos.

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Por supuesto que siempre hay tiempo para disfrutar de los paisajes, de los atractivos turísticos y de la cultura que ofrecen esos lugares, y si se hace con el nieto sobre los hombros mucho mejor todavía.

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Una visita que teníamos pendiente desde hace tiempo era el museo Molino Andes, una antigua compañía cuyo gran edificio albergó un molino de trigo movido por fuerza hidráulica, como se acostumbraba en los años de la inmigración galesa a aquellas tierras por entonces desiertas y escasamente pobladas.

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No podía faltar la maqueta del velero "Mimosa", el transporte marítimo que trajo a nuestro país a los primeros inmigrantes galeses, hizo tres viajes, en el último se hundió.

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Muchas cosas me sorprendieron gratamente, una de ellas fue observar algunas fotografías que demostraban claramente la simbiosis entre los colonos europeos y los indígenas que habitaban esas tierras desde tiempos inmemoriales.

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Esa mezcla de razas se nota claramente en nuestros días cuando vemos o hablamos con descendientes de galeses, pero con perceptibles rasgos nativos, nombres latinos con apellidos anglosajones y otras mezclas similares.

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Muy llamativas las maquinarias y herramientas que se utilizaban en los albores del siglo XX, a vapor o manuales, pero de un ingenio sorprendente y elaboradas técnicas que demandaban un gran conocimiento de física e industrialización.

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Entre muchas otras cosas vimos un tractor, una sierra circular, cosechadoras, carruajes, balanzas y un sinfín de otras herramientas y objetos que colaboraban en esos años en la producción y elaboración del trigo y harina, de igual forma, objetos para el aprendizaje, la diversión y la ayuda de las labores hogareñas, tales como elementos de madera para lavar, planchar y doblar ropa, muebles, fonolas, pianola, vestimenta, juguetes, máquinas de escribir, registradoras, lavarropas y hasta una máquina para fabricar soda aunque estos últimos avances recién fueron incorporados más adelante, probablemente en los años 40 y 50.

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La lista de fotografías, maquinarias y objetos es totalmente sorprendente e interminable, imposible describir todo lo que vimos en una publicación, como ejemplo puedo mencionar que tomé más de 100 fotografías, aunque podrían haber sido muchas más. Una muestra completa de la vida en años de la inmigración galesa y la colonización del Valle 16 de Octubre, lugar donde se asienta el pueblo, a los pies de la cordillera de Los Andes y a pocos kilómetros del límite con el hermano país de Chile.

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Visitar y conocer cómo se vivía y trabajaba en esos años es algo maravilloso que nos llena de enseñanzas; el trabajo y el esfuerzo se respiran en cada rincón del enorme e imponente edificio que probablemente continúe siendo el más alto de todo el pueblo.

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Justo antes de salir una inscripción sencilla, escrita en un costado de un mueble que contenía objetos en exposición refrendó rotundamente lo que estaba pensando: "Solo saber de dónde venimos ayudará a saber hacia dónde vamos".

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Maravillosa experiencia.


Visit the Andes Mill Museum in Trevelin

This summer, like several others, we decided to go with my wife to Patagonia, the final destination was the small and rural town of Trevelin, although we also had time to move for a few days to Esquel, the most important mountain city in the province of Chubut, a place residence of my lifelong friend for more than 20 years.

Due to those coincidences of life, a little over a year ago, my son, his wife, and his two-year-old little son decided to live in that paradise 2000 km away. from the city of Buenos Aires and we miss them too much not to take advantage of our vacation days to spend with them.

Of course, there is always time to enjoy the landscapes, tourist attractions, and culture that these places offer, and if it is done with the grandchild on your shoulders, even better.

A visit that we had planned for a long time was the Molino Andes museum, an old company whose large building housed a wheat mill powered by hydraulic power, as was customary in the years of Welsh immigration to those lands that were then deserted and sparsely populated.

The model of the "Mimosa" sailboat could not be missing, the maritime transport that brought the first Welsh immigrants to our country made three trips, and on the last one, it sank.

Many things pleasantly surprised me, one of them was a photograph that demonstrated the symbiosis between the European settlers and the indigenous people who had inhabited those lands since immemorial. This is noticeable today when we see or talk to people of Welsh descent but with noticeable native features, Latin names with Anglo-Saxon surnames, and other similar mixtures.

The machinery and tools that were used at the dawn of the 20th century were very striking, steam or manual, but with surprising ingenuity and elaborate techniques that demanded great knowledge of physics and industrialization.

Among many other things, we saw a tractor, a circular saw, combines, carriages, scales, and countless other tools and objects that collaborated in those years in the production and processing of wheat and flour, in the same way, objects for learning, fun and help with household chores, such as wooden elements for washing, ironing and folding clothes, furniture, record players, player piano, clothing, toys, typewriters, cash registers, washing machines and even a soda making machine, although these latest advances They were only incorporated later, probably in the 40s and 50s.

The list of photographs, machinery, and objects is totally surprising and endless, it is impossible to describe everything we saw in one publication. As an example, I can mention that I took more than 100 photographs, although there could have been many more. A complete sample of life in the years of Welsh immigration and the colonization of the 16 de Octubre Valley, the place where the town is located, at the foot of the Andes mountain range and a few kilometers from the border with the sister country of Chile.

Visiting and learning about how people lived and worked in those years is something wonderful that fills us with lessons; The work and effort can be felt in every corner of the enormous and imposing building that probably continues to be the tallest in the entire town.

Just before leaving, a simple inscription, written on the side of a piece of furniture that contained objects on display, flatly endorsed what he was thinking: "Only knowing where we come from will help us know where we are going."

Wonderful experience.




Héctor Gugliermo
@hosgug



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2 comments
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Hola @hosgug , los museos despiertan en nosotros ese enigma que nos lleva del pasado al presente en un mismo lugar .
Te deseo un feliz día

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