A pesar de lo mucho que me gusta mi nombre sufrí de bullying en la escuela, y una de las cosas que no soportaba eran los apodos, entre ellos me decían Elimacho, con el tiempo aprendí a ignorarlos y seguir hacia adelante.

Una de las cosas que me ayudó a superar el bullying y lidiar con él fue el apoyo que siempre tuve de mi madre, quien me decía que hiciera caso omiso que muchas veces las personas que nos perturban de algún modo, en el fondo, es porque se sienten mal consigo mismos o fueron criados sin límites y por eso irrespetan a otros. No fue fácil, ignorar que me llamarán de esa forma, claro abiertamente nunca lo hicieron frente a los profesores o la directora, pero lo murmuraban y era algo muy doloroso para mí, aun cuando mi madre hablo de esta situación con las autoridades de la escuela, ellos no le dieron importancia a eso.

Afortunadamente con el tiempo ya no siguieron llamándome así, pero he evidenciado que este tipo de cosas pasan muy seguido, se tienden de mala forma a hacer burlas con respecto a los nombres y hasta los apellidos. Esto es algo que he visto muy a menudo, en los trabajos, en la universidad, siempre existen personas que piensan que es gracioso desvirtuar el nombre de otros y lo hacen parecer como una simple broma, pero debemos entender que burlarnos de nuestros semejantes no es aceptable aun cuando no comprendamos sus nombres, el respeto debe siempre reinar.