El susurro

El susurro

Me levanté súbitamente, mientas aún las sábanas se pegaban en mi espalda húmeda y caliente por el calor matinal, parecía que el sol de verano no llega de frente sino al contrario, con cada gota de sudor que se desliza y termina empapando la fibras de las ropas aunque de algodón sean estas y procuren pasar el aire.

Bajo ese panorama no hay mucho que hacer, el día comienza con su luz brillante y los pájaros cada vez más cansados de llamar, no se asoma por ninguna parte la vieja gata de la vecina que aparece siempre en la cocina cuando escucha mis pasos, sin embargo, algo me detiene, no siento haber escuchado a nadie entrar a la puerta delantera y la trasera continúa cerrada, pero un aire de esos que refrescan pero a la vez erizan la piel como un escalofrío se cuela de alguna parte, entrando por el pasillo y provocando un pequeño estremecimiento en mi nuca.

Pese a que no encuentro razón alguna para seguir postergando mis deberes, por un momento me dejo llevar por la sensación de frescura, pero no he terminado de dar el último paso hasta la estantería cuando escucho una voz, una especie de susurro me impide continuar, me invita a que regrese a la habitación, pero yo estaba sola, casi instintivamente sedo al pensamiento o quizá al susurro escuchado, abro la puerta y allí estaba, en silencio en mi cama, inmóvil, seca y apestosa.


Texto de mi autoria.
Imagen: Fotografía de la artista Ellen Rogers Fuente




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Un poco de misterio. Al final me parece que es la gata la que susurra. La cama se vuelve el lugar de encuentro con la felina.
Saludos!
Gracias por compartir!

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Una historia inquietante, me pareció que le diste un toque paranormal y el fantasma de ese ser tirado en la cama acompañaba a la protagonista.

Me gustó mucho leer tu historia y como la manejaste.
Gracias por compartir.
Bonita tarde.

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