¡Abuelo…pasé al liceo…! | Grandpa...I went to high school...!
La llamada me sorprende temprano, es mi nieta con una gran algarabía. —¡Abuelo… Abuelo…! y suelta una retahíla de palabras…
A duras penas puedo entenderla; habla atropellado, al doble de la velocidad de su ya rápido estilo Oriental. Tengo que pedirle que hable más lento porque no la entiendo bien, pero la emoción no la deja. Luego de unos minutos logro captar el mensaje. Me dice que está muy feliz porque esa tarde tiene su acto de promoción, ha terminado el sexto grado y pasa a lo que antes llamábamos el primer año de bachillerato.
Por diferentes circunstancias no la puedo acompañar en ese acontecimiento tan importante para ella, lo que en verdad lamento mucho porque esas cosas pasan solo una vez en la vida, pero la realidad se impone y no puedo trasladarme hacia la ciudad donde vive, bastante distante de la mía…
Mientras la escucho inevitablemente la memoria se dispara por el túnel del tiempo, recuerdo el momento en que su padre, mi hijo mayor, logró la meta de terminar la escuela primaria, un acontecimiento que para los niños es muy importante. Las ilusiones las vamos alimentando sobre la base de pequeños logros, cada paso nos da el impulso suficiente para seguir adelante.
Es importante reconocer cada logro de nuestros hijos, por pequeño o grande que nos pueda parecer. El haber terminado el sexto grado y avanzar hacia un nuevo nivel educativo puede considerarse como algo normal en nuestros días. Vivimos tiempos donde mucha gente estudia, egresa de la primaria y el bachillerato y obtiene títulos académicos.
Si nos situamos en el nivel macro de una sociedad donde el “sexto grado lo tiene cualquiera”, pudiéramos llegar a la conclusión de que el asunto no es para tanto. Pero no es así.
Hagamos el balance desde que nuestro pequeño llegó al primer grado. ¿Cuántos días han pasado…? ¿Cuántas tareas hechas…? ¿Cuántas rabietas porque no lograba entender algo…? ¿Cuántas caritas alegres en el cuaderno cada vez que hacía las cosas bien…? Entonces, ¿hay motivos para celebrar el haber culminado el sexto grado…? Claro que sí y muchos…
Y nosotros, por supuesto que también tenemos bastante para celebrar, hemos estado acompañando durante todo ese largo proceso, preparándolos para cada día, esperándolos a la salida de la escuela, sufriendo con ellos las dificultades que conlleva adquirir cada nuevo aprendizaje, y también disfrutando las sonrisas con que nos regalan cada vez que se sintieron felices porque algo les salió bien, porque hicieron nuevos amigos o porque empezaron a sentir el llamado de las hormonas y se fijaron de más en un compañero que les pareció interesante.
— ¡Abuelo…Abuelo… ¡ Continúa la Naty. Hemos ensayado mucho porque el acto va ser largo. Los maestros van a dar unas palabras, luego uno de los padres, y también el alumno con mejores calificaciones. Todos vamos a estar en el auditorio para recibir los diplomas. Luego hacemos un intermedio y pasamos a los baños para cambiarnos las franelas…
— ¿Te imaginas abuelo…? Ahora ya no soy de las franelas blancas sino de las azules…¿Te imaginas…? Después…Después… Abuelo, tenemos una merienda en la escuela, con todos los niños. Luego en la noche vamos todos a comer helados y si se puede el domingo nos vamos a la playa. ¿No te parece bien chévere…abuelo…?
Ella habla y habla y yo me imagino su gran momento, pero al mismo tiempo la memoria me remonta a muchos tiempos en los que viví lo mismo con cada uno de mis cuatro hijos…
Recuerdo que cuando le tocó a los mayores no se había instalado la costumbre de hacer el Birrete de cartón y adornarlo, emulando a los que se usan en los grados universitarios. En cambio con mi hija menor si fue distinto, en su escuela ya los usaban para los actos de promoción de sexto grado. Su madre, ella y yo pasamos varias tardes buscando los accesorios en las tiendas y haciendo modelos fallidos hasta que logramos dar con el que a ella le gustó.
La vida no es más que una sucesión de momentos, todos son importantes, los ordinarios, los buenos y los no tantos. Pero están los muy especiales, son esos que se nos quedan grabados en el corazón, como este de las promociones de los hijos y los nietos…
—¡Abue…me hubiera gustado que estuvieras aquí, esto va estar bien chévere…!
—A mí también Naty…A mí también…Dios te bendiga…
Gracias por tu tiempo.
The call surprises me early, it's my granddaughter with a big cheer. - Grandpa... Grandpa... and she lets out a string of words...
I can barely understand her; she speaks in a rush, at twice the speed of her already fast Oriental style. I have to ask her to speak slower because I can't understand her well, but the emotion doesn't let her. After a few minutes I manage to get the message. She tells me that she is very happy because that afternoon she has her promotion ceremony, she has finished the sixth grade and is moving on to what we used to call the first year of high school.
Due to different circumstances I cannot accompany her in this event so important for her, which I really regret because these are things that happen only once in a lifetime, but reality imposes itself and I cannot go to the city where she lives, quite far away from mine...
While I listen to her, my memory inevitably shoots through the tunnel of time, I remember the moment when her father, my eldest son, achieved the goal of finishing elementary school, an event that is very important for children. We nurture our illusions on the basis of small achievements; each step gives us enough impetus to move forward.
It is important to recognize each achievement of our children, no matter how small or big it may seem to us. Having finished sixth grade and moving on to a new educational level can be considered normal nowadays. We live in times where many people study, graduate from elementary and high school and obtain academic degrees.
If we place ourselves at the macro level of a society where "anyone can get the sixth grade", we might conclude that it is not such a big deal. But it is not.
Let's take stock since our little one reached first grade. How many days have passed...? How many homework assignments have been done...? How many tantrums because he couldn't understand something...? How many happy faces in the notebook every time he did things right...? So, is there a reason to celebrate the completion of the sixth grade...? Of course there are, and lots of them...
And we, of course, also have plenty to celebrate, we have been accompanying them throughout this long process, preparing them for each day, waiting for them when they leave school, suffering with them the difficulties involved in acquiring each new learning, and also enjoying the smiles they give us every time they felt happy because something went well, because they made new friends or because they began to feel the call of hormones and noticed a classmate they found interesting.
-Grandpa...Grandpa...Grandpa...Naty continues. We have rehearsed a lot because the act is going to be long. The teachers are going to say a few words, then one of the parents, and also the student with the best grades. We will all be in the auditorium to receive the diplomas. Then we'll have an intermission and go to the restrooms to change our flannels...
-Can you imagine Grandpa...? Now I no longer wear the white flannels but the blue ones... Can you imagine...? Afterwards... Afterwards... Grandpa, we have a snack at school, with all the children. Then in the evening we all go for ice cream and if possible on Sunday we go to the beach. Don't you think it's cool...grandpa...?
She talks and talks and I imagine her great moment, but at the same time the memory takes me back to many times when I lived the same with each of my four children...
I remember that when it was the turn of the older ones, the custom of making the cardboard Birrete and decorating it, emulating those used in university degrees, had not been installed. On the other hand, with my youngest daughter it was different, in her school they already used them for the sixth grade promotion ceremonies. Her mother, her and I spent several afternoons looking for the accessories in the stores and making failed models until we managed to find the one she liked.
Life is nothing but a succession of moments, all of them are important, the ordinary ones, the good ones and the not so good ones. But there are the very special ones, the ones that remain engraved in our hearts, like this one of the promotions of our children and grandchildren...
-Abue...I would have liked you to be here, this is going to be very cool...!
-Me too Naty...me too...God bless you....
Thank you for your time.
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Que hermoso post de verdad que cada etapa que culminan nuestros hijos y nietos es un momento de gran alegría y satisfacción.
Me encanta la emoción de Naty y esa bella foto familiar compartiendo su momento, que bello hubiese sido estar con ella, pero igual, el fuerte abrazo espiritual las bendiciones y los mejores deseos llegan hasta ella.
Saludos cariñosos. 😊
Si. Se ve inmensa con su camisa azul y muy contenta, igual que la portu. Gracias por pasar y comentar estimada @damarysvibra. Que estés bien. Un fuerte abrazo.
Felicidades a tu nieta. Una meta lograda. Saludos
Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, me acuerdo cuando estaba pequeñita y parece que fue ayer. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @theresa16. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Amigo @irvinc se me aguaron los ojos por usted, me imagino lo que siente por no poder estar presente y si la vida es eso una susecion de momentos gratos y no tanto, un abrazo y que Dios le permita reunirse con su nieta lo mas pronto posible.
Es una situación difícil pero como dicen, es lo que hay. Ahora por lo menos tenemos el recurso del Whatsapp para mantener el contacto. En otros tiempos era más fuerte el asunto. Muchas gracias por pasar y por tus buenos deseos. Que estés bien estimado @leanpoqui. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Estamos cerca yo desde Valencia y bueno no hay mal que duré 100 años. Saludos.