Camino hacia el bienestar | Road to wellness

Saludos. Esta semana la amiga @damarysvibra en su acostumbrada columna de la comunidad @holos-lotus nos deja una excelente iniciativa para reflexionar sobre el bienestar. Les comento…

Mientras me disponía a escribir esta nota llegó a mi mente una anécdota de mis años de estudiante universitario. Por aquel entonces compartía varios cursos con un compañero muy estudioso, de esos que siempre tienen en la punta de la lengua la respuesta adecuada. Para él no había ningún planteamiento difícil, a todo era capaz de responder con convicción y seguridad. Su sabiduría iba a la par de su prepotencia y no era nada dado a compartir su conocimiento. Cuando alguno de nosotros le solicitaba una explicación él sencillamente respondía: “eso es muy profundo para ti…”

Durante la mayor parte de mi vida todo eso que hoy llamamos bienestar sencillamente era algo “muy profundo para mí”. Ni siquiera tenía idea de que existiera tal cosa, no hablaba de esos asuntos, no estaban en mi pensamiento y por lo tanto era algo de lo que no me ocupaba. Vivía mi vida sin reparar mucho en su calidad, en si era buena o mala. No significaba esto que el mundo me fuese indiferente, ni que no me importaran cuestiones como la tristeza, la alegría o la felicidad. Más bien era una actitud cercana a la resignación en la que se aceptaba lo que llegaba a la vida.

Ese modo de pensar lo había cimentado en una crianza donde los asuntos emocionales eran poco ventilados. Ni en mis conversaciones familiares ni en el entorno escolar era costumbre hablar sobre esos temas. Todo lo relacionado con sentimientos y emociones pertenecía a una dimensión privada donde cada quien tenía que hacerse dueño de sus asuntos y encontrar la forma de salir adelante. Más bien andar declarando al mundo aflicciones y alegrías podía ser calificado como indicio de una personalidad débil. Así que uno apretaba los dientes, tragaba grueso y aguantaba…

De lo que si se hablaba mucho durante mi niñez, adolescencia y juventud, era de responsabilidad. Uno tenía responsabilidad con la madre, con la familia, con los hijos, con los amigos, con los estudios, con el vecindario y hasta con el país. Cumplir con los compromisos adquiridos era lo más importante así eso significara pasar algún inconveniente. Aún en la relación de pareja y ante la presencia de conflictos la recomendación era aguantar, sobre todo si había hijos, ya que ellos eran la mayor responsabilidad que alguien pudiera tener.

Fue a partir de mi experiencia con unos cursos de posgrado en dinámica de grupos cuando comencé a interesarme por esos temas del bienestar. Allí dos excelentes docentes me presentaron una perspectiva desconocida para mí, empecé a replantearme muchas cosas, a entender la necesidad de conocerme para poder vivir mejor, y de ese modo tener más bienestar los míos y yo.

A partir de aquellos encuentros en el posgrado inicié un largo camino de autoconocimiento, no siempre en sentido lineal, a veces avanzando y otras estancado. Pero que paso a paso me dejó la clara convicción de que para lograr el bienestar era necesario jerarquizar mejor mis prioridades. Con eso en mente he logrado mayor plenitud y paz interior.

En la publicación de la iniciativa la amiga @damarysvibra nos deja una frase atribuida a Confucio:"Todos tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que tenemos solamente una".

Lo primero que me impresionó al leer la sentencia fue tomar conciencia de mi gran ignorancia. No conocía esas sabias palabras aún cuando fueron pronunciadas hace por lo menos dos mil quinientos años. Quizá ese desconocimiento tenga que ver con lo que comentaba antes sobre las prioridades. En otro tiempo no había sido prioritario para mí conocer otros pensamientos. Afortunadamente siempre tenemos la oportunidad de aprender algo nuevo. Mientras vivamos tenemos chance de aprender.

El camino del bienestar vendría a ser esa segunda vida de la que hablaba Confusio, lo ideal sería encontrarla lo más pronto posible, pero a veces en los tiempos juveniles nos distraemos con tantas cosas que nos olvidamos de lo realmente importante.

Gracias por tu tiempo.

Greetings. This week our friend @damarysvibra in her usual @holos-lotus community column leaves us an excellent initiative to reflect on wellness. Let me tell you...

As I was preparing to write this note, an anecdote from my college years came to my mind. At that time I shared several courses with a very studious classmate, one of those who always has the right answer on the tip of his tongue. For him there was no difficult question, to everything he was able to answer with conviction and security. His wisdom went hand in hand with his arrogance and he was not at all given to sharing his knowledge. When one of us asked him for an explanation he would simply reply: "that is too deep for you..."

For most of my life all that we now call wellness was simply "too deep for me". I had no idea that such a thing even existed, I did not talk about these matters, they were not in my thoughts and therefore it was something I did not deal with. I lived my life without much regard for its quality, whether it was good or bad. This did not mean that I was indifferent to the world, nor that I did not care about issues such as sadness, joy or happiness. Rather, it was an attitude close to resignation in which one accepted what came into one's life.

That way of thinking had been cemented in an upbringing where emotional issues were little aired. Neither in my family conversations nor in the school environment was it customary to talk about such issues. Everything related to feelings and emotions belonged to a private dimension where everyone had to take charge of their own affairs and find a way to get ahead. Rather, to go around declaring to the world afflictions and joys could be qualified as an indication of a weak personality. So one gritted one's teeth, swallowed thickly and endured...

What was talked about a lot during my childhood, adolescence and young adulthood was responsibility. One had responsibility with one's mother, with one's family, with one's children, with one's friends, with one's studies, with one's neighborhood and even with one's country. Fulfilling one's commitments was the most important thing, even if it meant some inconvenience. Even in a couple's relationship and in the presence of conflicts, the recommendation was to endure, especially if there were children, since they were the greatest responsibility anyone could have.

It was from my experience with some postgraduate courses in group dynamics when I became interested in these wellbeing issues. There, two excellent teachers introduced me to a perspective unknown to me, I began to rethink many things, to understand the need to know myself in order to live better, and thus to have more well-being for me and for my family.

From those encounters in the postgraduate course I began a long path of self-knowledge, not always in a linear sense, sometimes advancing and sometimes stagnating. But step by step it left me with a clear conviction that in order to achieve wellbeing it was necessary to better prioritize my priorities. Being clear about what things are really important to me has been the fundamental factor in achieving wellbeing, which in my case means reaching a state of greater fulfillment and inner peace.

In the publication of the initiative, our friend @damarysvibra leaves us a phrase attributed to Confucius: "We all have two lives: the second begins when we realize that we have only one".

The first thing that struck me when I read the sentence was to become aware of my great ignorance. I did not know these wise words even though they were pronounced at least two thousand five hundred years ago. Perhaps this ignorance has to do with what I said earlier about priorities. In another time it had not been a priority for me to seek to know other thoughts. Fortunately, we always have the opportunity to learn something new. As long as we live we have the chance to learn.

The path of well-being would be that second life that Confusio was talking about, ideally we would find it as soon as possible, but sometimes in youthful times we get distracted by so many things that we forget what is really important.

Thank you for your time.

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Hasta una próxima entrega. Gracias.

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