Hoy me cuesta ser optimista | Today I find it hard to be optimistic [ESP/ENG]

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Uno se empeña, trata, respira hondo, cuenta hasta mil, sale a dar una vuelta, lanza la vista al cielo. Usa todo lo que el mindfulness recomienda para aquietar la mente, pero nada. El dato sigue allí, inamovible, frío, taladrando desde el brillo de la pantalla lo más hondo de la conciencia.

Hay momentos en que la realidad te abofetea con fuerza, te desequilibra y hace que los buenos intentos por mantener el sosiego, la calma y la mente positiva, salten hechos añicos por los aires.

Eso me pasó esta semana al leer el último informe del Centro de Innovación educativa de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.

La cifra que dan es escalofriante: en los últimos tres años han desertado un millón doscientos mil niños y adolescentes del sistema escolar, una cifra de por sí suficientemente contundente como para entristecer a cualquiera, pero si a eso se suma ciento sesenta y seis mil profesores que también han abandonado la profesión, el panorama no pinta nada bien para el futuro de nuestro país.

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Las razones de esta abrumadora deserción son diversas, y van desde la emigración forzada por cuestiones económicas o políticas, el recrudecimiento de la pobreza, o el simple desencanto por formarse profesionalmente. Sea cual sea la causa la cifra es dramática y las consecuencias de tal situación impredecibles.

Cualquiera me diría, y no sin cierta razón, ¿pero cuál es tu rollo? Ya tú pasaste los sesenta y siete años y lo más probable es que no veas ese futuro, que tus días no alcancen para ver el desastre que significa un país donde los jóvenes decidieron no formarse y los maestros decidieron no dar más clases.

Pero el problema es que ese futuro no es dentro de uno, cinco, diez o veinte años. Es hoy, lo veo todos los días. Para mí esa cifra de un millón doscientos mil muchachos que han abandonado el sistema escolar no es solo un dato estadístico.

Todos los días hablo con uno de esos muchachos, todos los días caminan por el frente de mi casa, todos los días saludo a sus madres, tías y abuelas.

Un buen número de esos muchachos desertores de la educación son mis vecinos, convivo con ellos y sé del nefasto efecto que esta decisión, justificada o no, de abandonar las aulas, está teniendo en sus vidas.

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Los más grandes me confiesan, no sin angustia, que no saben qué hacer. Se limitan a ir resolviendo cada día de la mejor manera que pueden, algunos con trabajos precarios que a lo sumo le dan para sobrevivir; otros, ya iniciados en el camino del mal, empiezan a disfrutar de los bienes mal habidos.

Con los pequeños el asunto es más grave, al no estar en la escuela la calle se constituye en una mala maestra, con contenidos que los apartan de las normas más elementales para una convivencia sana; el quiebre de muchos códigos morales es evidente.

Mi esposa y yo no dejamos de sorprendernos del deterioro de las normas de convivencia y respeto que vemos en el grupo que va desde los cuatro a los doce años. ¿Es casualidad que esa situación de quiebre de las normas en esos niños se dé en los momentos de abandono masivo de las aulas de clases? No creo. Soy de los que piensan que en la escuela tienen mucho más chance de aprender cosas buenas que en la calle…

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Esta semana también ocurrió un hecho para alimentar la esperanza, doce mil niños y jóvenes del sistema de orquestas de Venezuela se reunieron para un concierto con el fin de romper el record Guiness como la orquesta más grande del mundo.

Los números a veces se empeñan en hacer raras coincidencias, doce mil niños se mantienen tocando y un millón doscientos mil abandonan las aulas de clases, esto significa que por cada niño que sigue dando vida a su instrumento musical, cien decidieron abandonar las aulas, algo es algo, peor es nada diría cualquiera…

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— ¡Francisco! ¡Francisco! Son las nueve de la mañana, estoy escribiendo. Ya tú tienes nueve años, debes saber que si golpeas el portón con la pelota eso me molesta. ¿Francisco, por qué no estás en la escuela…?

— ¡¿La escuela…?!¡¿La escuela…?! ¿Qué es eso, señor Irvin…?

Gracias por tu tiempo.

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One tries, tries, takes a deep breath, counts to a thousand, goes for a walk, looks at the sky. You use everything that mindfulness recommends to quiet the mind, but nothing. The data is still there, immovable, cold, drilling from the brightness of the screen into the depths of consciousness.

There are times when reality slaps you hard, unbalances you and makes the good attempts to keep calm, quiet and positive mind, jump shattered by the air.

That happened to me this week when I read the latest report of the Center for Educational Innovation of the Andrés Bello Catholic University of Caracas.

The figure they give is chilling: in the last three years, one million two hundred thousand children and adolescents have dropped out of the school system, a figure that in itself is enough to sadden anyone, but if we add to that one hundred and sixty-six thousand teachers who have also left the profession, the picture does not look good for the future of our country.

The reasons for this overwhelming desertion are diverse, ranging from forced emigration due to economic or political issues, the worsening of poverty, or simple disenchantment with professional training. Whatever the cause, the figure is dramatic and the consequences of such a situation are unpredictable.

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Anyone would say to me, and not without some reason, but what's your problem? You are past sixty-seven years old and most probably you do not see that future, that your days are not enough to see the disaster of a country where young people decided not to be educated and teachers decided not to teach anymore.

But the problem is that this future is not one, five, ten or twenty years from now. It is today, I see it every day. For me, the figure of 1.2 million children who have dropped out of school is not just a statistic.

Every day I talk to one of those boys, every day they walk in front of my house, every day I greet their mothers, aunts and grandmothers.

I live with them and I know the disastrous effect that this decision, justified or not, to drop out of school, is having on their lives.

The older ones confess to me, not without anguish, that they do not know what to do. They limit themselves to go about each day the best way they can, some with precarious jobs that at most give them enough to survive; others, already initiated in the path of evil, begin to enjoy the ill-gotten goods.

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With the little ones the matter is more serious, since they are not in school, the street becomes a bad teacher, with contents that take them away from the most elementary norms for a healthy coexistence; the breakage of many moral codes is evident.

My wife and I never cease to be surprised by this deterioration of the norms of coexistence and respect that we see in the group that goes from four to twelve years old. Is it a coincidence that this situation of breaking the rules in these children occurs at times of massive abandonment of the classroom? I don't think so. I am one of those who think that at school they have a much better chance of learning good things than in the street...

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This week there was also an event to feed hope, twelve thousand children and young people from the Venezuelan orchestra system gathered for a concert to break the Guiness record as the largest orchestra in the world.

The numbers sometimes make strange coincidences, twelve thousand children keep playing and one million two hundred thousand leave the classrooms, this means that for every child who continues to give life to his musical instrument, one hundred decided to leave the classrooms, something is something, worse is nothing would say anyone ...

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-Francisco! Francisco! It's nine in the morning, I'm writing. You're already nine years old, you should know that if you hit the gate with the ball it bothers me. Francisco, why aren't you at school...?

-School...?! School...?! What's that, Mr. Irvin...?!

Thank you for your time.

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Todos tus comentarios son bienvenidos en este sitio. Los leeré con gusto y dedicación.

Hasta una próxima entrega. Gracias.


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Ahhhh @irvinc son realidades que efectivamente golpean y se sienten en la dinámica diaria de nuestras comunidades y lo que pudiera ser una maravillosa noticia como es el esfuerzo de las orquestas, de pronto suena como ironía y burla ante los niños y padres que no tienen la posibilidad real de enviar a sus niños a la escuela de la esquina ... triste...muy triste.

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Una situación muy difícil. Uno siente mucho el deterioro en la comunidad, lo que nos afecta a todos. Gracias por pasar y comentar, estimada @damarysvibra. Que estés bien. Un fuerte abrazo.

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El estado desastroso del país es un hecho y en mi caso particular, ante situaciones que desagradan he aprendido a sobrellevarlas con tranquilidad, y a su vez hago algo provechoso o positivo en cualquier ámbito, que de alguna forma algo compensa.

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Sí, es importante hacer algo, como dices, algo compensa. Uno trata de mantenerse controlado, pero no es fácil cuando las problemáticas te cambian tus rutinas más cotidianas. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimado @capp. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Tienes razón @irvinc .

Pero lamentablemente esa es la situación.

Acuérdate que la formación básica viene del hogar. ¿Cómo serán esos hogares de donde proceden?

Otro punto: nosotros vemos que nos pudimos realizar como profesionales y disfrutamos todo lo que pudimos. Planificamos para a estas alturas de la vida estar BIEN. ¿Y qué pasó?-

A mi se me derrumbó todo. Con la experiencia que ven en nosotros lo que van a decir es:

¿Y de qué te sirvió estudiar tanto y prepararte si ahora la pensión solo te alcanza para 1 Kilo de pasta?.

Lamentablemente tienen razón. Es frustrante que, con la edad que tenemos, estemos vendiendo lo que no usamos o que está en buenas condiciones para poder comprar alimentos y comida....

¿Qué consejos se le pueden dar?

En mi caso, por donde vivo, la mayoría somos personas de la tercera edad. Y todas sobreviviendo...Los jóvenes sin empleo.....

Están teniendo empleo los comerciantes, los que arreglan cualquier cosa y que cobran en $...eso es lo que ven.

Entonces en ese caso yo les digo que hagan bien su trabajo. Que desarrollen los dones que tienen a través de un oficio.

Todos no sirven, ni pueden ser universitarios. TODOS NECESITAMOS DE TODOS, desde el zapatero, la modista hasta el médico, abogado y mecánico.

Lo que veo es que "se resuelven" vendiendo o arreglando algo".

Y prácticamente todos caímos en ese túnel.

¿Cómo salimos de él?. A la mayoría hace tiempo que se le terminaron los ahorros. El que no tenga familia que le envíe $ para comprar alimentos y comida....literalmente se muere de mengua poco a poco....

Discúlpame el pesimismo...

Lo otro y es complicado y tienes que sentirlo es realizar el cambio interno como ser humano. ....Es cambiar tus sentimientos, cambiar tus pensamientos, aprender a ser feliz desde adentro para ver el cambio afuera.

En eso estamos un grupo, pero que fuerte!!!!! Enfocarnos en lo positivo. Si el día está gris, ver las flores del parque que nos alegran el camino.....

Bueno, discúlpame. Me extendí demasiado.

Saludos desde Maracay

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Tienes razón, es difícil convencer a alguien para que se prepare, pero en este caso se trata de niños. Es distinto que abandone un muchacho que llegó aunque sea a cuarto o quinto año, a que lo haga uno que está en tercero o cuarto grado. Entiendo que el problema me supera por mucho y que uno tiene que aprender a vivir con eso, en eso andamos. Muchas gracias por la visita y por enriquecer la publicación con tu comentario, estimada @katleya. Que estés bien. Un fuerte abrazo.

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Una dolorosa y lamentable realidad. El daño que hemos vivido como país nos mata en momentos la esperanza y la decisión de abandonar la formación académica formal es una tentación permanente. Gracias por estas letras que me recuerdan que la esperanza tambien es una personal decisión.

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No es fácil encontrar motivos para seguir en las aulas, eso de por sí es un gran problema. Esperemos que en algún momento volvamos a valorizar la importancia de la formación. Muchas gracias por pasar y comentar, estimado @franvenezuela que estés bien.

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