Mi encuentro con Eladio | My encounter with Eladio [ESP/ENG]

A hurtadillas y en voz baja los mayores hablaban de él. Era una especie de mancha en el mapa genético de la familia. Su nombre lo pronunciaban con disimulo, mirando para los lados, con sumo cuidado de que ninguno de los niños estuviera por allí.

Tendría yo unos ocho años cuando de manera fortuita entré a la sala donde estaba mi padre con mi abuela, al verme los dos bajaron la voz y me hicieron un gesto muy claro para que me retirara. Obediente como era procedí a desandar mis pasos, pero antes de abandonar el recinto alcancé a oír dos palabras que quedaron flotando en el aire: “fenómeno y Eladio”.

A esa edad, con muy pocos rudimentos en la lectura, sin diccionarios a los que acudir y sin esa maravilla que hoy llamamos internet, no tenía forma yo de saber lo que podría significar la palabra “fenómeno”. Eladio si me era familiar, puesto que era el segundo nombre de uno de mis tío, el que era menor que mi papá. También sabía por referencias de alguna conversación que el papá de mi padre, mi abuelo, otra figura envuelta en un aura de misterio, también se llamaba Eladio.

El tiempo fue pasando y en mi imaginación infantil la palabra “fenómeno” iba tomando las más extrañas connotaciones. Estaba convencido de que no era algo bueno, porque de otro modo los adultos no pondrían tanto empeño en ocultarla. También pensaba que debía estar emparentada con lo misterioso y quizá con lo sobrenatural, un área a la que mi familia le prestaba mucha atención.

Tendría unos once años cuando mi padre decidió llevarnos de vacaciones donde unos familiares que vivían en el Táchira, en la población de Rubio. Una noche, mientras hacíamos el inventario de las cosas que debíamos llevar, mi padre se quedó mirándome muy serio y me indicó que debía decirme algo muy importante. Yo por supuesto que no tenía la menor idea de cuál asunto podría ser lo suficientemente importante para que mi padre lo tratara de aquel modo, con tanta gravedad.

Con voz baja y cierta vacilación en las palabras comenzó diciendo que había un hijo de una prima segunda llamado Eladio. En ese momento toda mi atención se concentró en sus labios, estaba a punto de revelarme un secreto que me había intrigado desde aquella vez en la sala de la abuela.

—Eladio no es normal, no es una persona como las demás, prosiguió mi padre. — Es un fenómeno, un sujeto al que no debes acercarte por ningún motivo, porque es muy peligroso, concluyó poniendo mucho énfasis en la última parte de la frase.

Lejos de disminuir la intriga mí expectación fue mayor, ahora si era verdad que aquella palabra “fenómeno” se había acrecentado en mi imaginación. Todo mi pensamiento estaba concentrado en saber qué cosa sería Eladio, ¿un ser hibrido entre gente y animal? ¿Alguien con poderes sobrenaturales, con una fuerza gigantesca? Cualquier cosa se me ocurría.

Partimos de Caracas y luego de un larguísimo viaje llegamos a la finca de Rubio, era un espacio inmenso, bucólico, donde la familia tenía grandes cultivos de café. Nos instalamos en la casa grande, donde vivían los tíos de mi padre, aparte de esa había varias viviendas tipo rancho, dispersas por la amplia parcela

Luego de varios días no tenía ninguna pista sobre Eladio y por supuesto no podía preguntarle a nadie. Una tarde vi que una de las criadas venía subiendo por un estrecho camino con unos platos vacíos en los brazos. Al pasar me percaté de que no me viera, me dirigí al sitio y comencé a bajar; al final había una pequeña casucha, me acerqué y escuché unos extraños sonidos, nada que pudiera identificar. Por la cercanía de la noche decidí regresar con la idea de volver cuando llegara la claridad del sol.

En la mañana muy temprano me instalé cerca del camino. Como había sospechado la criada empezaba a bajar llevando comida en unos platos, era obvio que en la casucha vivía alguien.

Repetí el mismo procedimiento que el día anterior, al subir la mujer yo bajé por el camino, toda el área era solitaria, y esta vez no escuché ningún ruido…

Lentamente me acerqué hacia la puerta, una tenue luz proveniente del interior me indicó que estaba abierta, suavemente la empujé hasta que abrió por completo. La imagen me impresionó. Allí estaba él, Eladio, amarrado a una cama nauseabunda, comiendo con las manos de los platos puestos en el suelo.

El olor era insoportable, una mezcla de excrementos, orina y comida descompuesta. El aspecto de aquel ser no me impresionó más de la cuenta. Sí tenía unas facciones un tanto extrañas, sin la simetría habitual de los rostros comunes, pero aparte de cierta cojera y unos dientes frontales muy pronunciados, no era ni remotamente parecido a lo que había producido mi imaginación. La palabra fenómeno perdió toda la fuerza que mi creatividad le había dado.

Eladio me miró con dulzura, como implorando una compañía. Un hilo de baba caía de su boca entreabierta mientras trataba de balbucear algo incomprensible para mí. En ningún momento sentí el terror que supuestamente su figura me debía producir.

Con temor de que alguien me viera cerré la puerta de aquel rancho y regresé a la comodidad de la casa.

Luego de dos días regresamos a la Capital, a la casa de la abuela. En ningún momento conseguí valor para pedir una explicación sobre Eladio, no podía entender el motivo de un trato tan cruel.

Pasaron los años y cuando ya mi padre era anciano me decidí a conversar con él sobre el tema. Se sorprendió de que yo hubiese guardado ese secreto tanto tiempo.

— Viejo, por qué lo tenían así, Eladio seguramente era un enfermo mental, quizá con un poco de ayuda hasta hubiese podido mejorar, ¿no les parecía inhumano tratarlo de ese modo?…

— Hijo, eran otros tiempos, eso que tu llamas enfermedad en aquel momento, por lo menos para mi gente, no tenía explicación, Eladio era un fenómeno, quizá un enviado del demonio, nadie sabía lidiar con eso, comentó mi padre con una visible vergüenza en sus palabras. No me gusta hablar de eso, cambiemos de tema, por favor, insistió el viejo poniendo fin a la conversación…

Siempre he pensado en lo terrible que es la ignorancia, la que sigue haciendo que personas como Eladio reciban un trato cruel e inhumano por el simple hecho de ser distintos…

Gracias por tu tiempo.

Sneakily and in hushed tones, the elders talked about him. He was a kind of stain on the genetic map of the family. They pronounced his name slyly, looking to the sides, being very careful that none of the children were around.

I was about eight years old when I fortuitously entered the room where my father was with my grandmother, and when they saw me they both lowered their voices and made a very clear gesture for me to leave. Obedient as I was, I proceeded to retrace my steps, but before leaving the room I heard two words floating in the air: "fenómeno and Eladio".

At that age, with very little rudimentary reading, no dictionaries to turn to and without that marvel we now call the internet, I had no way of knowing what the word "fenómeno" could mean. Eladio was familiar to me, since it was the middle name of one of my uncles, the one who was younger than my dad. I also knew from some conversational references that my father's father, my grandfather, another figure shrouded in mystery, was also named Eladio.

Time went by and in my childhood imagination the word "phenomenon" was taking on the strangest connotations. I was convinced that it was not a good thing, because otherwise adults would not put so much effort into hiding it. I also thought it must be related to the mysterious and perhaps the supernatural, an area my family paid a lot of attention to.

I was about eleven years old when my father decided to take us on vacation to some relatives who lived in Táchira, in the town of Rubio. One night, while we were taking inventory of the things we had to take with us, my father looked at me very seriously and told me that he had something very important to tell me. I, of course, had no idea what matter could be important enough for my father to treat it that way, with such gravity.

With a low voice and a certain hesitation in his words he began by saying that there was a son of a second cousin named Eladio. At that moment all my attention was focused on his lips, he was about to reveal a secret that had intrigued me since that time in grandma's living room.

-Eladio is not normal, he is not a person like the others," my father continued. - He is a freak, a guy you should not get close to for any reason, because he is very dangerous, he concluded, putting a lot of emphasis on the last part of the sentence.

Far from diminishing my intrigue, my expectation was greater, now it was true that the word "phenomenon" had grown in my imagination. All my thoughts were concentrated on knowing what Eladio was, a hybrid being between people and animal? Someone with supernatural powers, with gigantic strength? Anything I could think of.

We left Caracas and after a very long trip we arrived at Rubio's farm, it was an immense, bucolic space, where the family had large coffee plantations. We settled in the big house, where my father's uncles and aunts lived, apart from that there were several ranch houses, scattered throughout the large plot of land.

After several days I had no clue about Eladio and of course I could not ask anyone. One afternoon I saw one of the maids coming up a narrow path with empty plates in her arms. As I passed by I noticed that she did not see me, I went to the place and started to go down; at the end there was a small shack, I approached it and heard some strange sounds, nothing I could identify. Because of the proximity of the night I decided to return with the idea of coming back when the sun was shining.

Early in the morning I settled down near the road. As I had suspected, the maid began to come down carrying food on plates, it was obvious that someone lived in the shack.

I repeated the same procedure as the day before, as the woman came up I went down the road, the whole area was solitary, and this time I heard no noise...

Slowly I approached the door, a faint light coming from inside indicated that it was open, I gently pushed it until it opened completely. The image shocked me. There he was, Eladio, tied to a nauseating bed, eating with his hands from the plates placed on the floor.

The smell was unbearable, a mixture of excrement, urine and rotting food. The appearance of that being did not impress me more than I thought. It did have somewhat strange features, without the usual symmetry of common faces, but apart from a certain limp and some very pronounced front teeth, it was not remotely similar to what my imagination had produced. The word phenomenon lost all the force my creativity had given it.

Eladio looked at me sweetly, as if imploring company. A trickle of drool fell from his half-open mouth as he tried to babble something incomprehensible to me. At no time did I feel the terror that her figure was supposed to produce in me.

Afraid that someone would see me, I closed the door of that ranch and returned to the comfort of the house.

After two days we returned to the capital, to my grandmother's house. At no time did I have the courage to ask for an explanation about Eladio, I could not understand the reason for such cruel treatment.

Years went by and when my father was already an old man I decided to talk to him about it. He was surprised that I had kept that secret for so long.

-Old man, why did they keep him like that, Eladio was surely mentally ill, maybe with a little help he could have gotten better, didn't it seem inhuman to treat him that way?...

-Son, those were other times, what you call illness at that time, at least for my people, had no explanation, Eladio was a freak, maybe a demon's envoy, nobody knew how to deal with that, my father commented with a visible shame in his words. I don't like to talk about it, let's change the subject, please, my father insisted, putting an end to the conversation...

I have always thought about how terrible ignorance is, the ignorance that continues to make people like Eladio receive cruel and inhuman treatment for the simple fact of being different...

Thank you for your time.

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Hasta una próxima entrega. Gracias.

Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.

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