Respetar los gustos del niño | Respecting the child's tastes [ESP/ENG]

Una buena parte de la educación de los niños se basa en enseñarles nuestra visión del mundo, lo que debe hacerse de manera responsable. Fácilmente podemos incurrir en el error de tratar de imponerle nuestros gustos y opiniones, pero no debemos olvidar que de algún modo ellos también vienen al mundo con su propia personalidad.

En una oportunidad estaba con mi nieta mayor y la invité a que viéramos una película en el televisor, allí tuvimos una conversación que me dio mucho que pensar...

—Mami, vamos a ver una película

—Ok, abuelo, está bien…

—Te parece bien La Bella y La Bestia, es de dibujos animados. ¿La has visto?

—No abuelo, pero no creo que me guste.

—Pero cómo puedes saber que no te gusta si no la has visto nunca.

—No sé, abuelo, no es el tipo de películas que a mí me gusta. Seguro que es una de esas películas que les ponen a los niños pequeños.

—Bueno, no exactamente. Es de dibujos animados pero su mensaje es para todo el mundo, niños y adultos, más bien pensaría que es para muchachos que se están haciendo grandes, como tú.

—No sé abuelo. No tendrás otra cosa. Una película de dibujos animados, pero japonesa.

—Ahí si me agarraste fuera de base. De esas no tengo. La que pudiera tener es la tía Indira, habría que preguntarle mañana dónde las dejó.

—Ah bueno, abuelo. Entonces la vemos mañana. ¿Te parece, abuelo?

—Ok. Está bien. Mañana la vemos. ¿Me quieres acompañar a caminar un rato? Podemos llegar hasta el parque…

—Está bien, abuelo. Vamos…

Recuerdo que con mi última hija, mi esposa y yo disfrutamos muchas veces al ver La Bella y la Bestia, a los tres nos gustaba mucho esa película. Y mi hija la vio por primera vez cuando tenía como ocho años.

Por eso me sorprendí con la respuesta de mi nieta. Me extrañó mucho que no le gustara. Para mí era muy normal pensar que si a nosotros nos había gustado a ella también le gustaría. Pero quizá pasé por alto un gran detalle: yo no vivo con la niña y no conozco todos sus gustos.

También me sorprendió su conclusión de pensar que era una película para niños pequeños. En otro momento me hubiese puesto con ella a conversar sobre el tema de los prejuicios, porque es un prejuicio tener una opinión sobre algo que no ha visto. Pero en ese momento era muy inoportuno. Estaba pasando unos días conmigo y lo menos conveniente era que me pusiera a discutir con ella sobre un tema que quizá nos iba a tomar mucho tiempo. Otras oportunidades habrá para conversar sobre el asunto…

En realidad a los adultos nos cuesta aceptar que los niños tengan sus propias opiniones, algo que en vez de censurar y ahuyentar con reprimendas, más bien deberíamos celebrar. Porque al tener sus opiniones están dando muestras de que piensan y de que tienen la confianza suficiente para llegar a la conclusión de que pueden expresar su pensamiento libremente, sin que ello les produzca ninguna consecuencia. El niño que se expresa de ese modo ya tiene formada en su cabeza la idea de la libertad. Un valor que me parece de los más importantes.

Todo niño es merecedor de respeto y consideración, lo que incluye, por supuesto, el respeto de sus gustos. Como adultos tenemos que encontrar el equilibrio para presentarles nuestros valores, nuestros puntos de vista y formas de ver la vida, con toda la justificación necesaria, con todos los argumentos para que ellos lleguen a la conclusión de que tienen algún sentido.

Un camino totalmente equivocado en la educación de los niños es pretender imponer nuestros puntos de vista. Respuestas como por ejemplo: las cosas se han hecho siempre así, o así es como somos nosotros, o eso no se discute. No son respuestas que puedan llevar al niño a aceptar por convicción, no contribuyen a formar el criterio para elegir. Lo que tomamos por convicción se mantiene en el tiempo, lo impuesto nunca perdura.

Tratar de formar una mente libre es todo un reto que comporta muchas dificultades, pero es el tipo de personas que necesita la sociedad para ser mejor.

Gracias por tu tiempo.

A good part of children's education is based on teaching them our vision of the world, which must be done in a responsible way. We can easily make the mistake of trying to impose our tastes and opinions on them, but we must not forget that in some way they also come into the world with their own personality.

Once I was with my oldest granddaughter and I invited her to watch a movie on the TV, and we had a conversation that gave me a lot to think about...

—Mommy, let's watch a movie

—Ok, grandpa, it's ok...

—You're okay with Beauty and the Beast, it's a cartoon, have you seen it?
—No grandpa, but I don't think I like it.

—But how can you know you don't like it if you've never seen it?

—I don't know, Grandpa, it's not the kind of movie I like. I'm sure it's one of those movies they show to little kids.

—Well, not exactly. It's a cartoon but its message is for everyone, kids and adults, I would think it's more for kids who are growing up, like you.

—I don't know, Grandpa. You won't have anything else. A cartoon movie, but Japanese.

—You really got me off base there. I don't have those. The one I might have is Aunt Indira, we'd have to ask her tomorrow where she left them.

—Oh well, grandfather. Then we'll see her tomorrow. Okay, Grandpa?

—Okay. All right. We'll see her tomorrow. Do you want to walk with me for a while? We can go to the park...

—Okay, Grandpa. Let's go...

I remember with my last daughter, my wife and I enjoyed watching Beauty and the Beast many times, the three of us really liked that movie. And my daughter saw it for the first time when she was about eight years old.

That's why I was surprised with my granddaughter's response. I was very surprised that she didn't like it. It was very normal for me to think that if we had liked it, she would like it too. But perhaps I overlooked one big detail: I don't live with the girl and don't know all of her tastes.

I was also surprised by her conclusion that it was a movie for little kids. At another time I would have engaged her in a conversation on the subject of prejudice, because it is prejudice to have an opinion about something you haven't seen. But at that moment it was very inopportune. She was spending a few days with me and the least convenient thing was for me to get into a discussion with her on a subject that might take us a long time. There will be other opportunities to talk about it....

In reality, we adults find it hard to accept that children have their own opinions, something that instead of censuring and chasing away with reprimands, we should rather celebrate. Because by having their opinions they are showing that they are thinking and that they are confident enough to conclude that they can express their thoughts freely, without any consequences. The child who expresses himself in this way has already formed in his head the idea of freedom. A value that seems to me to be one of the most important.

Every child deserves respect and consideration, including, of course, respect for his or her tastes. As adults we have to find the balance to present them our values, our views and ways of seeing life, with all the necessary justification, with all the arguments so that they come to the conclusion that they make some sense.

A totally wrong way in the education of children is to try to impose our points of view. Answers such as: things have always been done this way, or this is the way we are, or that is not up for discussion. These are not answers that can lead the child to accept by conviction, they do not contribute to form the criterion to choose. What we take by conviction remains in time, what is imposed never lasts.

Trying to form a free mind is a challenge that involves many difficulties, but it is the kind of people that society needs to be better.

Thank you for your time.

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Hasta una próxima entrega. Gracias.

Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.

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