Hay personas que van por la vida haciendo daño, quebrantando normas, como si su consciencia estuviera vacía, parecen vacunados contra el remordimiento. Pueden ocasionar los daños más graves sin que eso los afecte moralmente. Y están los otros, los que no pueden sacarse de encima el peso de la culpa y consideran que no merecen ni la redención, ni el perdón.

El director estadounidense Paul Schrader, nos deja en esta película “The Card Counter” (2021), el retrato de un hombre que opta por asumir plenamente la responsabilidad ante sus faltas, con todas las consecuencias que ello conlleva.

William Tell (Oscar Isaac) es un ex militar que cumplió funciones en la terrible prisión de Abu Ghraib, en Irak. Fue uno de los pocos soldados condenados por aparecer en fotografías torturando prisioneros. Debido a esos delitos ha estado recluido durante ocho años y medio en una cárcel militar.

Durante su larga estadía en la prisión se volvió un experto en el arte de contar cartas. Una vez fuera se dedica a ganarse la vida jugando Blackjack en los diferentes casinos repartidos por todos los Estados Unidos. El conteo de cartas es ilegal y Willian lo sabe, pero con su astucia ha desarrollado un sistema que le funciona muy bien, hace pocas ganancias en un sitio, se marcha de allí y se mantiene siempre de bajo perfil.

Su nueva vida de hombre libre la lleva de modo bastante aceptable, no se mete en problemas y vive apegado a una estricta rutina consistente en jugar cartas durante muchas horas todos los días de la semana.

Pero ese mundo tranquilo y rutinario va a cambiar cuando se tope con Cirk Baufort (Tye Sheridan), el hijo de otro ex militar compañero de William en la misma cárcel.

El muchacho se ha obsesionado con la idea de vengarse de John Gordo (Willem Dafoe) un exitoso empresario de la industria de la seguridad, quien era el instructor encargado de entrenar a los reclutas en los diferentes métodos de tortura empleados en Abu Ghraib. Cirk lo responsabiliza por el suicidio de su padre como consecuencia de los remordimientos que le causó su actuación contra los prisioneros iraquíes.

Pero William no le ve sentido a los planes de venganza del muchacho, él está empeñado en dejar el pasado atrás, quiere empezar de nuevo. Le ofrece a Cirk el dinero necesario para que recomponga su vida, para que se olvide de la venganza, se reúna con su madre y retome los estudios universitarios. “Todos pueden encontrar algo en lo que se es bueno”, le comenta. Al muchacho parece convencerlo la idea.

William necesita terminar de reunir el dinero, para ello acepta la oferta hecha por La linda (Tiffany Haddish), una antigua compañera de juego. Ella lo convence de aceptar jugar el campeonato mundial de póker bajo el financiamiento de unos grandes inversores.

Las cosas van bien, las ganancias se multiplican cada noche. William reúne una gran suma y se la entrega a Cirk para que se reúna con su madre, arregle lo relativo a la Universidad, y vuelva a una vida normal. Pero el muchacho tomará otras decisiones que cambiaran el futuro del contador de cartas...

No es exagerado decir que la mayor parte de las películas de nuestros días son banales y repetitivas, hechas principalmente para satisfacer necesidades comerciales y agradar a un público que solo quiere pasar un buen rato. Por eso se agradece este tipo de cine que busca poner la mirada en problemas acuciantes de nuestro tiempo.

El director Paul Schrader se inscribe en la lista de directores que exploran las consecuencias de la guerra, en este caso una reciente, la invasión de Irak a comienzos de siglo.

El personaje de William es uno de esos tantos chivos expiatorios que sirven para lavarle la cara a la justicia. Es verdad que sus actuaciones merecían ser sancionadas, él está plenamente consciente de sus faltas, en ningún momento las niega, sabe que no tiene justificación o excusa por los crímenes que ha cometido. Pero él es el último eslabón de una larga cadena, donde los principales responsables de diseñar un repugnante sistema de torturas salen ilesos y continúan haciendo su vida como si nada hubiese pasado.

Entonces no es casual que ante la ausencia de justicia salga a relucir la opción de la venganza. Y eso es lo que pretende el joven Cirk, hacer pagar a uno de los principales responsables de poner en práctica esos métodos abominables, que afectaron no solo a los prisioneros, sino también a los verdugos sensibles como su padre. Pero claro, la venganza siempre será un mal mucho peor que la falta de justicia.

Un asunto que me gustó de la película es cómo se desarrolla el personaje de William. Este ex militar es un hombre de lo más normal. Calmado, dedicado por entero a su “profesión de jugador”, sin mañas relevantes. Para nada intimida, más bien hace que el espectador simpatice con él.

El director ha sido muy hábil al haber escogido el mundo de los casinos y el juego de naipes como el escenario para desarrollar la trama, de ese modo ha logrado que empaticemos con un criminal de guerra. William es un gran experto, se conoce todos los trucos para salir airoso en el juego. Y esa habilidad de jugador es la que le permite conectarse con los espectadores, para que lo veamos como un tipo común que va saliendo adelante ganando donde la mayoría pierde. A la gente le gusta ver ganar a los débiles.

William es un hombre muy consciente de sus crímenes. Y eso es algo que tampoco se ve con frecuencia. En un mundo donde lo normal es eludir las responsabilidades, este tipo de personajes resulta un poco extraño. William no tiene mayores expectativas, se siente condenado a cargar con su culpa, no se cree merecedor del perdón, por eso busca la redención a través de Cirk, “él si tiene la oportunidad de rehacer su vida”, le comenta a La linda en una de sus conversaciones.

La película está rodada al estilo clásico, con tomas convencionales, muchos planos fijos y una cámara que deja visionar con calma lo que está ocurriendo. Una voz en off nos ubica en el contexto del mundo del juego y en la vida del protagonista. La excelente banda sonora de Robert Levon Been va muy bien con el tono del film.

La actuación de Oscar Isaac es de primera, logra caracterizar de forma convincente a un personaje frio, calculador, desapasionado. Justo lo que se necesita para ser un jugador de cartas exitoso. Tye Sheridan cumple con su parte dándole vida a un joven confundido, víctima de una situación no creada por él. La señora Tiffany Haddish también destaca en su papel de la socia que paso a paso se va involucrando sentimentalmente con William. A Willem Dafoe, le dejan unas pocas líneas de relleno, como para que no nos olvidemos de él

Nunca me canso de ver este tipo de películas donde se pasa revista a los dramas de nuestra sociedad. Si tienen la oportunidad procuren darle un visionado. Se las recomiendo.

Gracias por tu tiempo.

Fuente de imágenes. I II III

There are people who go through life doing harm, breaking rules, as if their conscience were empty, they seem vaccinated against remorse. They can cause the most serious damage without it affecting them morally. And then there are the others, those who cannot shake off the burden of guilt and consider that they deserve neither redemption nor forgiveness.

The American director Paul Schrader, in this film "The Card Counter" (2021), gives us the portrait of a man who chooses to take full responsibility for his faults, with all the consequences that this entails.

William Tell (Oscar Isaac) is a former military man who served in the terrible Abu Ghraib prison in Iraq. He was one of the few soldiers convicted of appearing in photographs torturing prisoners. For these crimes he has been held for eight and a half years in a military prison.

During his long stay in prison he became an expert in the art of card counting. Once out of prison, he makes a living playing Blackjack in casinos all over the United States. Card counting is illegal and Willian knows it, but with his cunning he has developed a system that works very well for him, he makes a few winnings in one place, leaves and always keeps a low profile.

His new life as a free man is quite acceptable, he stays out of trouble and lives by a strict routine of playing cards for many hours every day of the week.

But that quiet, routine world is about to change when he runs into Cirk Baufort (Tye Sheridan), the son of another former military buddy of William's in the same prison.

The boy has become obsessed with the idea of taking revenge on John Gordo (Willem Dafoe), a successful businessman in the security industry, who was the instructor in charge of training the recruits in the different methods of torture used at Abu Ghraib. Cirk holds him responsible for his father's suicide as a result of remorse over his actions against the Iraqi prisoners.

But William sees no sense in the boy's plans for revenge, he is determined to put the past behind him, he wants a fresh start. He offers Cirk the money he needs to put his life back together, to forget about revenge, reunite with his mother and resume his college studies. "Everyone can find something they're good at," he tells him. The boy seems to be sold on the idea.

William needs to finish raising the money, so he accepts the offer made by La linda (Tiffany Haddish), a former gambling partner. She convinces him to accept to play the world poker championship under the financing of some big investors.

Things go well, the winnings multiply every night. William collects a large sum of money and gives it to Cirk so that he can meet with his mother, arrange for college, and return to a normal life. But the boy will make other decisions that will change William's future.

It is no exaggeration to say that most of today's films are banal and repetitive, made mainly to satisfy commercial needs and please an audience that just wants to have a good time. That's why this kind of cinema that seeks to look at the pressing problems of our time is welcome.

Director Paul Schrader joins the list of directors who explore the consequences of war, in this case a recent one, the invasion of Iraq at the beginning of the century.

William's character is one of those many scapegoats that serve to wash the face of justice. It is true that his actions deserved to be punished, he is fully aware of his faults, he never denies them, he knows that he has no justification or excuse for the crimes he has committed. But he is the last link in a long chain, where those mainly responsible for designing a repugnant system of torture go unharmed and continue to live their lives as if nothing had happened.

It is no coincidence, then, that in the absence of justice, the option of revenge comes to the fore. And that is what young Cirk intends to do, to make one of the main responsible for putting into practice those abominable methods, which affected not only the prisoners, but also the sensitive executioners like his father. But of course, revenge will always be a far worse evil than lack of justice.

One thing I liked about the film is how William's character is developed. This ex-military man is a most normal man. Calm, dedicated entirely to his "gambling profession", with no relevant traits. He doesn't intimidate at all, but rather makes the viewer sympathize with him.

The director has been very clever in choosing the world of casinos and card games as the setting for the plot, thus making us empathize with a war criminal. William is a great expert, he knows all the tricks to succeed in the game. And that gambling skill is what allows him to connect with the viewers, so that we see him as an ordinary guy who comes out on top winning where most lose. People like to see the underdog win.

William is a man very aware of his crimes. And that's something you don't often see either. In a world where shirking responsibility is the norm, this type of character is a little strange. William has no great expectations, he feels condemned to carry his guilt, he does not believe he deserves forgiveness, so he seeks redemption through Cirk, "he does have the opportunity to rebuild his life," he tells La linda in one of their conversations.

The film is shot in a classic style, with conventional shots, many fixed shots and a camera that lets you calmly watch what is happening. The excellent soundtrack by Robert Levon Been goes very well with the tone of the film.

Oscar Isaac's performance is first rate, he manages to convincingly characterize a cold, calculating, dispassionate character. Just what it takes to be a successful card player. Tye Sheridan plays his part as a confused young man, the victim of a situation not of his own making. Ms. Tiffany Haddish also excels in her role as the partner who step by step becomes romantically involved with William. Willem Dafoe is left with a few filler lines, as if to make sure we don't forget him

I never get tired of watching this kind of movies where the dramas of our society are reviewed. If you have the opportunity, try to give it a viewing. I recommend it.

Thank you for your time.

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

Todos tus comentarios son bienvenidos en este sitio. Los leeré con gusto y dedicación.

Hasta una próxima entrega. Gracias.

Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.

No te olvides de votar @cervantes como witness en esta página:
https:/wallet.hive.blog/~witnesses

Te invito a apoyar este proyecto como witness y a formar parte de esta gran comunidad uniéndote a su Discord en el siguiente enlace:

Discord de la comunidad Cervantes

You can vote for @ocd-witness, with HiveSigner or on Hive Witnesses.

Otras reseñas de esta serie. | Other reviews of this series:

NADER AND SIMIN	SEARCHING FOR SUGAR MAN	SHANGHAI