Un camino equivocado | A wrong path [ESP/ENG]

avatar

PORTADA-M.jpg



En estos días me encuentro con Daniel. Me extrañó verlo. Habían pasado más de dos años desde la última vez que hablamos. Hasta donde yo sabía él había emigrado, algunos decían que para Brasil, otros que para Argentina.

—¿Cómo está Indira (mi hija, que emigró primero que él), señor Irvin…?

—Bien, Daniel. Ya tiene más de tres años por allá. Ahorita está estudiando a ver si por fin logra un trabajo estable. ¿Y tú, qué tal? ¿Cuándo regresaste?

— Tengo casi cuatro meses que llegué…

— Caramba, tanto…, pero será que estabas escondido, porque yo no te había visto…

— Es que salgo poco…

—Tendrás tiempo para que me ayudes a cortar un racimo de cambur, es grande y muy pesado, yo solo no puedo. Si quieres te vienes cerca del mediodía y almorzamos ¿puedes?

— Sí está bien. Ahora paso por allá.

Daniel es un muchacho que conozco desde niño, era muy amigo de mi hija, unos tres años mayor que ella. Al terminar el bachillerato se le complicó seguir estudiando, comenzó a trabajar en lo que salía, pero se cansó de unos sueldos que a duras penas le daban para sobrevivir. Su situación era complicada porque vivía con su madre y su abuela, una anciana enferma que necesita muchos medicamentos. Así que como muchos, decidió buscar mejor futuro por la vía de la emigración.

Mientras cortamos el gran racimo de cambur me doy cuenta de la mirada triste del muchacho. Terminamos y casi no ha querido hablar. Le preguntó si se queda a almorzar y me dice que sí. Luego nos sentamos a tomar café, me decido a ver si quiere comentarme algo.

— Me habían dicho que estabas por Brasil o Argentina. ¿Estabas por allá?

— Al principio esos eran mis planes, señor Irvin. Pensaba irme hasta Brasil, llegar a Manaos y desde allí buscar alguna conexión que me llevara a Buenos Aires, mi destino final siempre fue Argentina, pero… (baja la mirada y fija los ojos en el suelo)…Pero no…me puse a inventar…y agarré un camino equivocado ( se le quiebra la voz)

CAMINO-550.jpg

— ¿Qué pasó chamo…? ¿Quieres contarme…?

— Estando en Santa Elena (Sur de Venezuela) escuché a unos tipos hablando de unas minas, de esas que sacan oro, por los lados del Paují. Los tipos decían que eran mucho más rentable que las Claritas, que había poca gente y se ganaba plata rápido. Aquello me pareció buenísimo, porque así no tendría que irme tan lejos, total, estaba en mi mismo país. Hablé con ellos y me ofrecí para el trabajo. Me advirtieron que era duro, pero que había mucha plata. Yo soy joven y fuerte les dije…

¿Y te fuiste…?

— Como a los cuatro días salimos de la plaza de Santa Elena, íbamos como diez en un camión, éramos como tres nuevos…Recorrimos como una cinco horas y llegamos a un campamento en el medio de la selva. Al siguiente día empezamos a trabajar. Yo ayudaba a unos tipos a llevar y sostener unas enormes mangueras para reventar la tierra, pasábamos todo el día en eso. Como a las tres de la tarde terminábamos de trabajar y uno quedaba tan reventado que se quedaba dormido hasta el día siguiente, comíamos dos veces al día, antes de comenzar, y como a las cuatro, la comida era la misma, arepas y pasta con carne. Me pagaban 200$ semanales. Imagínese. Una fortuna. Durante tres meses mandé ese realero a la casa, pensé que si aguantaba un año ahí, hasta podría poner un negocio.

— ¿Y qué pasó?

— Un día llegaron al campamento unos tipos, buscando gente para trabajar en otra mina, quedaba más adentro, pero ofrecían trescientos dólares a la semana. Cómo cuatro nos ofrecimos, nadie nos comentó nada, ni hicieron alguna advertencia… Salimos en unos jeeps y rodamos como seis horas. Llegamos a otro campamento, pero este era extraño, estaba todo cercado con alambre de púas y tuvimos que dejar en una oficina todos los documentos. Al principio todo parecía normal y hasta las barracas eran más cómodas. Pero al día siguiente cuando fuimos a trabajar había muchos hombres armados por todos lados.

MANOS-550.jpg

—¡Caramba, qué feo…!

Allí nadie nos maltrataba. Yo hacía el mismo trabajo y comíamos lo mismo. Al pasar la primera semana nadie hablaba del pago. Le preguntamos a uno de los que estaban armados y nos dijeron que se pagaba cuando uno se retirara. Me propuse aguantar un mes para llevarme más dinero, pero el ambiente era raro, no llegaba nadie nuevo, ni tampoco nadie se iba, y alguno llegó a decir que ahí estábamos presos. Eso lo confirmé al final del primer mes cuando traté de hablar con alguien para recibir el pago. Me dijeron que esa mina era pequeña y que pagaban cuando nos mudáramos de lugar, pero esa mudanza nunca llegó.

—¿Y qué hiciste?

Allí pasé siete meses, pensé que me iba a volver loco, había otro muchacho de Brasil que conocía un poco más la selva, le pregunté si nos podíamos escapar. Me dijo que no veía cómo, porque los tipos armados estaban por todos lados.

—Caramba…

Allí estábamos presos y sin documentos, lo bueno es que no nos maltrataban y nos daban comida. Una noche atacaron el campamento, aquello parecía una guerra. El muchacho de Brasil y Yo nos escondimos detrás de unos generadores abandonados, unos bichos grandísimos, más grandes que un carro.

Aprovechando la confusión nos colamos por la cerca y nos metimos en la selva, Corrimos y corrimos hasta que no pudimos más. Estuvimos perdidos como cuatro días, comiendo las hojas que el muchacho decía y tomando agua de los charcos que hay por todos lados. Encontramos un camino y decidimos irnos por ahí, total, ya no teníamos nada que perder. Antes de caer la noche vimos a unos soldados, no eran venezolanos, sino brasileños...

El muchacho les contó lo que había pasado. Los soldados les dijeron que sabían lo del campamento, que había sido un problema entre traficantes de oro. Nos llevaron a Boa Vista. En Boa Vista pasé como cinco meses mientras decidían qué hacer conmigo. Vivía en una especie de comando policial y me dejaban vender chucherías en un parque para que pagara mi comida. Un día me entregaron a las autoridades venezolanas. Pasé como dos meses en Santa Elena, en un comando de la guardia, hasta que me pude venir a Maracay…

—Caramba Daniel, qué bueno que saliste con bien. Los Ángeles te cuidaron.

—Sí, señor Irvin, tuve mucha suerte...

El presente relato está basado en hechos reales. El nombre de Daniel y algunas locaciones de su experienica en Brasil han sido cambiados a petición de la parte interesada.

Gracias por tu tiempo.

cinti 800x20.jpg

TITULO INGLES.jpg

These days I meet Daniel. I missed seeing him. It had been more than two years since we last spoke. As far as I knew he had emigrated, some said to Brazil, others to Argentina.

-How is Indira (my daughter, who emigrated before him), Mr. Irvin?

-Well, Daniel. She has been there for more than three years. Now she is studying to see if she can finally get a stable job. And you, how are you? When did you get back?

-I've been back for almost four months...

-But you must have been hiding, because I haven't seen you...

-I don't go out much...

-You'll have time to help me cut a bunch of bananas, it's big and very heavy, I can't do it by myself. If you want to come by around noon and we'll have lunch, can you?

-Yes, that's fine. I'll be right over there.

Daniel is a boy I've known since I was a child, he was a good friend of my daughter's, about three years older than her. When he finished high school it was difficult for him to continue studying, he started working in whatever he could get, but he got tired of the salaries that were barely enough to survive. His situation was complicated because he lived with his mother and his grandmother, an elderly sick woman who needs a lot of medication. So, like many, he decided to seek a better future through emigration.

As we cut the big bunch of cambur I notice the sad look on the boy's face. We finished and he almost didn't want to talk. I asked him if he would stay for lunch and he said yes. Then we sit down to have coffee, I decide to see if he wants to tell me something.

CAMINO-550.jpg

-I was told you were in Brazil or Argentina, were you there?

-At first those were my plans, Mr. Irvin. I was planning to go to Brazil, get to Manaus and from there look for a connection that would take me to Buenos Aires, my final destination was always Argentina, but... (he looks down and fixes his eyes on the ground)... But no... I started to invent... and I took a wrong road (his voice breaks).

-What happened, boy... Do you want to tell me...?

-When I was in Santa Elena (South of Venezuela) I heard some guys talking about some mines, the kind that extract gold, in the Paují area. The guys said that they were much more profitable than the Claritas, that there were few people and money was earned quickly. That seemed great to me, because then I wouldn't have to go so far away, after all, I was in my own country. I talked to them and offered myself for the job. They warned me that it was hard, but that there was a lot of money. I am young and strong, I said to them...

And you left...?

-About four days later we left the plaza of Santa Elena, there were about ten of us in a truck, we were about three new ones... We traveled for about five hours and arrived at a camp in the middle of the jungle. The next day we started working. I helped some guys carry and hold huge hoses to blow up the earth, we spent the whole day doing that. At about three o'clock in the afternoon we finished working and you were so exhausted that you slept until the next day, we ate twice a day, before starting, and at about four o'clock, the food was the same, arepas and pasta with meat. I was paid $200 a week. Imagine that. A fortune. For three months I sent that realero to the house, I thought that if I held out there for a year, I could even start a business.

MANOS-550.jpg

-And what happened?

-One day some guys came to the camp, looking for people to work in another mine, it was further inland, but they were offering three hundred dollars a week. About four of us offered, nobody told us anything, nor did they give us any warning... We left in jeeps and drove for about six hours. We arrived at another camp, but this one was strange, it was all fenced with barbed wire and we had to leave all the documents in an office. At first everything seemed normal and even the barracks were more comfortable. But the next day when we went to work there were many armed men everywhere.

-Wow, how ugly...!

-Nobody mistreated us there. I did the same work and we ate the same food. After the first week, nobody talked about payment. We asked one of the armed men and they told us that we would be paid when we retired. I decided to hold out for a month to get more money, but the atmosphere was strange, nobody new was arriving, nobody was leaving, and someone even said that we were prisoners there. I confirmed this at the end of the first month when I tried to talk to someone to get paid. They told me that the mine was small and that they would pay when we moved, but the move never came.

-And what did you do?

-I spent seven months there, I thought I was going to go crazy, there was another guy from Brazil who knew a little more about the jungle, I asked him if we could escape. He told me that he didn't see how, because the armed guys were everywhere.

-Wow...

-The good thing is that they didn't mistreat us and they gave us food. One night they attacked the camp, it was like a war. The boy from Brazil and I hid behind some abandoned generators, huge bugs, bigger than a car.

Taking advantage of the confusion we sneaked through the fence and got into the jungle, we ran and ran until we could no more. We were lost for about four days, eating the leaves that the boy said and drinking water from the puddles everywhere. We found a path and decided to go that way, after all, we had nothing to lose. Before nightfall we saw some soldiers, they were not Venezuelan, but Brazilian. The boy told them what had happened...

The soldiers told them that they knew the people in the camp, that it had been a problem between gold traffickers. They took us to Boa Vista. In Boa Vista I spent about five months while they decided what to do with me. I lived in a kind of police command and they let me sell knick-knacks in a park to pay for my food. One day they handed me over to the Venezuelan authorities. I spent about two months in Santa Elena, in a guard command, until I was able to come to Maracay...

-Daniel, I'm glad you got out of it all right. The Angels took care of you.

-Yes, Mr. Irvin, I was very lucky...

This story is based on true events. Daniel's name and some locations of his experience in Brazil have been changed at the request of the interested party.

Thank you for your time.

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

separador verde.jpg

Todos tus comentarios son bienvenidos en este sitio. Los leeré con gusto y dedicación.

Hasta una próxima entrega. Gracias.


MARCA LIBRO POSTALdef-sombra-m.jpg

Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.


separador verde.jpg


banner delfin cumpleaños-500.png

separador verde.jpg

No te olvides de votar @cervantes como witness en esta página:

https:/wallet.hive.blog/~witnesses

Te invito a apoyar este proyecto como witness y a formar parte de esta gran comunidad uniéndote a su Discord en el siguiente enlace:

Discord de la comunidad Cervantes

separador verde.jpg

You can vote for @ocd-witness, with HiveSigner or on Hive Witnesses.






0
0
0.000
13 comments
avatar
(Edited)

Dramas de la migración; tal como ésta realidad ¿Cuántos habrán?

Lo peor, haber regalado siete meses de su vida, para destruir el ambiente.

La necesidad apremiante.

0
0
0.000
avatar

Muchas historias, estimado Marco, @fermionico. Como decimos por aquí: la necesidad tiene cara de perro. El daño ambiental es de dimensiones apocalípticas. Lo peor es que no para. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

0
0
0.000
avatar

Que relato tan inquietante y a la vez atrae al lector porque lamentablemente me este caso, la realidad supera la ficción, cuántas historias de nuestros compatriotas tratando de superarse en estos tiempos de crisis!! Un saludo!

0
0
0.000
avatar

Sí, es lamentable que la realidad supere la ficción. Son muchos los que han tenido malas experiencias y es importante dejar constancia de esos testimonios, la emigración siempre es difícil. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimado @joseantpp. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

0
0
0.000
avatar

Que increíble lo que narra querido amigo, así muchas veces es la vida de los migrantes venezolanos. Gracias a Dios está con vida y su familia.

@irvinc

0
0
0.000
avatar

Sí, mi querida @nathyortiz, él tuvo la suerte de salir con bien y pudo regresar con los suyos. Para otros las cosas han sido peores. Son dramas en pleno desarrollo. Muchas gracias por la visita y el comentario. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

0
0
0.000
avatar

La avaricia rompe el saco... Eso en Bolívar es otro mundo pero, cada quien con sus necesidades... Gracias por comprtir el relato y que hubo un final "feliz"...

0
0
0.000
avatar

Sí, en toda la zona fronteriza la situación es complicada, hay muchos grupos que imponen su ley. Las personas están expuestas a todo. Muchas gracias por la visita y el comentario, estimada @florecitamejias. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

0
0
0.000
avatar

Saludos que impresionante todo lo que vivió ese muchacho tratando de buscar otras oportunidades para mejorar su condición, tuvo suerte que salió de eso, prácticamente estaba preso en la selva.

0
0
0.000
avatar

Hay muchos casos similares, estimado @cetb2008. La gente se expone a cualquier cosa. Algunos como él tienen suerte. Es una situación muy difícil. Muchas gracias por pasar y comentar. Que estés bien. Bendiciones para la familia.

0
0
0.000
avatar

Esta experiencia es una terrible realidad que viven y han vivido muchos venezolanos.
La migración ha sido una terrible y dramatica necesidad que han tenido que vivir millones de venezolanos, vivir fuera de nuestro país no es fácil y jamás será lo mismo.
Excelente relato amigo, gracias por compartirlo.
Saludos.

0
0
0.000
avatar

Es así, mi querida @janettyanez. La emigración nunca es fácil y menos cuando se hace por necesidad. Es lamentable que la gente tenga que pasar por esas cosas. Muchas gracias por la visita y el comentario. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.

0
0
0.000