Micro ficción: ¿La rebelión de los cuerdos?

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¿La rebelión de los cuerdos?

La portezuela rectangular incrustada en la parte baja de la puerta se abre para dar paso a la bandeja plástica con el plato de comida. Es la novena vez que sucede desde que fue confinado allí por expresar con vehemencia la verdad de su condición.

Medita mientras come en la trama siniestra perpetrada en su contra, y cuyo propósito no fue otro que despojarlo de toda la autoridad y fortuna construida con sacrificio por tantos años.

Nunca imaginó, que los suyos, los más cercanos, lo traicionarían de tal manera. Lo más inaudito fue que les creyeron, encerrándole sin ni siquiera escucharle o verificar las acusaciones.

Ahora compartía con gente, que como él, aseguraba con un discurso coherente, no estar loca.

Recordó la última junta de accionistas, en donde propuso emitir un 80 % de nuevas acciones para financiar las obras para socorrer a los damnificados de la crecida del rio aledaño al vecindario en donde creció.

Las caras inexpresivas y pálidas de sus hermanos sentados en la mesa redonda de la sala de reuniones, contrastaban con el enrojecido rostro del hijo mayor de su esposa.

Por lo general, las decisiones siempre eran unánimes en aquellas reuniones, en especial, cuando eran soportadas para incrementar las fortunas de quienes integraban la junta de la empresa familiar creada por él. Pero en aquella ocasión, la propuesta, aunque rechazada por los demás, fue aprobada por su voto mayoritario.

El mismo día en que él fue secuestrado a la fuerza e ingresado al psiquiátrico, supo de boca de la madre del hijastro codicioso, que su abuela, la benefactora principal de los humildes del vecindario, también fue ingresada al geriátrico del pueblo cercano, supuestamente por Alzheimer.

Podía entender, más no justificar la traición de la esposa interesada e hijo ingrato, pero no la de sus propios hermanos.

Todos confabulados lo hicieron pasar por demente. Él solo quería devolver parte del bien recibido e inestimable a quienes con humildad ayudaron a forjarle durante sus primeros pasos hacia el éxito.

No había terminado de comer, cuando la algarabía de un súbito motín estalló en el patio. Entre los supuestos locos corrió el rumor de la injusta causa de su encierro, encolerizándolos de tal forma, que sobrepasaron a los custodios hasta liberarlo.

Sabía de sobra que la írrita victoria era temporal, y que más temprano que tarde, todos serían reducidos y llevados a celdas individuales o medicados para retomar el control del recinto.

La desesperanza se apoderaba de él cuando de nuevo fue sorprendido por la vocería ensordecedora de miles de personas a las afueras de las instalaciones exigiendo su liberación.

Pensó, «quizás, los locos e indigentes están en otro lugar».

Fin

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Una micro ficción original de @janaveda

Imagen de Engin Akyurt en Pixabay

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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.



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3 comments
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Muy interesante, muy entretenido....

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Gracias por tu comentario. Satisfecho de que haya sido de tu agrado.

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