Violet Gravity | Gravedad Violeta (ENG-SPA)
The sky took on a strange violet hue that morning when gravity threatened to destroy their relationship forever. He was in the hallway, tying the sober tie that his father had given him on the eve of their wedding, in front of the full-length mirror. She walked towards him, careful not to spill the freshly made cup of coffee.
"Honey, where are you?”
"Here, in the hallway. Dealing with this damn knot.”
"What a pity your father isn't here! He knows how to do it, even with his eyes closed!" she replied, in an amused tone.
"Yes, my father is an artist of knots. He used them his whole life to go to work. But I'm a complete disaster. Especially since this is only the second time I've worn a tie. Well, it's the first time I've tied it. The first time, my father did it, an hour before our wedding.”
A slow glow illuminated him from the mirror, stirring a growing emptiness in his stomach. He saw the tip of his tie head towards the ceiling until he felt himself lose his balance, his feet lifting off the granite floor.
"Honey, what's wrong?" she shouted, surprised by his lightness.
"What's wrong with what?" he replied, as she noticed a slight resistance in her steps and the weight of the coffee cup increasing.
In the hallway ceiling, the unusual violet light filtered through the window. And he, already floating terrified, weightless, tried unsuccessfully to hold onto the mirror frame. The badly tied knot obstructed his vision.
She, in the hallway anteroom, watched in amazement as her husband lay horizontally, pushing against the rectangular window they had installed to give light to that hallway that was more than four meters high. She felt remorse because she was the one with the idea. As an artist, she had judged it necessary to give light to the hallway that connected all the areas of that dream house, and that now allowed the light to threaten to take her husband away.
"What do I do?" he shouted again, feeling the pressure his hands and feet were exerting on the window. One that could break at any moment.
She could no longer hold the coffee cup and let it go. The pieces of fine porcelain scattered across the polished, shiny lead-colored floor. The sweet aroma permeated everything in its path with the splashes of the mahogany liquid. She dragged her feet with difficulty until she crossed the threshold of the hallway. She felt the floor like a magnet, so she kept her composure to avoid falling.
"I'm here, honey! Get down from there!”
"I can’t!"
She kept moving forward until she was under him. She wanted to jump, but it was impossible. She was glued to the floor, and he to the ceiling, as long as the window held out.
He looked through the clear, now violet crystals, at the vastness of a sky. He remembered the times when lying on the seashore, he dreamed of flying like the seagulls that soared gracefully through the air. But even they had to flap their wings to prevent gravity from dragging them down to the sea or the beach in the absence of a supporting wind. He sensed that this absurd, incomprehensible situation would take him beyond the limits. To one where he could not survive.
"Tie the tie!”
"What are you saying? Are you crazy?”
"No! Tie the tie to the window frame!" she shouted.
He understood the plan. And so he did.
She felt the force bending her knees. She had no choice but to give in. She placed her knuckles on the cold floor, splashed with coffee. She meditated on the times when, as a child, she trembled with fear of crossing suspension bridges, dragged by her parents, and wished to cling to the earth. Now, she wanted to jump to catch her husband and prevent him from getting lost in the vastness of space.
A burst of light, followed by a thunderous noise, shook the orb. Nothing was left untouched. Especially that couple with different ideals who sought balance in each other: she, to surf the freedom, and he, towards security. An eternal and incomprehensible moment passed, just as it had come, to absolute normality. The violet light had disappeared.
He hung from the tie, and she, already standing, tried to grab him by the ankles.
"There, I've untied it!”
He fell gracefully on her, knotting themselves in each other's arms. Both felt the weight of gravity. They could not explain such an exceptional phenomenon. Surely, the media would publish the most implausible theories, but for them, everything was clear: transformation had begun.
The end
An original short story by @janaveda in Spanish and translated to English with https://gemini.google.com/ (free version)
Cover image made by me in Krita and edited in Keynote
Note: I edited the text assisted by the web version of Grammarly after a reading in English: an excellent way to polish reading and writing skills
Thanks for reading me. I hope this shortstory is to your liking. I would very much like to read your comments to enrich myself with your criticism.
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El cielo tomó un extraño tono violeta, aquella mañana en que la gravedad amenazó con destruir para siempre su relación. Él, anudaba en el pasillo y frente al espejo, a cuerpo entero, la sobria corbata que le regalara su padre en víspera de su matrimonio. Ella, caminaba a su encuentro, cuidando de no derramar la taza de café recién hecha.
—Cariño, ¿dónde estás?
—Aquí, en el pasillo. Lidiando con este bendito nudo.
—¡Qué lástima que no está aquí tu papá! ¡Él si sabe cómo hacerlo, incluso, hasta con los ojos cerrados! —Respondió ella, con un tono divertido.
—Sí, mi padre es un artista de los nudos. Toda una vida usándolos para ir a trabajar. Pero yo, soy un perfecto desastre. Más cuando este es la segunda vez que uso una corbata. Bueno, en realidad, es la primera vez que la anudo. La primera vez lo hizo mi padre, una hora antes de nuestra boda.
Un lento resplandor lo iluminó desde el espejo, azuzando un creciente vacío en el estómago. Vio, la punta de su corbata, dirigirse al techo hasta que sintió desequilibrarse, al despegar sus pies del piso de granito.
—¿Mi amor qué pasa? —Gritó ante la sorpresa de su liviandad.
—¿Qué pasa de qué? —Respondió ella, mientras notó una leve resistencia en sus pasos, y el incremento del peso en la taza de café.
En el techo del pasillo, a través del ventanal, se filtraba la inusual luz violeta. Y él, ya flotando aterrorizado, ingrávido, intentó, infructuoso, asirse del marco del espejo. El nudo, mal hecho, obstaculizaba la visión.
Ella, en la antesala del pasillo, observaba anonadada a su marido en horizontal, empujando el ventanal rectangular que instalaron para dar luz aquel pasillo de más de cuatro metros de altura. Sintió remordimiento, pues fue ella la de la idea. Como artista juzgó darle luz al pasillo que unía todas las áreas de aquella casa de ensueño, y que, ahora, permitía que la luz amenazara con llevarse a su marido.
—¿Qué hago? —Volvió a gritar, al sentir la presión que ejercía sus manos y pies sobre el ventanal. Uno que podría quebrarse en cualquier momento.
Ya no pudo sostener más la taza de café, y la soltó. Los trozos de la fina porcelana se esparcieron por el pulido y brillante piso plomizo. El aroma dulce impregnó con las salpicaduras todo al paso del líquido caoba. Arrastró sus pies con dificultad hasta traspasar el umbral del pasillo. Sintió el piso como imantado, así que guardó la compostura para no caerse.
—¡Aquí estoy mi amor! ¡Bájate de allí!
—¡No puedo!
Ella siguió avanzando hasta quedar debajo de él. Quiso brincar, mas le fue imposible. Estaba pegada al piso, y él al techo, mientras el ventanal resistiera.
Él, miró a través de los límpidos cristales, ahora violetas, la inmensidad de un cielo. Recordó las veces que echado a la orilla del mar, soñó con volar como las gaviotas que en grácil vuelo remontaban el aire. Pero incluso, ellas tenían que batir las alas para evitar que, en ausencia de viento sostenedor, la gravedad las arrastraran hacia la mar o la playa. Intuyo que aquella situación absurda, e incomprensible, lo llevaría más allá de los límites. A uno en donde no podría subsistir.
—¡Anuda la corbata!
—¿Qué dices? ¿Estás loca?
—¡No! ¡Anuda la corbata al marco de la ventana! —Gritó ella.
Entendió el plan. Y así lo hizo.
Ella, sintió la fuerza doblando sus rodillas. No tuvo más remedio que ceder. Colocó sus nudillos en el frío piso, salpicado por el café. Meditó en las veces que, siendo niña, tembló ante el miedo de cruzar los puentes colgantes, arrastrada por sus padres, y deseó aferrarse a la tierra. Ahora, quería brincar para atrapar a su marido, y evitar que se perdiera en la vastedad del espacio.
Un estallido de luz, seguido por un atronador ruido, sacudió el orbe. Nada quedó sin ser conmovido. En especial, aquella pareja con ideales distintos que buscaban el equilibrio en el otro: ella, surcar a la libertad, y él, hacia la seguridad. Un instante eterno e incomprendido pasó, tal como había llegado, a la normalidad absoluta. La luz violeta había desaparecido
Él pendía de la corbata, y ella, ya erguida, intentaba tomarlo por los tobillos.
—¡Listo, ya lo desanudé!
Él cayó con gracia sobre ella, anudándose entre sus brazos. Ambos sintieron el peso de la gravedad. No podían explicar tal excepcional fenómeno. De seguro, los medios publicarían las teorías más inverosímiles, más para ellos, todo había quedado claro: la transformación había iniciado.
Fin
Un microrrelato original de @janaveda
Imagen de portada hecha por mi en Krita y editado en Keynote
Gracias por leerme. Espero que este microrrelato sea de su agrado. Me gustaría mucho leer sus comentarios al respecto para enriquecerme con sus críticas.
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¡Gravedad inversa! Inversamente proporcional a las emociones o la suerte de hacer mal los nudos.
Éxito.
Hola, Félix
Por eso, hay que aprender hacer los nudos. ¿Quién sabe si mañana desaparece la gravedad? Uno de afianzar los vínculos para que sabrevivan a las inclemencias de la vida.
Saludos.
What an intriguing story, @janaveda. The scenes are well imagined and portrayed in your writing, and you do a very nice job of integrating action and dialogue into your narrative. Nicely done with the prompt of the week! Thank you for sharing your story in The Ink Well and for reading and commenting on the work of other community members.
Hello, @theinkwell
It is a pleasure to attend the weekly meeting. I really enjoy writing based on the weekly prompt, and the excellent stories that are shared here.
Greetings.
Hola, por aquí ando @janaveda, la vedad el relato me ha dejado intrigado. Y como es habitual muy bien escrito. saludos
Hola, @enraizar
Ese era el objetivo. Aún pienso sobre el origen de la luz violeta, y del por qué de los efectos particulares sobre los protagonistas. Ni pensar, de lo ocurrido en otras casas durante el fenómeno.
Gracias por pasar, mi amigo.