Yo daba amor y cariño al máximo, o mejor dicho sigo dando el máximo. Son muchos los años en que he pensado que a veces las enfermedades nos hacen más compañía que nuestros propios seres queridos.

Aunque a veces me toque llorar, lloro y luego me seco las lágrimas, me pongo bonita y sigo... incluso un mal día dura 24 horas y recuerdo... ¡Todo pasa!! Hasta lo bueno.

Las circunstancias que retan mi capacidad de amarme están presentes toooodos los días; una relación en la que me siento triste cuando él (mi esposo se enferma), un trabajo que no me llena; lo importante siempre será tener la gran capacidad de elegir para seguir viviendo plenamente.

Decidir hasta cuando y hasta donde, darme la oportunidad de buscar lugares, momentos o personas que tengan la belleza que hay en mi corazón, y se conecten con esta mi energía venusiana de ese amor inspirador que se alberga dentro de mí.

No justifico que algo que me haga daño, la vida es demasiado bella para gastarla en cosas que me restan y desgastan.

La tristeza debe ser momentánea, y no debe permanecer el resto de mi vida mientras este presente en este planeta tierra.

¡Yo siempre tendré algo que contarles; aburrido, divertido, cómico, entretenido, interesante, tonto o que sé yo! (Al menos algunos todavía leen hasta el final)

Y no es que mi vida sea extraordinaria, solo que construyo momentos extraordinarios de cualquier situación.

A veces me voy a las profundidades y en otras me quedo en las tonterías y cosas simples de la vida.

Me quejo y protesto; me amargo un poco (sobre todo cuando se va la electricidad, el internet, el gas, la señal... en fin)

Digo un par de cosas y enseguida me detengo y reflexiono..."tienes vida y todos tus sentidos para percibir el mundo de la manera que tú quieras, depende de ti"

Pero sobre todo, no me preocupa mucho que sepan sobre mi vida, por miedo a quedar en ridículo; no, para nada... ya la misma vida nos pone en esa situación y para colmo, muchas veces, hasta después de muertos.

En mi trabajo como Coach Ontológico, no todo ha sido color de rosa (ósea, rosado) ha tenido diferentes matices.

Desde la ternura en una charla para las mujeres abusadas por sus parejas en gestación; hasta la crueldad de otras personas tratando de" hacerme bullying digital" (claro, en honor a sus propias carencias, eso lo entiendo) y así muchos más que por alguna razón no soportan mi honestidad.

He gritado, he reído y he llorado; he sentido miedo y mucho; cuando siento que me he equivocado, me lleno de angustia y ansiedad y aparte de mi vida personal (emocional).

No puedo manejar lo externo en esta enorme responsabilidad, hizo que mi presión arterial escalara a niveles no permitidos, porque no era capaz de manejarlo y porque mis compromisos eran más grandes que mi vida, ahogando así a mi alma.

En fin... mi "mantra" gritar (en tono muy bajo) "coño de la madre"...(y perdonen él (wayú o guajiro wayuunaiki...) jajajá a veces toca.