(Almost) Eternal Beeping | Writings of an Unbalanced Mind LXXI

Every ten (beep) seconds there is a beep that (beep) takes away my sanity. It doesn't let me think well, it doesn't (beep) let me exist with the calm that is expected of existence (beep), breathing becomes (beep) a prison where each inhalation (beep) is a whiplash (beep) that (beep) turns my back into a river of blood (beep), (beep) where not only my body bleeds, but also (beep) my spirit.

Every ten seconds there is a (beep) beep that interrupts my life, a beep (beep) that threatens to become more and more often (beep), or at least to be a permanent beep (beep) that I will never manage to remove from the back of my head (beep), that no matter how loud the music (beep) will stop being present for all my life, every ten (beep) seconds of my life.

Every ten (beep) seconds there is a beep around me, (beep) it seems like a metronome, every (beep) ten seconds it exists, every ten seconds it lets itself be heard (beep), every ten seconds it forces you to listen to it, not even the crying of the neighbors' baby (beep) can turn off the beep (beep).

Every ten seconds there is a beep (beep) in my ears, not even the sound of the toilet (beep) that wakes me up every day at 2 a.m. (beep) manages to disappear the beep that torments my peace of mind (beep), every ten seconds (beep) my calmness is interrupted, it is (beep) disturbed as if a stone were thrown into a calm lake (beep), but no, it is a (beep) beep that sticks in my brain like (beep) the sting of a bee (beep).

Every ten seconds (beep) a beep irritates my mood, a (beep) beep that becomes the explosion (beep) of a nuclear bomb, a beep that sits (beep) in my ear and enjoys its stay (beep) as if it were on an island paradise (beep), a beep that (beep) interrupts my breathing and can (beep) stop my heart at any (beep) moment.

Every (beep) ten seconds a beep stops my fingers as I (beep) write, every ten seconds my fingers meet (beep) a very solid invisible wall (beep) that tears my inspiration (beep) away from me, and I find it harder and more complex (beep) to reach it, the inspiration is (beep) always at the same distance, (beep) only that my tired fingers (beep) do not have the same energy (beep) to reach it, the (beep) tiredness and discouragement are greater (beep) making it impossible for my fingers to return (beep) to possess the inspiration of the first time.

Every ten seconds a beep sounds (beep) and a drop of sweat falls from my forehead to the keyboard (beep), the impossible synchronization (beep) of the beep with the drops of sweat finish (beep) breaks my patience and I stop paying attention to the beep, I am happy, only (beep) it doesn't last long. I inhale deeply (beep) and hold the air in for ten seconds (beep), when the beep sounds I exhale slowly until the beep sounds again (beep) and breathe back in.

Every ten seconds (beep) there is a beep, a beep that sets the tone of my life, a beep that is part of a countdown (beep), a countdown that when it reaches zero will be the end of everything (beep) the end of the beep, the end of the connection (beep) with this plane, the end of an unreal (beep) reality that gives me a (beep) false sense of calm, tranquility and happiness. (beep)

Every ten seconds there is a (beep) beep that will evolve, or involute (beep), I don't know, and before disappearing it will sound (beep) every five seconds, can you imagine (beep), (beep) that it stops ringing every ten seconds (beep)? I don't want it to be like that, I don't want that moment to come (beep), so I will sleep, I will sleep to dream (beep) that the beep continues to sound every ten (beep) seconds, and not every five, announcing its farewell to my company, (beep) leaving me without its company, in the abandonment of an eternal and intangible (beep) darkness (beep).

Pitido (casi) eterno | Escritos de una mente desequilibrada LXXI

Cada diez (pi) segundos hay un pitido que me (pi) quita la cordura. No me deja pensar bien, no me (pi) deja existir con la calma que se espera de la existencia (pi), respirar se convierte (pi) en una carcel donde cada inhalación (pi) es un latigazo (pi) que (pi) convierte mi espalda en un río de sangrio (pi), (pi) donde no solo mi cuerpo sangra, si no también (pi) mi espíritu.

Cada diez segundos hay un (pi) pitido que interrumpe mi vida, un pitido (pi) que amenaza con volverse más y más seguido (pi), o por lo menos ser un pitido (pi) permanente que nunca logre quitar del fondo de mi cabeza (pi), que sin importar lo fuerte que suene la música (pi) dejará de estar presente por toda mi vida, cada diez (pi) segundos de mi vida.

Cada diez (pi) segundos hay un pitido a mi alrededor, (pi) parece un metrónomo, cada (pi) diez segundos existe, cada diez segundos se deja escuchar (pi), cada diez segundos te obliga a escucharlo, ni el llanto del bebé de (pi) los vecinos logra apagar el pitido (pi).

Cada diez segundos hay un pitido (pi) en mis oídos, ni siquiera el sonido del inodoro (pi) que me despierta todos los días a las 2 de la mañana (pi) logra desaparecer el pitido que atormenta mi tranquilida (pi), cada diez segundos (pi) la fuidez de mi calma se ve interrumpida, se ve (pi) revuelta como si le tiraran una piedra a un lago en calma (pi), pero no, es un (pi) pitido que se clava en mi cerebro como (pi) el aguijón de una abeja (pi).

Cada diez segundos (pi) un pitido irrita mi estado de ánimo, un (pi) pitido que se convierte en la explosión (pi) de una bomba nuclear, un pitido que se (pi) sienta en mi oído y disfruta su estadía (pi) como si estuviera en una isla paradisíaca (pi), un pitido que (pi) interrumpe mi respirar y puede (pi) detener mi corazón en cualquier (pi) momento.

Cada (pi) diez segundos un pitido detiene mis dedos mientras (pi) escribo, cada diez segundos mis dedos se encuentran (pi) con una pared invisible muy sólida (pi) que me arranca la inspiración (pi), y cada vez me cuesta mucho más (pi) alcanzarla, la inspiración se (pi) encuentra a la misma distancia siempre, (pi) solo que mis cansados dedos (pi) no tienen la misma energía (pi) para alcanarla siempre, el (pi) cansancio y el desánimo son más grandes (pi) haciendo imposible que mis dedos vuelvan (pi) a poseer la inspiración de la primera vez.

Cada diez segundos un pitido suena (pi) y una gota de sudar cae de mi frente hacia el teclado (pi), la sincronización (pi) imposible del pitido con las gotas de sudor terminar (pi) de romper con mi paciencia y dejo de prestarle atención al pitido, soy feliz, solo que (pi) no dura mucho. Inhalo profundamente (pi) y mantengo el aire adentro por diez segundos (pi), cuando suena el pitido exhalo lentamente hasta que vuelve a sonar el pitido (pi) y respiro de vuelta.

Cada diez segundos (pi) suena un pitido, un pitido que marca la pauta de mi vida, un pitido que forma parte de una cuenta (pi) regresiva, cuenta regresiva que cuando llegue a cero será el fin de todo (pi) el fin del pitido, el fin de la conección (pi) con este plano, el fin de una realidad (pi) irreal que me otorga una (pi) falsa sensación de calma, tranquilidad y felicidad. (pi)

Cada diez segundos hay un (pi) pitido que evolucionará, o involucionará (pi), no sé, y antes de desaparecer sonará (pi) cada cinco segundos, ¿lo imaginan (pi)?, ¿(pi) que deje de sonar cada diez segundos (pi)? Yo no quiero que sea así, no quiero que llegue ese momento (pi), así que dormiré, dormiré para soñar (pi) que el pitido sigue sonando cada diez (pi) segundos, y no cada cinco, anunciando su despedida de mí compaañía, (pi) dejándome sin su compañía, en el abandono de una oscuridad (pi) eterna e intangible.