Un viaje a través de la lluvia. Cuento corto (Español/Ingles)

Cuando sintió las primeras gotas de lluvia, Lucas ya estaba sobre la hora para llegar a su trabajo, si no se daba prisa llegaría tarde otra vez. Miro su reloj y dos gotas grandes cayeron sobre él, no vio la hora, se distrajo con un pensamiento mayor, lo mucho que odiaba la lluvia. Desde que se mudó a la gran ciudad Lucas comenzó a detestar un poco los días lluviosos. El ambiente urbano, devorador de hombres y mujeres, hace que algunas cosas luzcan menos apacibles de lo que son, en el caso de la lluvia, unas cuantas gotas pueden parecer fatales para los transeúntes.

El aire trasmuta a vapor caliente y hediondo que se alza del piso directo a los ojos y la nariz, la calle de asfalto mojado, donde reposan residuos de aceite de automóvil, combustible y basura, se convierte en una pista viscosa donde se pegan los pasos y dificulta el andar, así como los inesperados charcos de agua turbia y caliente que de vez en cuando sorprende algún pie distraído y cuyas aguas bailarinas parece que celebraran la cruel emboscada, mientras el pie se sacude inútilmente y se aleja pisando quejas y maldiciones.

Lucas presentía aquel escenario asqueroso, mientras avanzaba rápido hacia la estación del metro. Se detuvo un instante, cuando noto que la lluvia se hacía más fuerte, no podía seguir, porque además de tarde llegaría empapado a su trabajo, así que se resguardo en un pequeño café que por primera vez supo que existía, a pesar de que pasaba por allí cada día.

El pequeño local estaba repleto, pues él no había sido el único con la idea de resguardarse. Quedo en toda la puerta, ya no cabía nadie más, el agua que goteaba del techo lograba salpicar pequeñas chispas en sus zapatos antes relucientes. Se quedó allí mirando al vacío, por un momento ya no escucho nada más, solo el sonido de las gotas que golpeaban los techos y el piso. Comenzó a sentirse sofocado, vapores de otros cuerpos lo envolvían, alientos tibios y agitados empañaban sus lentes, advierto que su corazón latía fuerte, pero no estaba seguro de que fuera su latir, imagino que la pared donde estaba recostado también tenía un corazón que latía y se sintió ridículo.

De repente pensó que quería salir de allí, inmediatamente se reprochó aquella locura, pero un impulso sobrenatural le hizo dar un salto afuera. El agua que caía del cielo estaba fría, una brisa fresca acaricio sus orejas, estaba tranquilo. Miro a la calle de enfrente y vio una pequeña placita, sus árboles, caminerías y bancos solitarios le llamaban de manera silenciosa. Cruzo la calle y estando allí se sentó, advirtió lo cansado que estaba, se escurrió por completo y dejo caer la cabeza hacia atrás. Las gotas daban pacitos en su rostro y sin darse cuenta estaba sonriendo, mientras el agua se arrastraba por su cuello y orejas Lucas reía a carcajadas, pues aquel travieso recorrido le hacía cosquillas.

A lo lejos oyó una risa de mujer joven, busco con sus ojos aquella presencia femenina que compartía con él ese instante en la placita, no la hallo. Busco dentro de sí, esta vez con los ojos cerrados, tropezó con un momento de su infancia. La risa de su madre inundaba la plaza y su memoria, los recuerdos más bonitos de su niñez siempre olieron a lluvia fresca y chocolate. Se levantó de prisa en busca de su madre, sintió sus pasos más livianos y sus manos más pequeñas. Corrió por toda la plaza mientras reía también, sabía que su madre había muerto hace años, pero no dejo de buscarla. Su risa fascinante percutía junto a la lluvia en todas las superficies de aquel fantasmagórico lugarcito. Lucas no supo si estaba llorando o si era la lluvia quien resbalaba en su rostro, no quiso saber. Al cabo de un rato se sentó nuevamente, no estaba triste, la lluvia estaba pasando y él ya había olvidado lo que buscaba. Se quedó allí como una estatua, con una mueca tranquila y los ojos perdidos.

Al otro lado de la calle también estaba él, mirándose a sí mismo en la plaza. No había abandonado aquel local deprimente, sus ojos dibujaron desde la puerta donde se escampaba aquella sencilla fantasía, la lluvia es una máquina del tiempo, pensó. Se permitió sonreír tímidamente antes de sentirse asqueado por el sudor que goteaba por su mano. La lluvia había parado y la gente comenzó a salir hacia la calle, el también siguió su camino. No quiso mirar hacia atrás, deseo estar en aquel banco mirando a la muchedumbre en su trajín, fantaseando tal vez con ser alguno de esos hombres tristes que viven bajo el cielo urbano.

_{Contenido original del autor.
Recursos: Tablet ZTE E10Q
Fotografías propias
Traducido con Deepl.com
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Esta es mi participación en: Reto escritura creativa - Inspiración para el crecimiento personal Invito a participar a @pietroconti @aksurevm89

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A journey through the rain. Short story (Spanish/English)

When he felt the first drops of rain, Lucas was already about time to get to work, if he didn't hurry he would be late again. He looked at his watch and two large drops fell on it, he didn't see the time, he was distracted by a bigger thought, how much he hated the rain. Since moving to the big city Lucas began to loathe rainy days a little. The urban environment, devouring men and women, makes some things look less peaceful than they are, in the case of rain, a few drops can seem fatal to passersby.

The air turns to hot and stinking steam that rises from the ground straight to the eyes and nose, the wet asphalt street, where residues of car oil, fuel and garbage rest, becomes a slimy track where steps stick and make walking difficult, as well as the unexpected puddles of hot and cloudy water that from time to time surprises some distracted foot and whose dancing waters seem to celebrate the cruel ambush, while the foot shakes uselessly and walks away stepping on complaints and curses.

Lucas could foresee that disgusting scenario, as he advanced rapidly towards the subway station. He stopped for a moment, when he noticed that the rain was getting stronger, he couldn't go on, because he would arrive soaked to his work, so he took shelter in a small cafe that for the first time he knew existed, even though he passed by there every day.

The small place was crowded, as he had not been the only one with the idea of taking shelter. The water dripping from the ceiling managed to splash small sparks on his previously shiny shoes. He stood there staring into the void, for a moment he heard nothing more, only the sound of the drops hitting the ceilings and the floor. He began to feel suffocated, vapors from other bodies enveloped him, warm and agitated breaths fogged his glasses, he noticed that his heart was pounding, but he wasn't sure if it was his heart beating, he imagined that the wall where he was lying also had a beating heart and he felt ridiculous.

Suddenly he thought he wanted to get out of there, he immediately reproached himself for that madness, but a supernatural impulse made him jump out. The water falling from the sky was cold, a cool breeze caressed his ears, he was calm. He looked across the street and saw a small square, its trees, walkways and lonely benches calling him silently. He crossed the street and sitting there, he noticed how tired he was, he slipped completely and let his head fall backwards. The drops hit his face and without realizing it he was smiling, while the water crawled down his neck and ears Lucas laughed out loud, because that naughty ride tickled him.

In the distance he heard a young woman's laughter, he searched with his eyes for that feminine presence that shared with him that moment in the little square, he did not find her. He searched inside himself, this time with his eyes closed, he stumbled upon a moment from his childhood. His mother's laughter flooded the square and his memory, the most beautiful memories of his childhood always smelled of fresh rain and chocolate. She hurriedly got up in search of her mother, felt her steps lighter and her hands smaller. He ran all over the square while laughing too, he knew his mother had died years ago, but he never stopped looking for her. Her mesmerizing laughter percussed along with the rain on all the surfaces of that ghostly little place. Lucas didn't know if she was crying or if it was the rain sliding down her face, he didn't want to know. After a while he sat down again, he was not sad, the rain was passing and he had already forgotten what he was looking for. He stood there like a statue, with a calm grimace and lost eyes.

On the other side of the street he was there too, looking at himself in the square. He had not left that depressing locale, his eyes drew from the door where he sputtered that simple fantasy, rain is a time machine, he thought. He allowed himself to smile shyly before feeling disgusted by the sweat dripping down his hand. The rain had stopped and people began to leave for the street, he too went on his way. He didn't want to look back, he wished he was on that bench watching the crowd in their bustle, fantasizing perhaps about being one of those sad men who live under the urban sky.

_{Original content by the author.
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