Aproximación a la poesía de Pere Gimferrer
Considerado uno de los principales escritores de la literatura catalana y española en general contemporánea, Pere Gimferrer nació en Barcelona (España) el 22 de junio de 1945. Es poeta, novelista, ensayista y traductor. En poesía ha publicado hasta el momento alrededor de veinte libros, pero también es autor de dos novelas –una de ellas muy galardonada- y de más de diez libros de ensayos críticos sobre pintura, literatura y cine. Es miembro de la Real Academia Española desde 1985 y ha recibido muchos premios, entre ellos el Premio Nacional de las Letras Españolas (1998), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2000) y el Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz (2006).
La poesía de Gimferrer es diversa y compleja, pues tiene un estilo prosaico (discursivo, dicen), sin desatender el logro rítmico, y un carácter metapoético (gran parte de su poesía tiene por tema la propia poesía y la relación entre autor, texto y lector); a lo que debe añadirse un mundo de referencias culturales muy amplio y el juego entre el barroquismo y el vanguardismo. En su poesía está muy presente lo amoroso y lo erótico, la crítica cultural y lo autobiográfico.
Sus poemas suelen ser extensos, en particular aquellos quizás de mayor interés en mi caso. Elegí dos de corta extensión de sus primeros libros y de más accesible interpretación, que seguidamente reproduzco con un pequeño comentario.
Arde el mar
Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
(De Arde el mar, 1966))
Se trata de un poema afable, que se regodea en un imaginario muy propio de un adolescente de los años 60-70, conquistado por el mundo de las historietas policiales y del cine fantástico con su iconografía característica, contextualizado en un ambiente propio de lugares porteños (téngase en cuenta que Barcelona está ubicada a orillas del mar).
Canción para Billie Holiday
Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófonoCon careta antigás daba un beso a los niños
Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.
(De Extraña fruta y otros poemas, 1968 – 1969)
Poema de una trágica y doliente belleza en el que Gimferrer rinde homenaje a la más importante cantante del jazz estadounidense, Billie Holiday, y a su canción Fruta extraña (Strange Fruit, en inglés), de 1939. En el poema abundan las imágenes que refieren a la muerte, la de Lady Day, como se le llamaba a Billie Holiday, quien tuvo una vida y una muerte sumidas en el sufrimiento y la pobreza; sobre todo, a esa terrible muerte infligida por el racismo a los negros del sur estadounidense con ahorcamientos en árboles, denunciada en el poema-canción (puede leer en este enlace la letra de la canción en su original y en la versión en español, y en este otro enlace una interpretación por nuestra cantante). También subyace el ambiente letal de esos años en el mundo occidental.
La voz poética parece mostrarnos el despertar o reconocimiento de la desprotección, la prohibición, la decepción, abiertos a la conciencia de una vida disuelta “en la fría oscuridad del tiempo”, perdido el amor y la juventud, como le ocurriera a Billie Holiday.
Referencias:
Gimferrer, Pere (1978). Poesía 1970-1977 Edición bilingüe. España: Visor.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pere_Gimferrer
http://amediavoz.com/gimferrer.htm
https://twitter.com/jorma08/status/1539833117447524352
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