Benjamin Péret o el surrealismo radical
Se sabe que uno de los movimientos de la vanguardia artística de mayor influencia fue el surrealismo, que, si bien iniciado en Francia hacia los primeros años de la década del 20 del siglo XX, se extendió por gran parte del mundo y prolongó su incidencia a lo largo de mucho tiempo en las diferentes artes, pero, en especial, en la literatura.
Benjamin Péret, quien muriera el 18 de septiembre de 1959 (aunque algunas fuentes dan otra fecha en el mismo año), fue uno de sus representantes más radicales. En la referencia dada podrán acceder a un resumen bastante completo de su biografía. Entre sus varios libros puedo nombrar El gran juego (1928), Yo sublime (1936), Fuego central (1947), entre otros.

Digo que es uno de los surrealistas más radicales, pues en su obra podemos encontrar la puesta en lenguaje de lo que definiera a ese movimiento: el impulso de lo irracional, a través de la “lógica ilógica” de los sueños, de lo onírico, creando una sobrerrealidad, una realidad inusitada, impensada, construida a partir de un uso de la escritura automática, libre, abierta al inconsciente y al azar.
Esa complejidad y riqueza, que puede ser perpleja, incomprensible, incómoda incluso, es la que podemos percibir en la poesía de Péret, quien, a pesar de las contradicciones con algunos de sus militantes contemporáneos, estuvo comprometido con la poética surrealista hasta el final de sus días.
Les compartiré unos poemas suyos, que no comentaré por ser tarea propia de cada lector, dada la absoluta libertad de su talante verbal. Espero que lo dicho arriba ayude a su lectura.

Parpadeo
Vuelos de loros atraviesan mi cabeza cuando te veo de perfil
y el cielo de grasa se estría de relámpagos azules
que trazan tu nombre en todos los sentidos
Rosa que tiene por tocado una tribu negra dispuesta sobre una escalera
donde los agudos senos de las mujeres miran a través de los ojos de los hombres
Hoy día a través de tus cabellos miro
Rosa de ópalo de la mañana
y a través de tus ojos me despierto
Rosa de armadura
y a través de tus senos de explosión pienso
Rosa de estanque verdinoso de ranas
y en tu ombligo de mar Caspio duermo
Rosa de rosal silvestre durante la huelga general
y entre tus espaldas de vía láctea fecundada por cometas me pierdo
Rosa de jazmín en la noche de lavandería
Rosa de casa hechizada
Rosa de selva negra inundada de sellos de correo azules y verdes
Rosa de cometa volando sobre un terreno vago donde batallan niños
Rosa de humo de cigarro
Rosa de espuma de mar hecha cristal
Rosa
(De Yo sublime - Versión de Cesar Moro)

Prueba formal
Sabes tú morir sin el permiso del nadador
si respondes sí
tú eres el hombre anunciado por la ley
el hombre audaz de labios de elefante
el mentiroso puesto a prueba por el hierro y el fuego
el sabio demoníaco que convertirá el mundo en hilos de sangre
el infierno de pez en donde caerán los seres milagrosos
que encuentras cada tarde al salir del teatro
minas de sal
avenida decorada con flores silvestres
tormenta sexual
para disuadir a los conquistadores de la Gran Rueda
(De El gran juego - Versión de Manuel Álvarez Ortega)
Imperativo
Temer el sudor de las moscas extraviadas en los barrios en construcción
Envilecer los jarros de estaño hasta que sean desgarrados por los cachorros
Retorcer los antiguos armarios para extraer un poco de polvo
de rubí con qué colorear los lagos
Silbar repetida y largamente para que acudan los huesos bien
blanqueados que no quieren entender razones
Lavar la tinta con vino rojo para distraer a los niños que riñen en el patio
Cortar la luz en cuatro y arrojarla a las fieras
Extraer de la arena todos los dientes que contiene para levantar muros
Transformar las armaduras en incubadoras para obtener polluelos de pico largo
Aplastar a las tortugas hasta convertirlas en mantillas
Regar todos los días las banderas con aceite de máquinas
Quemar los camembert pasados hasta que salte el fénix
Acariciar las lentejas una por una antes de sembrarlas
Sacudir los tapices con una navaja para fabricar jaulas de canarios
Agotar las reservas de oro para comprar horquillas de cabello
Asustar a las langostas que intentan penetrar en una tabaquera
Cocinar los violines en salsa blanca
Dorar las escaleras para evitar barrerlas
Caracolear en las iglesias a la hora de la misa solemne
pero no insultar nunca al cartero para expulsar a los ratones de la péndola
que atacarían los bronces artísticos a picotazos.
(De Fuego central - Versión de Aldo Pellegrini)
Referencias:
https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=peret-benjamin
Pellegrini, Aldo (1981). Antología de la Poesía Surrealista. España: Edit. Argonauta.
http://amediavoz.com/peret.htm

Gracias por su lectura.




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