D. H. Lawrence: un narrador de pensamiento trascendentalista

avatar
(Edited)

Quien ha sido considerado por importantes críticos como una de las figuras más importantes de la literatura inglesa del siglo XX, David Herbert Lawrence, nació el 11 de septiembre de 1885 en Eastwood (Inglaterra). Fue autor de varios libros, pero, sobre todo, de novelas de gran fama como Hijos y amantes (1913), Mujeres enamoradas (1920), La serpiente emplumada (1926), la polémica El amante de Lady Chaterley (1928).


Lawrence.png
El escritor D. H. Lawrence - Fuente

Lawrence fue un hombre de actitudes e ideas transgresoras para su época y país, lo que provocó censura y desaprobación a su obra y a su persona. A propósito de esta vena de su vida, publiqué el año pasado en esta plataforma el post del que les dejo el enlace, por si les interesara leerlo. Como producto de esa situación de discordia, decidió emprender lo que llamó su “peregrinación salvaje”, que supuso un exilio voluntario de su país para entregarse a continuos viajes por Europa y Asia, hasta Estados Unidos y México.

De su experiencia en México es producto su novela citada, La serpiente emplumada, que abreva en el famoso mito náhualt, así como poemas, ensayos y crónicas, textos que fueran reunidos, traducidos y prologado por la poeta mexicana Elisa Ramírez Castañeda en el libro Estrella del alba y del atardecer. Algunos escritos americanos, de 1997.

Sabemos, por expresiones de sus narradores y/o personajes en sus textos narrativos, o en sus poemas, que Lawrence era un pensador que daba primacía al mundo interior y lo que su riqueza, en conexión con lo cósmico, era capaz de transformar en la exterioridad. Tal como lo destaca Elisa Ramírez en su prólogo:

Toda la literatura y la vida de Lawrence son la bitácora de los esfuerzos por lograr (una) nueva conciencia, por retornar el equilibrio al ser humano, por considerar el amor como categoría cognoscitiva, por situar a la escritura como un dictado de la sangre (…)


Portada del libro.jpg
Portada del libro citado y comentado - Fuente

Pasaré seguidamente a reproducir unos breves fragmentos de los escritos incluidos en este libro, que manifiestan ese pensamiento “trascendentalista”, como lo he adjetivado para sintetizar, a conciencia de que quizás no sea del todo apropiado.

El antes y el después son materia de la conciencia. El instante mismo es siempre agudo como el filo de navaja del olvido, como el cuchillo del sacrificio.

Es raro que pensemos en líneas rectas, puesto que no existen, y hablemos de cursos rectos cuando cada ruta, tarde o temprano, gira claramente y retorna al centro. Pues el espacio es curvo y el cosmos es una esfera dentro de otra esfera y el camino de un punto a otro inevitablemente da vuelta, como las grandes alas de los gavilanes, que se apoyan en el aire como si fuera la mitad invisible de una elipse.


Sólo cuenta lo que es enteramente intangible, la chispa del intercambio. Aquello que nunca podrá tenerse, que se va para siempre, que siempre vuelve y nunca se detiene: la chispa del contacto.

Como la estrella vespertina, cuando no es ni de noche ni de día. Como la estrella vespertina entre el sol y la luna, que no es atraída por ninguno. El intermediario fugaz, la estrella vespertina visible sólo donde el día y la noche se separan y siempre es más maravillosa que ambos.


Estrella del alba y el atardecer.jpg
Fuente

Estamos equivocados. Creer conocerlo todo es el estado que resulta de estar tras el celofán de la civilización. Debajo está todo lo que no conocemos y tenemos miedo de conocer. Descubrí esto, con fuerza demoledora, cuando estuve en Nuevo México.

Pero el alma se detiene y toma aliento pues el asombro es el aliento mismo del alma.

***

Es poco lo que podemos o queremos decir de esas citas de Lawrence, pues se trata de propiciar la reflexión propia del lector. Nuestro escritor condensa un pensar que puede ser muy antiguo o moderno, como el valor del instante y la relatividad de tiempo y espacio, la circularidad incluso cósmica, la limitación del conocimiento frente al universo, la vindicación del asombro… Pero lo que, particularmente, me complace es el empleo de la imagen de la estrella del amanecer o el atardecer para hablarnos de ese interregno del tiempo donde la ambigüedad e instantaneidad de la vida cósmica se manifiesta.


Referencias:

Lawrence, D. H. (1997). Estrella del alba y del atardecer. Algunos escritos americanos. México: Mirada Viajera / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
https://es.wikipedia.org/wiki/D._H._Lawrence


Vector abstracto 1.jpg


Gracias por su lectura.


Gif diseñado por @equipodelta







0
0
0.000
11 comments
avatar

Qué interesante. No sabía que Lawrence profundizara tanto en temas como el tiempo y el espacio. De todas las obras que usted menciona al principio de la publicación, solo he leído El amante de Lady Chaterley, una novela atrapante que retrata muy bien a la sociedad de aquella época, con personajes inolvidables y un final completamente inesperado.

Tras leer esta publicación, teniendo como referencia lo contado anteriormente, me dan ganas de volver a Lawrence y conocer esas obras que aún no he leído. Saludos cordiales.

0
0
0.000
avatar

Gracias por tu amable visita, amigo @juniorgomez. Te recomiendo especialmente La serpiente emplumada. Saludos.

0
0
0.000
avatar

Lawrence, pudo haber tenido mucha fama en estos tiempos de LGBT, es lógico suponer que la sociedad del siglo XX no estaba preparada para la libertad sexual que existe hoy y que se ha desencadenado de una manera inimaginable... 😂

0
0
0.000
avatar

Gracias por tu visita y comentario. El problema es que Lawrence vivió hasta 1929; si hubiera vivido de los años 60 en adelante, y quizás en EEUU, no habría sido tan acosado. Recuerda que el movimiento por la libertad sexual comenzó en la década del 60 del siglo XX. Saludos, @trascendente.

0
0
0.000
avatar

Igual es un desperdicio. Hombre debe ser hombre y mujer mujer.... Esas anormalidades, esas disfuncionalidades no las comparto. Y menos aún que quieran meter esos aspectos sexuales hasta en las comiquitas y series juveniles que ven los niños.

0
0
0.000