[ENG-SPN] A look at the Lady of Cathedrals / Un vistazo a la Dama de las Catedrales

It stands in the same place where the old Romanesque cathedral was, which was partially or totally destroyed in the 15th century, during the so-called War of the Communities, a few meters from the famous Segovian Alcázar, which, of course, it has fulfilled. shade. Named, both for its colossal dimensions and for its harmonious elegance, by the nickname of the Lady of the Spanish Cathedrals, this immeasurable set of sacred architecture continues to watch time pass, with glorious indifference, jealously guarding the secrets of an Art, the Gothic, in whose execution and stellar design one of the greatest architects of the time participated: Juan Gil de Ontañón.

Even sharing a title with the virginal figure of the Assumption, he is, nevertheless, the mysterious character of the Visigoth hermit, Saint Frutos, Patron Saint of Segovia, who, with his book open in his hands - some sources think that it is the Apocalypse that Saint John wrote in a state of trance, during his exile on the island of Patmos - powerfully attracts attention, severely immortalized in its unique main and baroque cover, a detail that, according to the hoax, in no way lacking in creativity, of the common people, It means that, when the old hermit finishes turning the last page of the book, the world will come to an end. Something that, on the other hand, and judging by the turbulent international tensions that characterize our uncertain present, seems more plausible every day.

Se levanta en el mismo lugar en el que estaba la vieja catedral románica, que quedó parcial o totalmente destruida en el siglo XV, durante la llamada Guerra de las Comunidades, a escasos metros del famoso Alcázar segoviano, al que, desde luego, hace cumplida sombra. Denominada, tanto por sus colosales dimensiones, como por su armónica elegancia, con el sobrenombre de la Dama de las Catedrales españolas, este inconmensurable conjunto de arquitectura sagrada, continúa viendo el tiempo pasar, con gloriosa indiferencia, guardando, celosamente, los secretos de un Arte, el Gótico, en cuya ejecución y estelar diseño participó uno de los más grandes arquitectos de la época: Juan Gil de Ontañón.

Aun compartiendo advocación con la figura virginal de la Asunción, es, no obstante, el misterioso personaje del eremita visigodo, San Frutos, Patrón de Segovia, quien, con su libro abierto entre las manos -algunas fuentes piensan que se trata del Apocalipsis que San Juan escribió en estado de trance, durante su exilio en la isla de Patmos- llama poderosamente la atención, severamente inmortalizado en su singular portada principal y barroca, detalle, que, según la superchería, en modo alguno carente de creatividad, del pueblo llano, significa, que, cuando el viejo eremita termine de pasar la última página del libro, el mundo llegará a su fin. Cosa, que, por otra parte, y a juzgar por las convulsas tensiones internacionales que caracterizan nuestro incierto presente, parece cada día más plausible.

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