[ENG-SPN] Memories of a Christmas ball / Memorias de una bola de Navidad

It is an exciting experience when you feel that that dark box is reopened where you rest in a pleasant dream in the warmth of that sweet mattress made up of some wood shavings that remind you of the hay in that poor manger in Bethlehem where the Savior was born, while some hands -generally, the same ones that fired you the previous year- bring you back to light, giving you the opportunity to once again be the mirror where young, old and children look at each other with hope, happy, no doubt, that that wheel that is life continues to turn and for another year, we can celebrate, with the optimism that characterizes it, that holiday, always loaded with endearing poetry, which is Christmas.

It may not seem like it, but, even if you think otherwise, this is a difficult moment and I would be lying if I said that it does not scare us, because as you can well imagine, we are extremely fragile in constitution, because, although our soul has been tempered to the fire, our body continues to be of that matter with which dreams are forged, which is nothing other than glass.

For this reason, when we finally see ourselves swinging from the friendly branches of the Christmas tree, we breathe a sigh of relief, grateful to the hands that have treated us with so much affection and we rejoice with joy every time you come to see us, melting into you in a hug. fraternal, every time you look up at us and your smile, overflowing with spontaneous happiness, remains engraved in our hearts, as a bond of hope, which, in addition to uniting us, encourages us to embrace each other again, year after year, perpetuating our sincere friendship.

Resulta una experiencia emocionante, cuando sientes que se vuelve a abrir esa oscura caja donde reposas en un agradable sueño al calor de ese dulce colchón formado por unas virutas de madera que te recuerdan al heno de aquel pobre pesebre de Belén donde nació el Salvador, mientras unas manos -generalmente, las mismas que te despidieron el año anterior- te sacan de nuevo a la luz, dándote la oportunidad de volver a ser el espejo donde jóvenes, viejos y niños se miran con ilusión, felices, qué duda cabe, de que esa rueda que es la vida continúe girando y otro año más, podamos celebrar, con el optimismo que la caracteriza, esa fiesta, cargada siempre de entrañable poesía, que es la Navidad.

Puede que no lo parezca, pero, aunque penséis lo contrario, se trata de un momento difícil y mentiría, si dijera que no nos asusta, pues como bien podéis imaginaros, somos de constitución extremadamente frágil, pues, aunque nuestra alma se haya templado al fuego, nuestro cuerpo continúa siendo de esa materia con la que se forjan los sueños, que no es otra cosa que el cristal.

Por eso, cuando por fin nos vemos balanceando de las amistosas ramas del Árbol de Navidad, respiramos aliviadas, agradecidas a las manos que con tanto cariño nos han tratado y nos regocijamos de alegría cada vez que venís a vernos, fundiéndonos con vosotros en un abrazo fraternal, cada vez que levantáis la vista hacia nosotras y vuestra sonrisa, desbordante de espontánea felicidad queda grabada en nuestros corazones, como un vínculo de esperanza, que, además de unirnos, nos emplaza a volver a abrazarnos, año tras año, perpetuando nuestra sincera amistad.

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