[ENG-SPN] That Madrid of the taverns / Aquel Madrid de las tabernas

If there is something that characterizes that old, traditional, legendary Madrid and lover of good writing, precisely that which is the culmination of the best Literature of an entire era and that has as a common denominator, worth the metaphor, that life of misery that However, it gives wings to the imagination and by default, to creativity, are the old taverns: those same ones, which apart from gratify the stomach with the most consistent and appetizing of traditional Madrid food, also entertained the intellect, allowing in its interior, those prodigious gatherings that are sorely missed nowadays.

Few are, in fact, the gatherings that have survived an age of intellectual paganism such as the one we are going through, where it seems that Culture and that knowledge, which until just two days ago, did not occupy a place, have descended - and I say with all due respect- at the level of the prostitute in the corners.

And notwithstanding what has been said, even without gatherings, but with that undoubted whiff that gives off everything that smacks of heterodoxy, of transgression, especially in relation to the weaknesses of Gargantua and Pantagruel -according to Rabelais, food and drink and how much more homemade, better - they still continue to attract the attraction, above all, of that multitude of international visitors, who have learned, if only enough, to know where the good and memorable are always found.

Si hay algo que caracteriza a ese Madrid antiguo, castizo, legendario y amante de la buena pluma, precisamente esa que es el colofón a la mejor Literatura de toda una época y que tiene como denominador común, valga la metáfora, esa vida de miseria que da alas, no obstante, a la imaginación y por defecto, a la creatividad, son las viejas tabernas: esas mismas, que aparte de gratificar el estómago con lo más consistente y apetitoso de la comida tradicional madrileña, amenizaban también el intelecto, permitiendo en su interior, esas prodigiosas tertulias que tanto se echan de menos hoy en día.

Pocas son ya, en realidad, las tertulias que han sobrevivido a una época de paganismo intelectual como la que estamos atravesando, donde parece que la Cultura y ese saber, que, hasta hace apenas dos días, no ocupaba lugar, han descendido -y lo digo con todo respeto- al nivel de la meretriz en las esquinas.

Y no obstante lo dicho, aun sin tertulias, pero con ese indudable tufillo que expide todo aquello que huele a heterodoxia, a transgresión, sobre todo en lo relacionado a las debilidades de Gargantúa y Pantagruel -según Rabelais, la comida y la bebida y cuanto más casera, mejor- todavía continúan atrayendo la atracción, sobre todo, de esa multitud de visitantes internacionales, que han aprendido, siquiera sea lo suficiente, para saber dónde se encuentra siempre lo bueno y memorable.

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