[ENG-SPN] The Autumn of Campoamor / El otoño de Campoamor

Certainly, there are many who, on their way to that splendid labyrinth of natural voluptuousness, which is the Rosaleda del Parque del Retiro -let's say, true to my custom, I continue talking about Madrid- stop in front of the monumental sculpture, made by the artist, Lorenzo Coullant Valera and placed -hopefully, per secula seculorum- in 1914, the year, anyone would say, of the Tiger -because it meant for Europe something similar to the Chinese invasion of Tibet: the end of one world and the beginning of another new, which was supposed to be better- but few are, in reality, those who remember the distinguished Asturian poet and senator, Don Ramón de Campoamor.

Born in September 1817, in a small village in the Council of Navia, called La Piñera -not to be confused with that other, near the Monsacro, which was the origin of the priest's famous love affair with the miller, as the hilarious assertion popular ditty- the most remarkable quality of this endearing character and heartfelt poet, capable of being moved and crying to tears listening to the ancient chords of the Danza Prima, was something that today, not only shines by its absence, but could be considered as a utopia: integrity.

Integrity, that of this other good man, like Machado - it's good that our politicians today took note, as well as those brainless little Taliban who dedicate themselves to poisoning everything that they will never be able to understand, much less feel - that went as far as the point of giving away his works to publishers, faithful to his noble belief that Art could not be conceived with profit. Perhaps for this reason or because life, after all, is pure poetry, autumn always devotes special attention to it, albeit briefly, making the place where the people of Madrid pay homage to its memory, an idyllic poem, where beauty tributes with elegance to honesty.

Muchos son, los que, camino, ciertamente, de ese espléndido laberinto de voluptuosidades naturales, que es la Rosaleda del Parque del Retiro -pongamos, que fiel a mi costumbre, continúo hablando de Madrid- se detienen frente a la monumental escultura, realizada por el artista, Lorenzo Coullant Valera y colocada -esperemos, que per secula seculorum- en 1914, año, cualquiera diría que del Tigre -pues significó para Europa algo parecido con la invasión china del Tíbet: el fin de un mundo y el comienzo de otro nuevo, que se suponía que iba a ser mejor- pero pocos son, en realidad, los que recuerdan al insigne poeta asturiano y senador, Don Ramón de Campoamor.

Nacido en septiembre de 1817, en una pequeña aldea del Concejo de Navia, de nombre La Piñera -no confundir con aquella otra, cercana al Monsacro, que fue el origen de los famosos amoríos del cura con la molinera, tal y como asevera la hilarante cancioncilla popular- la cualidad más notable de este entrañable personaje y sentido poeta, capaz de emocionarse y llorar a lágrima tendida al escuchar los ancestrales acordes de la Danza Prima, era algo que hoy en día, no sólo brilla por su ausencia, sino que podría ser considerado como una utopía: la integridad.

Integridad, la de este otro hombre bueno, como Machado -que bueno que tomaran nota nuestros políticos de hoy, así como esos pequeños y descerebrados talibanes que se dedican a emponzoñar todo aquello que nunca podrán comprender y mucho menos llegar a sentir- que llegaba hasta el punto de regalar sus obras a las editoriales, fiel a su noble creencia de que no se podía concebir el Arte con el lucro. Quizá por ello o porque la vida, después de todo, es pura Poesía, el otoño le dedique siempre una atención especial, aunque breve, haciendo del lugar donde el pueblo de Madrid rinde cumplido homenaje a su memoria, un idílico poema, donde la belleza tributa con elegancia a la honestidad.

RELATED MOVIE / VÍDEO RELACIONADO:

NOTICE: Both the text and the accompanying photographs are my exclusive intellectual property and therefore are subject to my Copyright.
AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.