Bodega

avatar
(Edited)

En un lugar del mundo había una niña, que todas las tardes anhelaba poder tener algo de dinero, con un medio o un real se conformaba para ir corriendo a la bodega que quedaba cerca de su casa.

image.png

fuente

El señor Cirilo, el dueño de la bodega, las veces que la niña Libi iba, la recibía con mucho cariño, y le decía: “Mi querida niña hoy que vas a querer”, y mostrándole sus pequeñas manos le daba aquella pequeña monedita para poder comprar algo. Luego decía Libi: “señor Cirilo, por favor me da un pepito, chupeta, caramelos, galletas…”, y continuaba con la lista inmensa que llegaba para comprar.

Pero el señor Cirilo con una dulce sonrisa, tomaba aquella monedita y le decía: “Vamos a ver que puedes comprar con esto”. El señor Cirilo se acercaba a los estantes con una cestica e iba metiendo algunas cosas que Libi le había pedido, pero lamentablemente lo que traía no le alcanzaría pero el bondadosamente le daba chucherías más de lo que alcanzaba, sabiendo que la abuela de Libi pasaría a final de quincena a cancelar, Libi no tenía ni idea, por su inocencia, e ignorancia con las cuentas de lo que podría comprar con esa pequeña moneda, pero lo importante de todo es que hacía feliz al señor Cirilo poder alegrarle la tarde a la niña Libi.

image.png

fuente

Al llegar a su casa, ella compartía con su familia lo que traía, su abuela al llegar siempre le preguntaba que quien le había regalado todo eso, y Libi inocentemente respondía: “Abuela, nadie me lo regaló, yo lo compré con mi esfuerzo”.

Libi lograba sacarles una sonrisa a sus familiares al ver tan hermosa inocencia. Rato más tarde salía a jugar con sus vecinitos de la vecindad y compartía nuevamente algo más de lo que quedaba de sus chucherías que ella pensaba que compraba con aquella monedita.

Libi decía a su abuela: “Abuelita, necesito trabajar, para poder ganar dinero con el sudor de mi frente como hacen ustedes los adultos, para yo poder comprar mis chucherías todos los días.

image.png

fuente

Libi comenzó a buscar la manera de ganarse su real o su medio, sus tías le decían: “si me rascas la espalda te pagaré”. Libi con mucha ilusión le decía que sí, que por cuanto rato lo debía hacer y sus tías le respondía hasta que me deje de picar la espalda. Libi respondió: esta bien tías, así lo haré. Libi le hacía cien cosquillitas, es decir, pasar la mano por la espalda, lo único malo es que las tías se quedaban dormidas y tenía que esperar que despertaran.

Libi comenzó hacer lo que sus tías le pedían, algunas veces le mandaban hacer algunos quehaceres o compras y ella con gusto lo hacía, le gustaba primero que nada lo que hacía, pero lo más emocionante es que ella consideraba todo esto como un trabajo, ella sentía que se estaba ganando el dinero con el sudor de su frente.

Siempre le preguntaba a sus familiares o vecinos para ver si querían que ella les hiciera los mandados, siempre había alguno que le daba trabajo a Libi. Aunque sabía que a su abuela eso no le agradaba ya que su abuela siempre le decía que las niñas no hacían mandados.

Con mucha alegría en el transcurso de la tarde corría con mucha emoción a la bodega del señor Cirilo, a comprar sus golosinas. El señor Cirilo le tenía mucho cariño a Libi, le hacía recordar a sus nietos que no había podido conocer porque sus hijos se habían ido del país, en busca de mejores caminos. Siempre el señor Cirilo estuvo ahí para darle un buen consejo a Libi y ella con mucha alegría le escuchaba.

Todas las palabras del señor Cirilo quedaban grabadas en la mente y en corazón de Libi, muchas de estas palabras le sirvieron en su crecimiento emocional e intelectual.

image.png

fuente

Libi algunas veces también iba corriendo a comprar los famosos helados de coco de la sra Lucía, una mujer muy trabajadora, dócil y cariñosa que vivía desde hace muchos años en ese lejano lugar. La señora Lucía había quedado viuda hace 9 años y sus hijos también tuvieron que partir a otros lugares buscando estudios y mejores trabajo.

La señora Lucia sacó adelante 3 hermosos hijos, personas con muchos valores y talentos. Pero la tristeza de quedar sola fue haciendo que los años cayeran más rápidamente sobre ella.

Libi desde lejos la divisaba en su mecedora, sentada en las afuera de la casa, corría Libi al verla, con mucha alegría la señora Lucía se ponía de pie a buscarle su helado de coco a Libi, muchas veces Libi lograba pagar, pero otras la señora Lucía le regalaba el helado, o le fiaba para que ella fuera adquiriendo responsabilidades y se fuera forjando como persona.

Libi decía: “Cuando sea grande quiero tener mi propia bodeguita”, esto no pasó nunca porque ella comprendió que si tenía una bodega se comería todas las chucherías. Libi no tuvo su bodega pero ha sido siempre una mujer trabajadora, que siempre ha querido trabajar para poder comprarse sus propias cosas, ya después de grande, al tener su propia familia, hijos, comprendió que quería tener trabajo para darle todo a sus hijos, que nunca le falte nada, y hasta el presente así ha sido.

image.png

No se sabe que pasó con el señor Cirilo y su bodega, tampoco se sabe que pasó con la señora Lucía, lo que sí se sabe es que Libi aprendió la responsabilidad que implica un trabajo, mantener la familia, saber sostenerse económicamente en este país tan difícil, pero sobre todo aprendió a compartir, a dar de lo que tiene y no de lo que le sobra, aprendió a regalar sonrisas así como el señor Cirilo y la señora Lucía se las regalaba cada día sin cobrársela, porque la sonrisa ni la felicidad se venden, se da en abundancia.

Nuestro corazón es como una bodega, que tenemos cosas variadas para ofrecer, desde cosas buenas, como malas, lo importante es sacar de esa bodega las cosas malas, y vivir las cosas buenas, dando lo mejor de sí, compartiendo lo que tenemos sin pesar en el precio.

La felicidad, los amigos, la familia, el compartir, no tienen precio, el amor se dona, se da, sin medidas y sin preferencias.

Libi siempre se sintió amada y aprendió la responsabilidad del trabajo, hoy en día es lo que es, gracias a las personas buenas que Dios puso en su camino, ella se esfuerza cada día por ser mejor, buscando seguir siendo ejemplo de sus hijos y de su hermoso nieto.

Las imágenes gratuitas pixabay con sus respectivas fuentes. La imagen realizada con aplicación Social Media Post fue realizada con imágenes de mi propiedad y la firma con aplicación Canva.

image.png



0
0
0.000
2 comments
avatar

Amiga @lisfabian preciosa historia de vida sigue adelante.
Un abrazo.

0
0
0.000
avatar

Hola apreciada @mafalda 2018 esas bodeguitas tan hermosas, las recuerdo en esta etapa de mi vida como de juguetes. Sus dueños eran tan pintorescos, amables sus cabelleras blanquitas y esa sonrisa tierna. Los torontos siempre mis preferidos pero un baseball también era bueno. Un abrazo y gracias por pasar y siento que muchos se identificaran y recordaran esas bodeguitas que todos en algún momento quisimos tener.

0
0
0.000