La calistenia no es solo un deporte; es una danza (por decirlo así) de fuerza y gracia que desafía nuestro cuerpo y mente. Junto a mis compañeros, hemos explorado los límites de lo que somos capaces, aprendiendo que cada flexión, cada salto, y cada momento suspendidos en el aire, es una lección de resistencia y voluntad.

Lo que se ve en el vídeo es el resultado de horas de práctica, de caídas y levantamientos, y sobre todo, de un espíritu de equipo inquebrantable, es el ensayo de nuestra próxima presentación en un colegio cercano. Pero más allá de la técnica y la habilidad, lo que realmente resalta es la camaradería. Compartir este viaje con mis compañeros ha sido tan enriquecedor como el entrenamiento mismo.